Las caras fragancias actuales elaboradas
con almizcle sintético nacieron de los experimentos con explosivos. Gracias a
ello, el raro ciervo almizclero siberiano se salvó de la extinción.
El almizcle es una sustancia con
un olor fuerte y característico que se utiliza mucho en la fabricación de
perfumes y cosméticos. Originalmente, se extraía de una glándula situada cerca
del ano de algunos mamíferos, especialmente el ciervo almizclero
siberiano (Moschus moschiferus), un pequeño mósquido (que no un
cérvido) de largos colmillos y costumbres nocturnas que habita en que habita
los bosques montañosos del noreste de Asia.
Los ciervos almizcleros machos son
conocidos por su capacidad para producir almizcle, que utilizan para atraer a
las hembras durante la temporada de apareamiento. Además del ciervo almizclero,
otras especies como el bisonte almizclero, la rata almizclera, el gato civet
africano, el pato almizclero (Biziura lobata), el escarabajo almizclero
(Calichroma moschata) y otros animales y algunas plantas producen
sustancias olorosas similares al almizcle.
Los perfumistas árabes del siglo
VI fueron los primeros en descubrir que diluir el contenido maloliente y seco
de la pequeña cápsula encontrada cerca del ano del ciervo almizclero no solo producía
un aroma agradable, sino que, al agregarse a los perfumes, permitía que el
aroma perdurara más tiempo. El almizcle incluso se incorporaba al mortero de
los edificios importantes para que incorporara un olor agradable al ambiente.
Incluso existía la creencia de que el aroma tenía cualidades afrodisíacas y,
por lo tanto, aumentaba el placer de las actividades eróticas.
Los europeos aprendieron sobre la
perfumería de los árabes y reconocieron el valor de agregar almizcle a sus
productos. El problema era la escasez de suministro. Se encontraron algunas
fragancias similares al almizcle en las secreciones glandulares de otros
animales, pero no eran iguales al auténtico.
En 1888, Albert Baur estaba trabajando arduamente para intentar hacer explotar cosas. Habían pasado 30 años desde que se creó el trinitrotolueno (TNT) y los científicos querían una sustancia química que tuviera un efecto explosivo mayor. Baur pensó que, agregando cuatro átomos de carbono a la molécula, un grupo "butilo" aumentaría la capacidad interna de inflamarse. No solo no funcionó, sino que lo que era peor: ¡apestaba!
No hay mal que por bien no venga: la idea resultó ser un fracaso, pero Baur se dio cuenta de la semejanza del olor del TNT con el del almizcle lo que demostraba que el aroma podía producirse fácilmente y barata a gran escala. Su creación química tenía una fragancia cálida y sensual que él bautizó como “almizcle de Baur”. Se convertiría en la base de muchos perfumes populares y daría inicio al mundo multimillonario de los aromas sintéticos.
Como tantas veces ocurre en las
investigaciones científicas, en 1935, gracias a una serendipia, la solución
llegó de una fuente inesperada. Wallace Carothers,
de la empresa química DuPont, acababa de inventar el nailon y, en el proceso,
se había convertido en un experto en unir pequeñas moléculas para formar cadenas
(polímeros).
Al estudiar la estructura de la muscona,
Carothers se preguntó si podría usar una reacción similar para unir los
extremos de una cadena de átomos de carbono para formar un anillo. No pasó
mucho tiempo hasta que nació "Astrotona",
el primer almizcle "macrocíclico" (que significa gran anillo). Su
estructura no era exactamente igual a la muscona, pero estaba lo
suficientemente cerca como para ser un éxito comercial. Todavía se produce hoy con el nombre patentado de Musk
T, que, dicho sea de paso, viene de “musk”, el nombre en inglés del almizcle,
y nada tiene que ver con quien está usted pensando por repugnante que le
parezca.
La búsqueda de almizcles
sintéticos mejorados no terminó con la Astrotona. Al final de la Segunda Guerra
Mundial, la química sintética había avanzado a pasos agigantados y los químicos
volvieron a centrarse en los nitroalmizcles para ver si podían modificarlos
para reducir su propiedad fotosensibilizante.
Resultó que los grupos nitro en la molécula eran los responsables de la fotosensibilidad inducida a las personas. Eliminándolos, y haciendo algunos ajustes en la estructura básica, dio como resultado una nueva clase de almizcles sintéticos llamados "policíclicos" (con varios anillos), que podían producirse económicamente y se podían incorporar en una amplia gama de productos. Hoy en día, hay una amplia variedad de almizcles sintéticos disponibles para que los perfumistas trabajen con ellos. Eso, imagino, es un gran alivio para el ciervo almizclero macho.