Como supongo que están haciendo millones de conductores, me planteo la
posibilidad de que mi próximo vehículo sea eléctrico. Cuando me pongo a
indagar, descubro que dilucidar la conveniencia de la compra de un coche “cero
emisiones” me introduce en un terreno donde se pueden leer varios bulos
energéticos.
Aunque el vehículo eléctrico supone la posibilidad de dejar de depender en
gran medida del petróleo, genera muchas reticencias entre sus potenciales usuarios,
que desconfían de vehículos que desconocen y que requieren una infraestructura
y una gestión distinta a los vehículos de combustión que ya están en el mercado
desde hace más de un siglo. Esta circunstancia,
unida a los intereses económicos implicados en todo lo que tiene que ver con
los vehículos convencionales, convierte el asunto en un terreno abonado para la
desinformación. Examinaré cuatro afirmaciones desinformadas a veces, mal
intencionadas en otras.
1ª. La red eléctrica no podrá soportar la demanda si todos los coches son
eléctricos
Entre los distintos mitos que rodean al vehículo eléctrico, se encuentra la
afirmación de que la red eléctrica de un país no podrá soportar que todos los
vehículos sean eléctricos. Quienes apoyan esta idea, que no son pocos, la
expresan de dos formas diferentes. La primera es la preocupación por la
cantidad de energía necesaria para alimentarlos, porque hay quienes piensan que
no se puede generar suficiente electricidad para que todos los vehículos sean
eléctricos. La otra forma de presentarlo se refiere a la gestión de red y a una
supuesta sobrecarga de esta, ya que según esta hipótesis los vehículos no podrían
cargar todos a la misma hora sin que la red eléctrica colapsara.
Voy a analizar ambos planteamientos usando el ejemplo español, que podrá
servir por extrapolación a otros países. En números redondos, en España hay
actualmente veinticinco millones de turismos, una cantidad de vehículos tan
elevada como infrautilizada, porque buena parte de ellos se usan poco, como se
puede comprobar mirando el kilometraje medio que realiza un vehículo español
según el Instituto Nacional de Estadística: 12 653 km al año.
Como media, un vehículo eléctrico necesita de media 16 kilovatios-hora (kWh)
pra recorrer 100 km. Considerando el kilometraje medio anual de un vehículo en
España, podemos calcular la energía necesaria para mover nuestro parque
automovilístico. Cada vehículo necesitaría de media 2025 kWh/año de energía
que, multiplicado por los veinticinco millones de turismos, nos da 50 625 000 000
kWh, o sea, 50,625 teravatios-hora (TWh9. Como la red eléctrica española tiene
alrededor de un 10% de pérdidas, necesitaríamos generar 56,25 TWh adicionales a
lo que ya se genera actualmente.
Generar esa cantidad no es tan complicado. Ese incremento es más o menos el
mismo aumento de demanda eléctrica que hubo en España en tan solo cinco años, de
2002 a 2007. Para generar esta cantidad necesitaríamos alrededor de 23 GW de
energía eólica o, alternativamente, 35 GW de energía solar. Por establecer otra
comparación, también se corresponde con la electricidad generada por siete
reactores nucleares. No es una cantidad disparatada de energía ni mucho menos.
De hecho, entre los años 2019 y 2023, España instaló una potencia renovable
capaz de generar más del 80% de esa cantidad y ¡en solo cuatro años!
Descartada la idea de que la generación de energía suponga un problema insoluble,
vamos a comprobar si la red eléctrica podría soportar el incremento de esa
demanda energética. He escuchado muchas veces decir que es imposible que la red
eléctrica pueda permitir que todos los coches carguen a la vez.
Eso es absolutamente cierto, tan cierto como que sería imposible que la red
de agua pudiese dar presión adecuada a todos los grifos del país si abrieran todos
al unísono o que la propia red eléctrica pudiera mantener en funcionamiento
todas las máquinas eléctricas del país conectadas al mismo tiempo. Eso no ha
pasado nunca y nunca va a pasar, sino todo lo contrario, pues, de hecho, la
demanda eléctrica es bastante previsible y las mayores distorsiones se producen
con olas de calor y frío, que también son predecibles.
Por esta misma razón, jamás van a estar cargando a la vez todos los
vehículos eléctricos de un país. Quienes se cuestionan el coche eléctrico
plantean un escenario apocalíptico en el que todos los vehículos cargan de
noche a la vez. Descártelo. La realidad es que un vehículo eléctrico no
necesita cargar ni todas las noches ni todas las horas de una noche.
Usando el mismo dato de 2025 kWh/año, eso implica que un coche solo
necesita cargar 5,55 kWh al día, una cantidad que se podría cargar por la noche
en una sola hora en una casa con una potencia contratada superior a esa cifra (el
consumo doméstico es mínimo a esas horas) o, a potencias menores, en no más de un
par horas. Añada a eso que casi cualquier vehículo está generalmente estacionado
más de doce horas al día en su plaza de aparcamiento y hay días que está parado
todo el día.
En resumidas cuentas, cada vehículo cargará en cantidades y en horas
distintas. Quien haga largos trayectos y muchísimos kilómetros al día, cargarán
todas las noches y durante muchas horas. Otras personas cargarán el sábado o el
domingo a carga completa y les durará toda la semana o incluso dos. Habrá quien
cargue en el trabajo en horas diurnas, o en su vivienda de día si tiene un
sistema de autoconsumo y sin requerir electricidad de la red. Y habrá quienes
aprovecharán las horas más baratas de la semana para cargar. Lo que no va a
pasar, ni de lejos, es que todos los vehículos eléctricos estén cargando a las
mismas horas, y no pasará porque no pasa con ningún otro consumo eléctrico.
En todo caso, veamos la demanda eléctrica de un día estándar en la red
española. La que presento en la gráfica es la que Red Eléctrica Española mostraba
en tiempo real mientras escribía este artículo.
|
Demanda de la red eléctrica española a las 17:35 del 4 de mayo de 2024. Cliquee sobra la imagen para verla a pantalla completa, Fuente: Red Eléctrica de España. |
La potencia instantánea máxima histórica que se ha registrado en el sistema
eléctrico español fueron los 45450 MW el 17 de diciembre de 2007, en plena ola
de frío. Si el sistema eléctrico fue capaz de solventar un pico de ese volumen hace
más de quince años, la actual red eléctrica puede soportar esa carga sin ningún
problema.
Si observamos la potencia mínima del día que he elegido de ejemplo, está
en torno a 25 000 MW durante varias horas. Hay, por tanto, un margen de 20000
MW de potencia para cargar vehículos eléctricos. Esta cifra podría representar,
por ejemplo, cinco millones de vehículos eléctricos cargando a 4 kW, 6,7
millones cargando a 3 kW o 10 millones cargando a 2 kW. Cargar a 2 kW puede
parecer poco, pero una carga de doce horas a esa potencia permite 150 km de
autonomía, que es bastante más de lo que realizan la mayoría de los usuarios españoles
diariamente.
Esto no quiere decir que con la red actual solo pueda haber entre cinco y
diez millones de vehículos eléctricos; puede haber bastantes más porque no
todos cargarían a la vez ni en las mismas franjas horarias. El informe
del año 2022 de Euroelectric aseguraba que la red eléctrica europea era
capaz de gestionar 130 millones de vehículos eléctricos, y, aunque no
especificaba cuántos por país, sí indicaba que con una penetración de vehículos
eléctricos de más del 50% era conveniente reforzar la red eléctrica para evitar
picos de carga problemáticos. En España, desde REE o la distribuidora I-DE se informó
de que sin ningún cambio y sin que hubiese ningún tipo de problema, la red
eléctrica actual podría soportar entre 6,5 y 10 millones de vehículos
eléctricos.
Se puede asegurar, pues, con bastante confianza que la red eléctrica puede
gestionar muchos millones de vehículos eléctricos sin demasiados problemas,
pero sin olvidar que, ante el escenario de un parque automovilístico
completamente eléctrico, con el añadido de otros vehículos como autobuses o
pequeños camiones que probablemente también se van a electrificar, la red
eléctrica tendrá que dimensionarse adecuadamente y tendrá que fijar las
estrategias de gestión adecuadas.
Esto es un reto y requiere inversiones y adaptación, pero esa evolución no
es muy distinta a la experimentada por el conjunto de la red eléctrica a lo
largo de los años. Pensemos que entre 1960 y 2008 el consumo eléctrico de
España aumentó un 1100%, es decir, se multiplicó por doce mientras que ahora
estamos hablando de aumentarlo en menos de un 25%.
En todo caso, la tecnología juega a favor de conseguir una implantación
masiva de vehículos eléctricos. La gran digitalización de las redes eléctricas
modernas permite multitud de estrategias de optimización de la carga, lo que
unido a la multitud de cargadores inteligentes capaces de cargar a las horas programadas
para responder al precio más barato o cargando solo cuando el sistema de
autoconsumo del usuario está generando permitirá liberar de grandes tensiones a
la red eléctrica en momentos clave.
Incluso la propia presencia de millones de baterías en vehículos eléctricos
puede permitir una gestión óptima de las cargas. Los vehículos cargan de la
red, pero ya hay muchos modelos que también pueden retornar potencia eléctrica
a la red. En momentos de necesidad, y con los incentivos adecuados, los vehículos
que tengan la batería cargada y no requieran toda esa electricidad a corto
plazo podrían entregar esa electricidad a la red para que cargasen otros
usuarios sin necesidad de activar más generación o sobrecargar la red de
transporte. Todas estas alternativas tecnológicas existen y ofrecen
posibilidades que, de ser necesarias, podrán usarse en el futuro.
En definitiva, las redes eléctricas actuales están preparadas para integrar
muchos millones de vehículos eléctricos sin necesidad de hacer ninguna
inversión ni adaptación adicional. Conforme el porcentaje de vehículos
eléctricos se haga mayoritario, tendrán que hacerse mejoras en la red eléctrica
al igual que se llevan haciendo durante décadas conforme ha ido aumentando la
demanda eléctrica.
El volumen de electricidad requerido no será un problema, porque no
representa un aumento excesivo de demanda gracias a la gran eficiencia de los
motores eléctricos. Las afirmaciones de que la red eléctrica no podrá gestionar
la carga de un parque móvil completamente electrificado no son más que el fruto
de un pensamiento inmovilista que carece de fundamento y que se basa
simplemente en negar que las cosas pueden cambiar.
En dos próximos artículos me ocuparé de otros tres temas recurrentes:
No hay litio suficiente para que todos los coches sean eléctricos.
Los coches eléctricos contaminan más que los térmicos.
Los vehículos pesados no pueden ser eléctricos.
¡Hasta pronto!