Fotografía de un ladronzuelo de la pequeña ciudad de Marysville, California. Foto de finales del siglo XIX de Clara S. Smith. Fuente. |
El pasado 25 de agosto Donald Trump se entregó en una cárcel de
Georgia, pagó la fianza y quedó en libertad provisional con cargos por intentar
revertir su derrota electoral. Se convirtió así en el primer presidente en ser
fichado policialmente mediante un atestado que incluía su foto policial. Las fotografías
policiales empezaron a utilizarse a finales del siglo XIX.
Fotografías presidenciales
En la primavera de 1841, justo después de terminar su discurso de toma
de posesión, el noveno inquilino de la Casa Blanca, William Henry
Harrison, se convirtió en el
primer presidente estadounidense en ser fotografiado en el ejercicio de su
cargo. El retrato era un daguerrotipo,
un proceso recién inventado que producía una fotografía en minutos en lugar de
horas.
La imagen original de Harrison se perdió, así que la fotografía
presidencial más antigua que se conserva se tomó apenas dos años más tarde: un
retrato del sexto presidente, John Quincy Adams,
tomada más de una década después de finalizar su único mandato en 1829. Sentado
justo debajo de la lente de la cámara, con una mirada aguda, dejando a su
izquierda una chimenea y dando la espalda a un quinqué y a un montón de libros,
el hijo del segundo
presidente John Adams aparece retratado con majestuosa solemnidad.
Este retrato de marzo de 1843, tomado en Washington, D.C., es la fotografía original de John Quincy Adams, la más antigua conocida de un presidente de Estados Unidos. Fuente Sothebys. |
Muchas fotografías famosas de presidentes han quedado grabadas desde entonces
en la mente de los estadounidenses: Harry
Truman sosteniendo el periódico impreso antes de tiempo que anunciaba su
derrota en las elecciones de 1948 que luego ganó; Richard
Nixon subiendo al helicóptero presidencial después de dimitir en 1974; Kennedy
con el pequeño John en el Despacho Oval; Lyndon
B. Johnson jurando su cargo en Air Force One después del magnicidio
de Dallas; George W. Bush
recibiendo en 2001 la noticia de los atentados del 11-S; Barack
Obama sentado en la Sala de Situación durante la misión para matar a Osama Bin
Laden en 2011.
Durante su mandato, Donald Trump también apareció en una serie de imágenes,
algunas de ellas memorables. Ahora es objeto de una nueva primicia
fotográfica: la primera fotografía policial de un presidente. Desde marzo,
Trump ha sido acusado cuatro veces, convirtiéndose en el primer expresidente en
enfrentar cargos penales. El primer presidente en funciones, y hasta ahora el
único, en ser arrestado fue Ulysses S. Grant, que fue detenido
en 1872 por exceso de velocidad de su carruaje de caballos.
Trump se entregó en la cárcel del condado de Fulton, en Atlanta, imputado
por más de una docena de cargos relacionados con sus presuntas tentativas por
revertir los resultados electorales de Georgia. Mientras que en otros distritos
judiciales le habían permitido saltarse ciertas formalidades, en el condado de
Fulton le aplicaron estrictamente la ley: tomaron sus huellas dactilares, lo
midieron, lo pesaron y lo fotografiaron.
Historia de la fotografía policial
La historia de la fotografía policial comenzó en la década de 1840,
cuando los presos belgas eran fotografiados para poder identificarlos si
cometían delitos después de cumplir condena. Durante las décadas
siguientes, los departamentos de policía de todo el mundo comenzaron a
experimentar formas de incorporar la fotografía a su trabajo. En Estados
Unidos, la policía creó galerías de fotografías policiales de delincuentes, a
veces incluso las publicaba animando a los ciudadanos a estar atentos a los delincuentes.
Sin embargo, la práctica, no se normalizó hasta la década de 1880,
cuando Alphonse
Bertillon, jefe de identificación criminal de la gendarmería de París,
simplificó el proceso. Bertillon ganó cierta fama cuando en 1882 desarrolló una
nueva disciplina para identificar a los criminales reincidentes: la antropometría.
Alphonse Bertillon. Identification anthrométrique (1893). Fuente. |
Se trataba de una técnica de identificación basada en la medición de
varias partes del cuerpo y la cabeza, marcas individuales, tatuajes, cicatrices
y características personales del sospechoso. Aplicó su procedimiento para
identificar en un solo año a 241 delincuentes reincidentes y su metodología, que ganó un enorme prestigio, fue adoptada rápidamente en Europa y Estados Unidos, pero cosechó
un estrepitoso fracaso cuando se encontraron dos personas diferentes que
reunían el mismo conjunto de medidas antropométricas. Desde entonces se
considera que la antropometría es una pseudociencia comparable a su pariente la
frenología.
Bertillon normalizó las fotografías de identificación como evidencias policiales. La ficha policial que elaboró consistía en dos fotografías, una de frente a la cámara y la otra de perfil, a las que se adjuntaba una descripción escrita de características físicas y ciertas medidas como el tamaño de la oreja o el pie. El propio Bertillon dejó una muestra con su propia imagen. Fuente. |
En conjunto, estos elementos reunidos en un inventario (relevé) se denominaron retrato parlé o “imagen parlante”, que diseñó como método de atrapar a maestros del disfraz que cometían delitos bajo diferentes nombres. Pensaba que, aunque un reincidente pudiera ocultar su identidad y su rostro, se podría identificar si sus medidas físicas coincidían con las de otro delincuente ya fichado.
Poco después, el método de Bertillon para registrar datos
antropométricos dejó de utilizarse cuando se impuso la toma de huellas dactilares, un
método ideado en 1892 por el británico sir Francis Galton
y mejorado ese mismo año por el policía argentino Juan Vucetich.
La foto policial, sin embargo, se mantuvo. Cada vez alguien te pide ver
tu documento de identidad utiliza un procedimiento que arranca a finales del
siglo XIX, cuando solamente se fotografiaban delincuentes. Hoy día, la gran
mayoría de las fotografías policiales archivan en sus ordenadores a millones de
personas, aunque no hayan cometido delitos.
Aunque en los últimos años la opinión pública ha comenzado a volverse
contra la práctica y algunos medios han dejado de utilizarlas, en Estados
Unidos las fotografías policiales se pueden publicar en los periódicos antes de
que el sujeto sea condenado. Los asesores de Trump no han desperdiciado la
ocasión.
La imagen, tomada desde un ángulo elevado, muestra al magnate
inmobiliario encorbatado, con la frente ceñuda ligeramente adelantada, mirando fijamente a
la cámara con expresión desafiante y los ojos mirando con intensidad. Es la “mirada
Kubrick”, que el director utilizó en películas como La Naranja Mecánica
o El Resplandor para que Malcolm McDowell y Jack Nicholson provocaran una sensación inquietante en el espectador.
De momento, Trump ha conseguido una foto muy estudiada que, además de contribuir a que haga caja, será sin lugar a duda la imagen de su próxima campaña electoral. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.