El pasado 17 de enero, la revista Science
publicó un
artículo dedicado a una nueva metodología para cartografiar bosques desde
el aire mediante la medición de las firmas químicas de la copa de los árboles,
que revela una extraordinaria biodiversidad previamente desconocida.
Figura 1. Siete características del dosel forestal de la región peruana de los Andes-Amazonas cartografiadas espectroscopia y modelado de imagen aerotransportada. La gráfica indica la atribución de factores ambientales y la varianza total explicada para cada característica cartografiada. LMA, masa foliar por unidad de área; Hydro, hidrología; Insol, insolación solar. Fuente. |
La franja de bosque tropical que cubre la cordillera de los Andes
peruanos y la cuenca amazónica es uno de los lugares con mayor biodiversidad.
Pero es una región tan salvaje y remota que la variación dentro del bosque es
difícil de detectar. Si se observa esta región en Google Earth aparece como un interminable
y homogéneo manto verde; con el nuevo método la cosa cambia completamente. Cada
especie arbórea tiene un conjunto distintivo de rasgos químicos, tales como los
niveles de nutrientes como nitrógeno y fósforo en las hojas. En conjunto,
usando los sensores adecuados, esas características pueden revelar mucho sobre
la composición del bosque.
Para escudriñar en el dosel verde, los investigadores del Carnegie Institution
for Science de Stanford, California, dividieron 76 millones de hectáreas de
bosques en cuadrados de 100 kilómetros y, mediante espectroscopía diferenciada
aerotransportada guiada por láser con modelado ambiental, midieron entre otros los niveles
de agua, nitrógeno, fósforo y calcio en las hojas de los árboles valiéndose de
aviones que median las longitudes de onda de la luz reflejada por el dosel del
bosque, tomando muestras de pequeñas áreas en cada cuadrado. También cartografiaron
los niveles foliares de ligninas y polifenoles. Usando esos datos,
identificaron 36 tipos diferentes de bosques, una visión mucho más matizada que
las categorías generales que se utilizan actualmente para la clasificación de
las selvas.
Reunieron esos tipos de bosques específicos en seis grupos en un patrón
geoespacial en el que se ajustaban la geología, topografía, hidrología y clima del
territorio. Analizar tales diferencias en los bosques a una escala tan fina es
importante para conducir los esfuerzos de conservación. Un punto particular
puede parecerse al resto de su entorno, pero en realidad puede contener
especies que no se encuentran en ninguna otra parte. Actualmente se están llevando
a cabo estudios similares en el norte de Borneo y en Ecuador, pero la idea
final es impulsar sensores en satélites orbitales para correlacionar la
biodiversidad en todo el mundo.
Figura 2. Diversidad funcional forestal de la región peruana de los Andes-Amazonas. (A) Clasificación basada en siete rasgos del dosel forestal derivados de la espectroscopía de imagen aerotransportada, dando 36 clases funcionales forestales (FFCs). (B) Agrupamiento de FFCs basados en rasgos mapeados del dosel (Fig. 1) en seis grupos funcionales forestales asociados (FFGs). (C) Los seis FFGs utilizados para el análisis del uso del territorio. Fuente. |