En un ejemplo más de que el
césped del vecino siempre crece más verde y fuerte, a muchos que vienen al
mundo con el pelo rizado les gustaría tenerlo liso, mientras que otras personas
con cabellos lisos suspiran por los mechones crespos. La química puede satisfacer
ambos deseos, aunque con algunas limitaciones.
Ultraestructura del cabello
El cabello se compone de tres
partes principales, que desde afuera hacia dentro son cutícula, corteza y médula.
La cutícula, cuya función principal es proteger la corteza subyacente, consta
de ocho a diez capas de células planas superpuestas, esencialmente
transparentes e imbricadas (como las tejas de un tejado), que se mantienen unidas
mediante enlaces disulfuro.
La disposición de las células cuticulares
apunta en dirección opuesta al cuero cabelludo, lo que se puede sentir al deslizar
los dedos por el cabello. Agarra algunas fibras entre el pulgar y el índice
(mientras sostienes el cabello recto). Nota la resistencia que sientes alejando
los dedos del cuero cabelludo comparándola con hacerlo moviendo la mano en
dirección contraria. Sentirás el pelo más áspero cuando muevas el mechón hacia
el cuero cabelludo. Ese aumento de la rugosidad se debe a que mueves los dedos
“a contrapelo”, es decir, en contra de la dirección de las células individuales
que forman la capa de la cutícula.
Mantener la cutícula en un estado
saludable es vital porque afecta a la hidratación, la textura, la sensación y
el brillo de tu cabello. La superficie de la cutícula es hidrofóbica (repele el
agua), lo que significa que se une fácilmente a los aceites y otras sustancias
hidrofóbicas. Las lacas para el cabello, las espumas y los geles actúan
directamente sobre la cutícula.
La cutícula se daña físicamente
con el cepillado, especialmente cuando está mojada. Los productos comerciales
para el cuidado del cabello que contienen productos químicos activos, por
ejemplo, peróxido o tioglicolato (solución para el tinte y la permanente,
respectivamente), alteran y levantan la cutícula, aumentando su deterioro. Los
productos como acondicionadores y aceites suavizan la cutícula haciéndola menos
quebradiza, reduciendo su deterioro. Debido a su papel protector, la cutícula
es considerada el indicador más crítico por los científicos que se dedican a la
investigación capilar.
La corteza es el constituyente
más grande del cabello (más o menos del 75% en peso). Se encuentra
en el centro de cada fibra capilar y está formada por husos de queratina largos,
apretados y firmemente estabilizados por enlaces disulfuro. Estos husos de
queratina no se disponen aleatoriamente: están dispuestos en una jerarquía que
comienza con la estructura más pequeña, los aminoácidos y las propias proteínas
de queratina, hasta la estructura más grande y final, la corteza.
La corteza le otorga al cabello
su fuerza además de albergar gránulos de melanina, los paquetes de pigmento que
son responsables del color del cabello. La corteza también es responsable de
darle al cabello su forma y textura, lo que hace que el pelo sea liso,
ondulado, crespo o completamente rizado.
Los productos diarios para el
cuidado del cabello que pueden dañar la corteza incluyen soluciones para
permanente, rizado, alisado y decoloración. Las sustancias químicas de estos
productos penetran en el cabello y desestabilizan los enlaces de disulfuro del
interior de la corteza, debilitándola y desorganizándola. En última instancia,
los tratamientos químicos aumentan la porosidad del cabello (creando agujeros y
grietas dentro de la corteza), lo que hace que las fibras capilares aumenten de
baja a alta porosidad.
La capa cuticular envuelve la corteza y la protege, por lo que la salud de la segunda está determinada principalmente por el buen estado de la capa de cutícula
superpuesta. La exposición de la corteza da como resultado, en última instancia,
el debilitamiento mecánico de la fibra, lo que aumenta significativamente la
rotura del cabello, las puntas abiertas y la disminución del color y el brillo.
La médula se encuentra en el
centro de muchas fibras capilares, pero no de todas. Está constituida por
células de queratina blanda. En ella se encuentran los lípidos y las proteínas
necesarias para mantener estructuralmente el cabello. Dependiendo del tipo de pelo,
la médula puede ser constante, intermitente (lo que significa que es irregular
y no recorre toda la longitud de la fibra capilar) o faltar por completo. Suele
estar presente en los cabellos gruesos y faltar en los más delgados.
La médula tiene un mayor
contenido de lípidos y menos enlaces disulfuro en comparación con otras
estructuras capilares. Es muy porosa, lo que significa que contiene grandes
vacíos que contienen aire o posiblemente agua y aceites. La función de la
médula es actualmente desconocida pero muy debatida en la bibliografía
especializada.
Composición química del
cabello
El cabello está compuesto por queratina, una proteína que se forma dentro del folículo piloso, una cavidad en la piel rodeada de células que proporcionan los aminoácidos y otras moléculas imprescindibles para la síntesis de proteínas. La genética de cada individuo impone la forma específica en que el folículo ensambla esas moléculas en proteínas de estructura tridimensional, que es la que determina si el cabello de un individuo será rizado o liso.
Las proteínas son cadenas de
aminoácidos que se pueden enrollar de varias maneras. A medida que se sintetiza
en los folículos la queratina adquiere forma de hélice, una estructura tridimensional
que se mantiene mediante "puentes de hidrógeno", una cohesión débil que
se forma entre los átomos de oxígeno e hidrógeno de hélices adyacentes.
Para complicar las cosas, estas
hélices de queratina enrolladas se retuercen en diferentes formas como
resultado de la cisteína, uno de los aminoácidos de la queratina, que se une a
otro fragmento con cisteína en una parte diferente de la cadena. En concreto,
son los átomos de azufre de la cisteína los que forman puentes azufre-azufre. Debido
a esos puentes, las moléculas de queratina, inicialmente lineares, se enrollan
en madejas.
Para cambiar la forma del
cabello, primero hay que romper los diversos enlaces responsables de la
estructura de queratina. Con estos enlaces rotos, la cadena puede moverse más
libremente en respuesta a las tensiones creadas por el peinado o los rulos. Si
en ese momento se pueden modificar los enlaces responsables de mantener la
estructura de la queratina, esta y, por lo tanto, las fibras capilares se modificarán
de forma permanente. Ahora bien, el inevitable crecimiento de nuevos cabellos no
se verá afectado.
Los enlaces de hidrógeno se
rompen fácilmente con solo exponerlos al agua. Por eso, el pelo mojado se puede
moldear fácilmente, algo que conocemos bien quienes disfrutamos de remolinos
indomables. Aplicando calor, como hacen las planchas capilares, el
agua se evapora, lo que permite que los enlaces de hidrógeno se modifiquen y mantengan
el cabello en su nueva disposición hasta que intervenga la humedad ambiental que
volverá a encresparlo si esa es su condición natural.
Para que la forma se altere de
forma permanente, los enlaces de azufre-azufre deben romperse y luego
reformarse después de reconfigurar las moléculas de queratina. El producto
químico que se ha utilizado tradicionalmente para romper estos enlaces es el ácido
tioglicólico, un componente habitual de las cremas depilatorias, de olor
bastante desagradable que la industria cosmética enmascara con diversos aditivos.
La unión de los átomos de azufre
en su nueva posición se consigue con el peróxido de hidrógeno, es decir, con
agua oxigenada. En manos de los expertos químicos dedicados a la cosmética, los
resultados son generalmente buenos, pero el control de la rotura y la formación
de enlaces no es fácil de controlar y el tiempo es un factor crítico. Una
exposición demasiado prolongada a los productos químicos puede dañar el cabello
y una exposición demasiado corta puede producir resultados decepcionantes.
Otro método para alisar o al
menos desencrespar el cabello se basa en un tipo diferente de química, que se
conoce como el "reventón
brasileño". Consiste en agregar una solución de queratina al cabello
junto con un agente aglutinante para que se fije a la queratina capilar. El
calor se aplica con una plancha para alisar al tiempo que la queratina añadida
se difunde por toda la melena y se entrecruza para mantener su nueva forma.
El problema es que el aglutinante suele ser formaldehído, que es un compuesto tóxico y un carcinógeno conocido. De hecho, se ha demostrado que desde que se introdujo el reventón brasileño, se ha registrado un aumento del cáncer de mama, particularmente en mujeres negras. No se observó un aumento de esa frecuencia cancerígena cuando se usaron alisadores a base de ácido tioglicólico.