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domingo, 9 de febrero de 2025

EL GOBIERNO DE LOS MILMILLONARIOS DE DONALD TRUMP: VUELVEN LOS BARONES LADRONES

 

Entre los múltiples récords que Donald Trump está batiendo con la formación de su segundo Gobierno hay uno que es probable que nadie le dispute en el futuro: el del gabinete con más milmillonarios de la historia.

El miércoles 15 de enero, cinco días antes de abandonar la Casa Blanca, Joe Biden se despidió del cargo de presidente de Estados Unidos con un discurso en el que advirtió de las amenazas que acechan a la democracia por el peligro de la desinformación fomentada por la “oligarquía” de las tecnológicas, los “abusos de poder” y el peso de los ultramillonarios en la nueva Administración Trump.

Sin citar en concreto a ninguno de los ultrarricos que apoyan a Trump, cuyo gabinete concentra una riqueza sin precedentes, Biden comparó esa oligarquía con la de los “barones ladrones”, el término originalmente aplicado a ciertos hombres de negocios estadounidenses del siglo XIX, que fueron acusados de utilizar métodos faltos de escrúpulos destinados a enriquecerse, para trazar a continuación otro paralelismo histórico en relación con los magnates tecnológicos

Los barones ladrones: los magnates industriales de la Era Dorada

Durante la segunda mitad del siglo XIX, Estados Unidos experimentó una transformación económica sin precedentes. A medida que el país avanzaba hacia la modernidad, se vivió una era de expansión industrial, durante la cual la producción y el comercio alcanzaron niveles sin igual.

Este período, conocido como la "Era Dorada", estuvo marcado por una creciente riqueza y un desarrollo acelerado, pero también por una creciente desigualdad social y económica. En este contexto, surgieron los llamados "barones ladrones", un término peyorativo usado para describir a un grupo de empresarios, magnates y especuladores que acumulaban vastas fortunas a través de prácticas empresariales cuestionables y, en muchos casos, ilegales.

Estos "barones ladrones" fueron empresarios que, aunque a menudo eran admirados por su éxito, se beneficiaban principalmente de la explotación de los trabajadores, la corrupción gubernamental y la manipulación de las leyes para su propio beneficio. Su poder y riqueza desmesurada se construyeron a expensas de una clase trabajadora empobrecida y una economía que sufría por la concentración de la riqueza en manos de unos pocos.

El origen del término

El término "barones ladrones" fue acuñado durante la Era Dorada en un esfuerzo por describir críticamente a estos poderosos magnates. La expresión evocaba la figura de los "barones" medievales, señores feudales que acumulaban riquezas y poder a través de la violencia y la opresión, y la combinaba con el concepto de "ladrones", sugiriendo que estos magnates industrialistas robaban a la nación, los trabajadores y la clase media en su afán por enriquecerse.

Aunque algunos de estos empresarios eran reconocidos por su capacidad para crear grandes imperios empresariales, la manera en que lo hicieron, a menudo mediante prácticas corruptas o antiéticas, fue un tema recurrente en las críticas de la época. Estas críticas fueron exacerbadas por los abusos laborales, las condiciones de trabajo inhumanas, la falta de regulaciones gubernamentales y el poder que estos magnates ejercían sobre los gobiernos locales y nacionales.

Los principales barones ladrones

Algunos de este grupo de prominentes empresarios fueron el Rey del Acero, Andrew Carnegie, el Emperador del Petróleo John D. Rockefeller, Cornelius Vanderbilt, el Rey de los ferrocarriles, y el banquero J.P. Morgan. Cada uno de ellos jugó un papel clave en la construcción del Estados Unidos moderno, pero lo hicieron a través de métodos que hoy se consideran explotadores y destructivos.

Su éxito, un ejemplo paradigmático de cómo un monopolista podía enriquecer a unos pocos mientras mantenía a la mayoría de la población en la pobreza, fue el resultado de una serie de tácticas, que incluyeron la subyugación violenta de los sindicatos, la explotación inmisericorde de los trabajadores, la fijación de precios abusivos, la eliminación de la competencia, la rapiña de subsidios y la manipulación de las políticas gubernamentales para asegurarse monopolios.

La corrupción y el abuso de poder

Lo que realmente caracteriza a los barones ladrones no fue solo su riqueza, sino la manera en que utilizaron el poder económico que poseían para manipular las leyes y las políticas gubernamentales a su favor. La falta de regulación durante la Era Dorada permitió que estos empresarios se beneficiaran de la explotación laboral, la evasión fiscal y la manipulación de las políticas laborales y de comercio. No solo controlaban los sectores industriales clave, sino que también influían en el Congreso y las legislaturas estatales, a menudo a través de sobornos y otras tácticas corruptas.

Uno de los ejemplos más notorios de esta corrupción fue el sistema de "influencias" en Washington, donde los barones ladrones utilizaban su riqueza para asegurarse de que las leyes que les favorecían se aprobaran. El lobby empresarial estaba muy presente en las decisiones gubernamentales, y las reformas sociales y laborales fueron sistemáticamente bloqueadas por estos magnates.

Legado y crítica

Hoy en día, los barones ladrones son vistos con una mezcla de admiración y desprecio. Mientras que algunos los consideran genios de los negocios que ayudaron a modernizar y expandir la economía estadounidense, otros los ven como ejemplos de la corrupción inherente al capitalismo sin restricciones. El término "barón ladrón" sigue siendo un símbolo de la codicia desenfrenada y la explotación de los menos privilegiados por parte de una élite económica.

El legado de estos magnates también dejó una marca importante en la historia de las regulaciones laborales y comerciales. La presión popular contra sus abusos llevó a la implementación de leyes antimonopolio, como la Ley Sherman Antitrust de 1890, que intentó frenar el poder de los monopolios. Aunque las reformas se produjeron lentamente, los barones ladrones desempeñaron un papel clave en el desarrollo de la lucha por los derechos de los trabajadores y la regulación de los mercados.

En conclusión, los barones ladrones representaron una era en la que el capitalismo estadounidense alcanzó su punto álgido de concentración de poder y riqueza. Si bien son figuras controvertidas, su impacto en la historia económica y social de Estados Unidos es innegable. A través de sus prácticas empresariales y su manipulación del sistema político, estos magnates no solo moldearon la economía de su tiempo, sino que también sentaron las bases para una serie de cambios y reformas que, en última instancia, buscaban equilibrar el poder entre los ricos y los pobres.