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lunes, 6 de enero de 2025

ROMERO: UNA PLANTA OLVIDADA EN EL RITUAL NAVIDEÑO

 

Flores del romero (Rosmarinus officinalis o Salvia rosmarinus). Autor: Rafael Tormo.

Desde el antiguo Egipto hasta hoy, el aroma del romero ha sido símbolo de consuelo, alegría e inmortalidad.

Cada mes de diciembre, en todo el mundo se adornan los hogares con plantas propias de las fiestas navideñas. Luces y adornos coloridos adornan los abetos, las flores de Pascua de colores vivos alegran las repisas y las mesas de salones y cuartos de estar, al tiempo que con el acebo y el muérdago se tejen guirnaldas y coronas.

Desde la Edad Media hasta el siglo XVIII hubo otra planta que desempeñó un papel igualmente importante en la decoración navideña: el romero, Rosmarinus officinalis. Este arbusto aromático alfombraba los suelos de las estancias domésticas y de las iglesias. Era más que un simple adorno. La historia del romero está entrelazada con la religión, la medicina, la literatura y la gastronomía.

Según la leyenda cristiana, el romero era una de las matas que cubrían el pesebre en el que nació Jesús. Este arbusto de hoja perenne era llamado la “Rosa de María” por sus flores, cuyo color azul pálido simboliza la divinidad de la Virgen. Una leyenda afirma que la Virgen María cambió el color de las flores de blanco a azul después de cubrir con su manto celeste un arbusto de flores blancas. 

La ramita de romero sustituyó al incienso en las iglesias cuando Teodosio quiso diferenciar el culto cristiano del pagano. A todos los dioses paganos les quemaban inciensos en altares; al Dios cristiano, romero. Luego, hasta eso se olvidó, pero a la salida de las iglesias todavía puedes encontrar quien te venda ramitas de romero para evitar el mal de ojo. Y sí, esa también era una superstición romana que se solucionaba con la ramita de romero. 

Estas y otras historias inspiraron la creencia medieval de que oler romero en Nochebuena traería consigo un año de buena suerte, salud y felicidad. Se convirtió en tradición esparcir la hierba en el suelo y pisar sus hojas, que liberaban un aroma fresco y amaderado. Los feligreses también colgaban ramitas de romero junto con acebo y hiedra en parroquias, ermitas y capillas. 

Cubrir el suelo con hierbas aromáticas era una práctica común en la Edad Media destinada a ocultar los olores desagradables de los suelos de tierra compactada y los malolientes albañales de la época. Se creía que los malos olores traían enfermedades, mientras que los aromas de la naturaleza se consideraban curativos y revitalizantes.

Como escribió el filósofo y médico renacentista italiano Marsilio Ficino en 1489: «Todas las hierbas, flores, árboles y frutas tienen un olor, aunque a menudo no lo notes. Con este olor te restauran y vigorizan por todos lados, como si fuera el aliento y el espíritu de la vida del mundo». La costumbre de esparcir romero en Nochebuena continuó al menos hasta el siglo XVIII.

Aplicaciones en la Antigüedad

En la antigüedad, el romero se convirtió en un símbolo de fidelidad e inmortalidad. Esta tradición comenzó en el área de distribución nativa de la planta, la cuenca del Mediterráneo. El romero florecía en los hábitats secos y rocosos de la región, especialmente a lo largo de la costa. La primera mitad del nombre científico original de la planta, Rosmarinus officinalis, alude a la apariencia semejante al rocío que la espuma del mar creaba en las plantas costeras. Juntas, las palabras latinas "ros" y "marinus" se traducen como "rocío del mar".

Los antiguos egipcios utilizaban romero en sus prácticas de embalsamamiento y enterraban a los muertos con ramitas de la planta para proteger sus almas en el viaje al más allá. Se creía, y aún se cree que esta planta aromática mantiene a raya a los malos espíritus, que de otro modo podrían ejercer una influencia dañina en los ritos importantes de la vida, explican los autores de un reciente estudio sobre las plantas rituales en diferentes religiones.

Los dolientes de la antigua Grecia y Roma solían llevar ramitas de romero en las procesiones fúnebres y las colocaban sobre el cuerpo del difunto en el sitio del enterramiento. Las hojas perennes de la planta simbolizaban la inmortalidad del alma y su aroma ocultaba el olor a descomposición. El romero todavía se usa en los funerales actuales de los cristianos europeos. En 2022, el romero fue parte del arreglo floral que adornó el ataúd de la reina Isabel II.

Las culturas antiguas también reconocían las propiedades medicinales de la hierba. El romero proporcionaba alivio para varias dolencias, incluidos el dolor, la inflamación y la indigestión. El médico Pedanius Dioscórides incluyó el romero en su obra más famosa, De Materia Medica, una enciclopedia griega del siglo I sobre medicina herbal. Según Dióscorides, el romero «es cálido y cura la ictericia... También se mezcla con remedios para eliminar la fatiga».

Romero en el libro de Dióscorides De Materia Medica. Grabados y traducción de Andrés de Laguna, 1555. Biblioteca Digital Mundial

Un médico griego aún más antiguo, Hipócrates, al que se suele denominar el "Padre de la Medicina", trataba el dolor de las articulaciones con ungüentos hechos de flores y hojas de romero maceradas en aceite de oliva.

Además, la hierba se utilizaba como potenciador mnemotécnico. En Grecia y Roma, los estudiantes llevaban coronas de romero durante los exámenes para mejorar su memoria. Estudios recientes parecen corroborar estos beneficios tradicionales: se ha demostrado que consumir romero o respirar su aroma mejora la memoria y otras funciones cognitivas.

El romero en la literatura

El uso y la apreciación que la humanidad ha tenido del romero durante tanto tiempo están en el origen de numerosas menciones literarias de la planta. Tal vez el ejemplo más famoso se encuentre en el Hamlet, de Shakespeare. Mientras Ofelia llora la trágica muerte de su padre, Polonio, y cae en la locura, distribuye flores imaginarias a quienes conoce diciendo:

«Hay romero, para el recuerdo. / Te lo ruego, amor, recuérdalo».

Shakespeare introduce el romero en los mundos de Romeo y Julieta y en El cuento de invierno. En el primero, adopta el significado funerario de la planta. Después de encontrar el cuerpo de Julieta en un trance parecido a la muerte, el fraile les dice a sus deudos:

«Sequen sus lágrimas y pongan romero / sobre este bello [cadáver]».

En El cuento de invierno, Perdita se hace eco del sentimiento de Ofelia y presenta la hierba en un festival de esquila de ovejas como símbolo de recuerdo y gracia:

«Para vosotros, el romero y la ruda. Estos siguen

apareciendo y saboreando durante todo el invierno.

Gracia y recuerdo sean para vosotros dos,

y bienvenidos a nuestra esquila».

En El Quijote, Miguel de Cervantes, contemporáneo de Shakespeare, también alude a las propiedades medicinales del romero. Don Quijote utiliza romero, aceite, vino y sal para elaborar el Bálsamo de Fierabrás, una sustancia milagrosa destinada a curar a quien la beba.

Cultivado para el hogar y la salud

En la actualidad, el romero se ha naturalizado en gran parte de Europa y América del Norte y se cultiva en climas cálidos de todo el mundo. La planta ha evolucionado para soportar la sequía, con hojas que minimizan la pérdida de agua y un sistema de raíces profundo que puede acceder a la humedad incluso en suelos pobres. La resistencia de la planta, su agradable aroma y su valor ornamental de hoja perenne son atractivos tanto para los jardineros domésticos como para los arquitectos paisajistas.

La planta también se cultiva ampliamente para la cosmética y la cocina. Las tiendas de alimentos naturales y las de artículos de baño ofrecen una gran variedad de productos a base de romero, desde aceites esenciales y suplementos hasta jabones perfumados, cremas y lociones.

En el mundo culinario, el sabor picante y a pino del romero con notas cítricas acompaña platos de aves, guisos, ensaladas, cócteles y muchos más. Y es que, si se usa con mesura, el romero realiza una magia sutil en la cocina. Aporta un toque de bosque y aire marino salado, parecido al alcanfor y a la maresía. 

Pero además de su uso culinario, el romero se ha hecho popular en medicina por su empleo en distintos tratamientos, sobre todo en enfermedades infecciosas y problemas inflamatorios. Estudios recientes han descubierto que, como otras especias, la planta tiene potentes propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas. Se pueden encontrar monografías sobre el uso medicinal del Rosmarinus officinalis en documentos del Comité de Medicamentos a Base de Plantas de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA/HMPC, 2010).