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sábado, 25 de enero de 2025

NO SEAS TONTO

 

Circula estos días por las redes un fragmento de un antiguo documental antifascista que me parece muy pertinente en los vientos que soplan actualmente en todo el mundo, un huracán cuyo vórtice está en el entorno de Donald Trump y su camarilla de ultrarricos hiperreaccionarios.

El documental Don't Be a Sucker (No seas tonto) es un cortometraje de propaganda estadounidense producido en 1943 y posteriormente actualizado en 1947. Con una duración de aproximadamente 17 minutos, este corto fue desarrollado por el Departamento de Guerra de Estados Unidos con el objetivo de advertir sobre los peligros del fascismo y la discriminación en la sociedad estadounidense.

Su mensaje central gira en torno a la importancia de la unidad, la igualdad y la lucha contra la división ideológica basada en prejuicios. Sostiene que tanto los grupos mayoritarios como los minoritarios se ven perjudicados por el fascismo, y que los estadounidenses deben unirse contra el fascismo independientemente de la raza, la religión o el origen nacional.

Desde el primer momento, Don't Be a Sucker establece su tono con una escena en la que un orador en una plaza pública arenga a una multitud denigrando a diversos grupos sociales: inmigrantes, católicos, judíos, afroamericanos y sindicatos. Mientras la soflama avanza, un hombre mayor que observa la escena se da cuenta del peligro que conlleva esa retórica y comparte su experiencia con un ciudadano estadounidense medio. Este anciano resulta ser un inmigrante europeo que vivió en la Alemania nazi y, a través de su relato, advierte sobre los paralelismos entre la propaganda nacionalsocialista y el discurso de odio que escucha en Estados Unidos.

Documental completo 

Uno de los aspectos más notables del documental es su manera de presentar la manipulación ideológica. Utiliza ejemplos concretos de cómo los nazis alemanes explotaron el resentimiento social y promovieron la discriminación para consolidar su poder. Se ilustra cómo, al dividir a la sociedad en grupos opuestos, los líderes autoritarios logran controlar y oprimir a la población. Esta estrategia de "divide y vencerás" se muestra como una amenaza latente en cualquier sociedad que no valore la unidad y la igualdad.

En términos visuales, Don't Be a Sucker emplea un estilo narrativo directo y eficaz. La puesta en escena es sencilla pero efectiva: los personajes principales —el anciano europeo y el ciudadano estadounidense— conversan en un tono didáctico que facilita la comprensión del mensaje incluso para una audiencia sin conocimientos profundos sobre historia o política. Además, el cortometraje intercala imágenes de archivo y dramatizaciones para reforzar su argumento.

Un punto clave del documental es su defensa del ideal estadounidense de igualdad y derechos civiles. Enfatiza que la verdadera fortaleza de Estados Unidos radica en su diversidad y en la protección de los derechos individuales de todos los ciudadanos, sin importar su origen étnico o creencias. En una época en la que la segregación racial era un problema en el país, este mensaje cobraba una relevancia particular.

La actualización de 1947 incorporó nuevos elementos, como la referencia a los peligros del comunismo y el refuerzo del mensaje antidiscriminatorio en el contexto de la posguerra. Este cambio reflejaba la preocupación creciente por la Guerra Fría y la necesidad de mantener la cohesión social en un momento de tensión ideológica global.

A pesar de haber sido producido hace más de 75 años, Don't Be a Sucker sigue siendo un documental sorprendentemente relevante en la actualidad. Su advertencia sobre la manipulación política, la discriminación y la erosión de los derechos civiles resuena en un mundo donde los discursos de odio y la polarización política siguen siendo problemas graves.

Su mensaje de unidad y vigilancia cívica continúa siendo una herramienta educativa muy valiosa en la lucha contra el extremismo y la intolerancia.

En conclusión, Don't Be a Sucker es un documental potente que, a pesar de su brevedad, logra transmitir un mensaje profundo sobre la importancia de la cohesión social y la resistencia frente a la propaganda populista. Su estilo narrativo claro, sus ejemplos históricos y su relevancia contemporánea lo convierten en una pieza imprescindible para reflexionar sobre la importancia de la tolerancia y la igualdad en cualquier sociedad democrática.

Y, ante todo, amigo lector, amiga lectora: ¡Don't Be a Sucker!

* Traducción a inglés en la siguiente entrada.