Vistas de página en total

jueves, 30 de enero de 2025

EN EL CUMPLEAÑOS DE LUCY

Representación de "Lucy" en el Museo de Ciencias Naturales de Houston. Abril de 2008

Por acumulación de trabajo, terminé el año pasado sin recordar el cincuenta aniversario del descubrimiento del fósil más famoso de la evolución humana: "Lucy". ¡Feliz cumpleaños Lucy! Puede que cumplas cincuenta, pero no aparentas un día más de los 3,2 millones de años que te contemplan

Lucy: Una Ventana al Pasado evolutivo de la humanidad

En el vasto y fascinante mundo de la paleoantropología, pocos descubrimientos han capturado la imaginación del público y transformado nuestra comprensión de la evolución humana como el hallazgo de Lucy, un Australopithecus afarensis que vivió hace aproximadamente 3,2 millones de años. Este fragmento de esqueleto, descubierto en 1974 en la región de Afar, en Etiopía, no solo es uno de los fósiles más completos de uno de los primeros homínidos, sino también un símbolo de nuestra conexión con el pasado evolutivo. Lucy ha proporcionado a los científicos una visión sin precedentes de cómo caminaban, vivían y se adaptaban nuestros antepasados en un mundo muy diferente al nuestro.

El descubrimiento de Lucy

El 24 de noviembre de 1974, el paleoantropólogo Donald Johanson y su equipo estaban explorando el sitio de Hadar, en el norte de Etiopía, cuando tropezaron con un conjunto de huesos fosilizados. Al principio, no fueron conscientes de la magnitud de su hallazgo, pero pronto quedó claro que habían descubierto algo extraordinario: aproximadamente el 40% del esqueleto de un homínido adulto. Esa noche, mientras celebraban el descubrimiento, escuchaban la canción Lucy in the Sky with Diamonds de los Beatles, y de ahí surgió el nombre que le impondrían al fósil.

Lucy pertenece a la especie Australopithecus afarensis, un grupo de homínidos que vivió en África Oriental entre hace 3,9 y 2,9 millones. Su descubrimiento fue revolucionario porque proporcionó evidencia directa de que los homínidos ya caminaban erguidos sobre dos piernas (bipedismo) mucho antes de que el cerebro comenzara a expandirse significativamente, un hallazgo que desafió las ideas preconcebidas sobre la secuencia de eventos en la evolución humana.

La anatomía de Lucy

Lucy era una hembra adulta de aproximadamente 1,1 metros de altura y unos 29 kg de peso. Su esqueleto revela una mezcla fascinante de características primitivas y evolucionadas. Por un lado, su cráneo era pequeño, con una capacidad cerebral de alrededor de 375 a 500 centímetros cúbicos, similar a la de un chimpancé moderno. Eso sugiere que, aunque Lucy era bípeda, su cerebro no había experimentado aún la expansión que caracteriza a los homínidos posteriores, como los miembros del género Homo.

Sin embargo, lo más notable de Lucy es su postura erguida. La forma de la pelvis, la curvatura de la columna vertebral y la estructura de las piernas indican que caminaba sobre dos pies de manera habitual. Este bipedismo es un rasgo fundamental que distingue a los homínidos de otros primates. Aunque Lucy probablemente aún trepaba por los árboles, como lo sugieren sus brazos relativamente largos y sus curvos dedos prensiles, su capacidad para caminar erguida fue un paso crucial en la evolución humana.

El bipedismo: una adaptación clave

El bipedismo de Lucy no solo es un rasgo anatómico interesante; es también una adaptación clave que permitió a los homínidos explorar nuevos entornos y liberar las manos para ejecutar otras tareas. Caminar sobre dos piernas es más eficiente energéticamente para recorrer largas distancias en terrenos abiertos, lo que pudo haber sido crucial para la supervivencia de los A. afarensis en un entorno cambiante en el que el clima estaba haciendo evolucionar algunos bosques septentrionales secos a sabanas y praderas.

Además, el bipedismo tuvo implicaciones profundas para el desarrollo de la cultura y la tecnología humanas. Al liberar las manos, nuestros antepasados pudieron manipular objetos, fabricar herramientas y desarrollar comportamientos complejos. Aunque Lucy no fabricaba herramientas (la evidencia más antigua de herramientas de piedra data de hace unos 2,6 millones de años), su postura erguida sentó las bases para estos avances posteriores.

El entorno de Lucy

Lucy vivió en un mundo muy diferente al nuestro. Durante el Plioceno, el clima de África Oriental estaba experimentando cambios significativos, con un aumento de la aridez y la expansión de las sabanas. Este entorno más abierto pudo haber favorecido la evolución del bipedismo, ya que caminar sobre dos piernas es más eficiente en terrenos extensos despejados de bosques cerrados.

El análisis de los sedimentos y fósiles asociados con Lucy sugiere que habitaba en un entorno mixto, con áreas forestales cerca de ríos y lagos, pero también con pastizales abiertos. Esta diversidad de hábitats pudo haber proporcionado a los A. afarensis una variedad de recursos alimenticios, desde frutas y hojas hasta raíces y pequeños animales.

La importancia de Lucy en la evolución humana

Lucy es un eslabón crucial en la cadena evolutiva que conecta a los primeros homínidos con los humanos modernos. El descubrimiento de sus restos ayudó a consolidar la idea de que el bipedismo evolucionó antes que el aumento del tamaño del cerebro, una secuencia que ha sido confirmada por otros hallazgos posteriores, como los de Australopithecus anamensis y Ardipithecus ramidus. Además, Lucy ha proporcionado una información extraordinariamente valiosa sobre la diversidad de los homínidos tempranos.

Los A. afarensis no eran los únicos homínidos que vivían en África en ese momento, pero su éxito evolutivo, evidenciado por su amplia distribución geográfica y su persistencia durante casi un millón de años, sugiere que estaban bien adaptados a su entorno.

El legado de Lucy

Desde su descubrimiento, Lucy se ha convertido en un ícono de la paleoantropología. Su esqueleto ha sido estudiado exhaustivamente, y las réplicas de sus huesos se exhiben en museos de todo el mundo, inspirando a nuevas generaciones de científicos y entusiastas de la evolución humana. Además, su descubrimiento ha impulsado la exploración de otros yacimientos fósiles en África, lo que ha llevado a hallazgos igualmente importantes, como los de los géneros Paranthropus y Homo.

Lucy también ha capturado la imaginación del público en general. Su historia nos recuerda que, aunque somos una especie única en muchos aspectos, compartimos un ancestro común con otros primates y estamos conectados con el mundo natural a través de millones de años de evolución. En un sentido muy real, Lucy es una ventana al pasado, una ventana que nos permite vislumbrar los primeros pasos de nuestro viaje evolutivo.

Lucy, el A. afarensis, es mucho más que un conjunto de huesos fosilizados. Es un testimonio de la resiliencia y la adaptabilidad de la vida, y un recordatorio de que la evolución es un proceso gradual y complejo. Su descubrimiento ha transformado nuestra comprensión de la historia humana, mostrándonos que el camino hacia el Homo sapiens estuvo marcado por una serie de adaptaciones clave, como el bipedismo, que sentaron las bases para nuestro éxito como especie. 

A medida que continuamos explorando el registro fósil y refinando nuestras técnicas de análisis, es probable que descubramos más sobre Lucy y sus contemporáneos. Cada nuevo hallazgo nos acerca un poco más a comprender quiénes somos y de dónde venimos. Y en ese sentido, Lucy no es solo un fósil; es un símbolo de nuestra curiosidad insaciable y de nuestro deseo de entender el mundo que nos rodea.

lunes, 27 de enero de 2025

UNA FLOR MEDITERRÁNEA QUE CAMBIA DE FORMA Y COLOR ENTRE ESTACIONES

Aspecto primaveral del collejón, Moricandia arvensis. Foto

Imagínate por un momento que eres una planta que necesita ayuda de polinizadores para llevar a cabo el proceso fundamental de la reproducción sexual: ¿cuál sería tu mejor estrategia para atraer polinizadores? ¿Deberías seguir una estrategia de búsqueda de un solo especialista o, por el contrario, convertirte en un generalista que atraiga a muchos para no tener problemas si tu polinizador especializado desaparece?

La estrategia que ha seguido Moricandia arvensis, el collejón, una herbácea común en la cuenca mediterránea, es ambiciosa: produce unas flores en primavera y otras diferentes en el verano. 

En primavera, la temporada de esplendor floral, M. arvensis produce flores grandes de color violeta que atraen a las abejas especialistas de lengua larga. Cuando llega el verano, produce flores pequeñas y blancas que atraen a una gran variedad de insectos. El cambio no es simplemente de apariencia. Las flores primaverales producen tres veces más néctar que las versiones veraniegas. Es como si la flor practicara en verano una política de “puertas abiertas”, muy alejada del selecto club primaveral.

Un grupo de investigadores en ecología de la polinización, un tema que sedujo a Darwin, querían saber cómo ese comportamiento bipolar afectaba al éxito reproductivo de la especie. No escatimaron esfuerzos: observaron visitantes de flores en seis lugares diferentes de España durante un período de ocho años. En total, registraron más de 6.700 visitas de polinizadores.

Diferencia de color entre las flores de primavera y verano que produce Moricandia arvensis. Imagen capturada de Gómez et al 2025.

También hicieron un seguimiento de la eficacia de los polinizadores. Se expusieron más de ochocientas flores vírgenes a insectos pertenecientes a trece grupos funcionales de polinizadores. Una vez que la flor recibía una visita, para evitar más visitas los investigadores le arrancaban los pétalos, anotaban qué insectos  habían visitado la flor y, pasado el tiempo, volvían a visitar las flores para comprobar la producción de semillas.

Más de tres cuartas partes de las flores de primavera produjeron semillas tras haber sido polinizadas por abejas de lengua larga y un 11% más por abejas carnívoras. Los resultados de las flores de verano fueron mucho más variados: un 26% de las plantas productoras de semillas habían sido fecundadas por abejas pequeñas de lengua corta; un 19% por abejas grandes de lengua larga y un 17% por abejas minúsculas. Un tanto sorprendentemente, algunos visitantes habituales, como las moscas y los escarabajos, apenas sirvieron para la polinización.

Gómez y sus colegas demuestran que las plantas pueden adaptarse a condiciones cambiantes modificando radicalmente su estrategia de polinización interestacional. El comportamiento del collejón resulta particularmente original porque tiene éxito en practicar una estrategia generalista de dos maneras diferentes. En primavera, utiliza eficazmente varios tipos de insectos de lengua larga, mientras que en verano se beneficia de una gama aún más amplia de polinizadores.

En lugar de elegir entre especialización y generalización, M. arvensis adopta un enfoque que le permite ser un generalista competente en ambas estaciones, al tiempo que aprovecha las diferencias en la calidad de los polinizadores para maximizar su éxito reproductivo.

Las altas temperaturas y las mayores horas de luz del verano desencadenan cambios en la expresión de más de 625 genes de esta planta, que hacen que comience a producir flores radicalmente diferentes: en primavera grandes, en forma de cruz y de color lila; en verano, pequeñas, redondeadas y de color blanco. Las primeras reflejan los rayos ultravioletas, mientras que las segundas los absorben.

Además, estas flores de verano atraen a un conjunto diferente de polinizadores, compuesto por especies más generalistas. Este cambio en el conjunto de polinizadores (el nicho de polinización) permite que esta planta tenga éxito reproductivo en condiciones difíciles.

Este curioso fenómeno se debe a la denominada plasticidad fenotípica, que es la capacidad de un genotipo de producir diferentes fenotipos en respuesta a cambios en el ambiente. Se trata de una propiedad esencial de los seres vivos, cuyo papel en la adaptación y aclimatación a los cambios ambientales todavía no es completamente conocido.

domingo, 26 de enero de 2025

SOBRE SALCHICHAS, OSITOS DE GOMINOLA, CHUCHES Y GELATINAS

 

Si te gustan los ositos de gominola o la mayoría de las chuches, pero eres aprensivo, quizás no deberías seguir leyendo este artículo.

«Las leyes son como las salchichas: mejor no ver cómo las hacen». La frase, que se suele atribuir a Otto von Bismarck, bien pudiera aplicarse a la elaboración de los ositos de gominola, a infinidad de chuches y a la gelatina de la que tanto se usa y se abusa en los postres de hospitales y geriátricos.

Parece imposible que los adorables ositos de gominola puedan contener ingredientes poco deseables. Depende del grado de escrupulosidad de cada uno. El contenido aparece en los envases: jarabe de glucosa (un monosacárido disuelto en agua), azúcar, aromas, colorantes, correctores de acidez, pectina (una fibra que abunda, por ejemplo, en las manzanas), almidón y gelatina.

¿Qué es exactamente la gelatina? La respuesta no es del todo agradable: huesos, pieles y cartílagos de cerdo, burro, vaca o caballo, es decir, un montón de despojos desechados por la industria cárnica e incluso por las casquerías disueltos lentamente en agua hirviendo. Esa mezcla de desechos recogida diariamente en los mataderos contiene una sustancia producida al calentar un extracto acidificado de huesos o piel de animales llamado “colágeno hidrolizado”, vulgo “gelatina”.

El colágeno es una proteína que se encuentra en los huesos, la piel y el tejido conectivo de los animales, incluidos los humanos. Dicho en otros términos, como indica la raíz de su nombre, la gelatina es un gel, una mezcla proteínica semisólida, incolora, translúcida, quebradiza e insípida a temperatura ambiente. Una notable propiedad de esa mezcla es su comportamiento a temperaturas diferentes: es líquida en agua caliente (un coloide tipo sol) y se solidifica en agua fría (un coloide tipo gel).

Cuando la gelatina se disuelve en agua caliente, las cadenas de péptidos que conforman las proteínas, normalmente amalgamadas las unas con las otras se separan y se mueven libremente en la solución. Conforme la solución se enfría, esas cadenas se atraen nuevamente entre sí y el “caldo” se espesa. Al unirse, forman una matriz que atrapa las moléculas de agua y el resultado es un gel. Si alguna vez has observado lo que sucede cuando se enfría un caldo hecho con huesos, habrás asistido a ese proceso químico.

Breve historia de la gelatina industrial

En 1845, aunque la gelatina en sí ya había sido descubierta en el siglo XVII por el francés Denis Papin que la obtuvo como un subproducto de hervir huesos de animales, el industrial e inventor Peter Cooper (al que, dicho sea de paso, le cabe el honor de haber sido, a sus 85 años, el candidato a presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos) obtuvo la primera patente para la fabricación de gelatina.

La sustancia gelatinosa que Cooper logró separar de los huesos era pura proteína y, según se fue comprobando poco a poco, tenía miles de usos potenciales en las industrias alimentaria, cosmética, farmacéutica y fotográfica. Cooper patentó su fabricación, pero hizo poca cosa para indagar en sus posibles usos y se limitó a comercializarla empaquetándola para venderla a los cocineros, pero tuvo poco éxito.

Aburrido, nuestro inquieto inventor abandonó la investigación en gelatinas y se dedicó con más éxito a los ferrocarriles: inventó la Tom Thumb, la primera locomotora estadounidense, y otras máquinas pesadas y finalmente creó la compañía de ferrocarriles de Baltimore y Ohio (B & O), el ferrocarril más antiguo de los Estados Unidos.

En 1895, Pearle B. Wait, dueño de una farmacia en LeRoy, Nueva York, compró la fórmula de Cooper y, animado por el relativo éxito de su negocio de jarabe para la tos, él y su esposa experimentaron artesanalmente en la cocina de su casa añadiendo saborizantes para elaborar un postre con sabor a frutas, al que su esposa, May, llamó Jell-O, convertida hoy en una popularísima marca registrada de Kraft Heinz. 

Los primeros sabores que prepararon fueron fresa, frambuesa, naranja y limón. Trataron de comercializar su producto, que patentaron en 1897, pero carecían de capital y experiencia. En 1899 vendieron su patente por 450 dólares a Orator Frank Woodward, que ya tenía cierto éxito en la fabricación y venta de fármacos.

Con el tiempo y mucho esfuerzo, Woodward convirtió Jell-O en un producto extraordinariamente conocido y utilizado en Estados Unidos y Canadá. Al principio, las ventas fueron lentas y un tanto frustrantes, pero cuando lanzó la campaña publicitaria “El postre favorito de Estados Unidos” tuvo tanto éxito que en 1902 las ventas ascendieron a 250.000 dólares, a lo que sin duda ayudaron varios influencers de la época que, convenientemente engrasados con dólares, proclamaron que la gelatina Jell-O era perfecta para una comida elegante. Eso lo cambió todo.

Anuncio de 1910 que contiene el lema "El postre más famoso de Estados Unidos. Imagen

La gelatina Jell-O comenzó a aparecer en banquetes y cenas comme il fault. En 1906, las ventas alcanzaron el millón de dólares. La popularidad de Jell-O aumentó gracias al envío de agentes comerciales elegantemente vestidos y a la distribución de quince millones de copias de un libro de recetas con Jell-O que contenía las favoritas de las celebridades.

Breve historia de los ositos de gominola

En 1920, el pastelero alemán Hans Riegel fundó la empresa Haribo, nombre derivado de las dos primeras letras de su nombre y apellido y de Bonn, su ciudad natal. Riegel empezó fabricando caramelos tan duros como los adoquines zaragozanos o los tofes de la Viuda de Solano, pero su negocio no iba bien. Necesitaba una nueva idea. Siguiendo el ejemplo de los fabricantes de mermeladas y jaleas, combinó zumo de frutas, azúcar y una goma gelificante de la savia de las acacias conocida como “goma arábiga”, de donde procede el nombre original “gummy” (goma) del que derivaría más tarde gominola en el idioma de Cervantes, que no en el de Shakespeare.

La goma arábiga tenía que importarse de África y era cara, por lo que Riegel la sustituyó por gelatina, mucho más barata. ¿Por qué decidió darle forma de oso a sus chuches? La historia cuenta que se inspiró en los osos bailarines que hacían reír a los niños en los festivales callejeros.

Esos osos habían entretenido al público desde la Edad Media, pero su adiestramiento no era motivo de risa, era una crueldad. Cuando eran cachorros, los ositos eran obligados a pararse sobre platos calientes, lo que les hacía saltar de una pata a otra mientras sonaba música. Aprendieron a asociar la música con el dolor y comenzaron a “bailar” cada vez que escuchaban la melodía familiar.

El nombre original en alemán de estos caramelos era “Tanzbaren”, que significa “Oso bailarín”. En 1960, el dulce fue rebautizado como “Ositos de oro”, que era un poco más “elaborado” que el original. Gracias a los avances en la química sintética, los ositos comenzaron a aparecer en una gran variedad de colores y sabores.

Como era más barato, el jarabe de maíz sustituyó parte del azúcar, el aceite de palmiste y el almidón mejoraron la textura, mientras que las ceras de carnauba y de abejas añadieron brillo a las chuches. Las “gomitas ácidas” deben su acidez a los ácidos cítrico y málico, que se encuentran en las frutas, pero se producen sintéticamente a partir de materias primas derivadas del petróleo.

Ositos explosivos

Si quieres que los ositos de goma hagan honor al nombre original de “Ositos bailarines”, hay una manera de conseguirlo. Pero necesitas algo de experiencia química y un poco de clorato de potasio fundido.

En su mayor parte los ositos son azúcar, y el azúcar arde. Cuanto más oxígeno, mejor arde. El clorato de potasio es un agente oxidante fuerte, lo que significa que libera oxígeno fácilmente, especialmente cuando está caliente. Un experimento clásico es derretir clorato de potasio en un tubo de ensayo y colocar dentro un osito de goma. Hay muchos videos en YouTube donde puedes ver a ese osito protagonizando una explosión. No intentes hacer eso en tu casa.

Confórmate con ponértelo en la boca y comprueba si, con los ojos cerrados, puedes relacionar el sabor (frambuesa, naranja, fresa, piña y limón) con sus respectivos colores: rojo, naranja, verde, incoloro y amarillo. Apuesto a que no puedes.

sábado, 25 de enero de 2025

DON`T BE A SUCKER

A piece from an old anti-fascist documentary is circulating on social media these days, which I find highly relevant given the current global situation. This storm has its vortex around Donald Trump and his ultra-rich, hyper-reactionary clique.

The documentary Don't Be a Sucker is a short piece of American propaganda produced in 1943 and later updated in 1947. With a runtime of approximately 17 minutes, it was developed by the United States War Department to warn about the dangers of fascism and discrimination in American society.

Its central message revolves around the importance of unity, equality, and the fight against ideological division based on prejudice. It argues that both majority and minority groups are harmed by fascism and that Americans must unite against fascism, regardless of race, religion, or national origin.



From the very beginning, Don't Be a Sucker sets its tone with a scene in which a speaker in a public square riles up a crowd by denigrating various social groups: immigrants, Catholics, Jews, African Americans, and unions. As the tirade progresses, an older man watching the scene realizes the danger of this rhetoric and shares his experience with an average American citizen. This elderly man turns out to be a European immigrant who lived in Nazi Germany and, through his story, warns about the parallels between National Socialist propaganda and the hate speech he hears in the United States.

One of the most notable aspects of the documentary is its way of presenting ideological manipulation. It uses concrete examples of how Nazi Germans exploited social resentment and promoted discrimination to consolidate their power. It illustrates how, by dividing society into opposing groups, authoritarian leaders manage to control and oppress the population. This "divide and conquer" strategy is shown as a latent threat in any society that does not value unity and equality.

In visual terms, Don't Be a Sucker employs a direct and effective narrative style. The staging is simple but effective: the main characters—the European elderly man and the American citizen—converse in a didactic tone that makes the message easy to understand, even for an audience with little knowledge of history or politics. Furthermore, the short film intersperses archival footage and dramatizations to reinforce its argument.

A key point of the documentary is its defense of the American ideal of equality and civil rights. It emphasizes that the true strength of the United States lies in its diversity and in protecting the individual rights of all citizens, regardless of their ethnic background or beliefs. At a time when racial segregation was an issue in the country, this message carried particular relevance.

The 1947 update incorporated new elements, such as referencing the dangers of communism and reinforcing the anti-discrimination message in the post-war context. This change reflected the growing concern about the Cold War and the need to maintain social cohesion during a time of global ideological tension.

Despite having been produced over 75 years ago, Don't Be a Sucker remains surprisingly relevant today. Its warning about political manipulation, discrimination, and the erosion of civil rights resonates in a world where hate speech and political polarization are still serious problems.

Its message of unity and civic vigilance continues to be an incredibly valuable educational tool in the fight against extremism and intolerance.

In conclusion, Don't Be a Sucker is a powerful documentary that, despite its brevity, manages to convey a deep message about the importance of social cohesion and resistance against populist propaganda. Its clear narrative style, historical examples, and contemporary relevance make it an essential piece for reflecting on the importance of tolerance and equality in any democratic society.

And above all, dear reader: Don’t Be a Sucker!

NO SEAS TONTO

 

Circula estos días por las redes un fragmento de un antiguo documental antifascista que me parece muy pertinente en los vientos que soplan actualmente en todo el mundo, un huracán cuyo vórtice está en el entorno de Donald Trump y su camarilla de ultrarricos hiperreaccionarios.

El documental Don't Be a Sucker (No seas tonto) es un cortometraje de propaganda estadounidense producido en 1943 y posteriormente actualizado en 1947. Con una duración de aproximadamente 17 minutos, este corto fue desarrollado por el Departamento de Guerra de Estados Unidos con el objetivo de advertir sobre los peligros del fascismo y la discriminación en la sociedad estadounidense.

Su mensaje central gira en torno a la importancia de la unidad, la igualdad y la lucha contra la división ideológica basada en prejuicios. Sostiene que tanto los grupos mayoritarios como los minoritarios se ven perjudicados por el fascismo, y que los estadounidenses deben unirse contra el fascismo independientemente de la raza, la religión o el origen nacional.

Desde el primer momento, Don't Be a Sucker establece su tono con una escena en la que un orador en una plaza pública arenga a una multitud denigrando a diversos grupos sociales: inmigrantes, católicos, judíos, afroamericanos y sindicatos. Mientras la soflama avanza, un hombre mayor que observa la escena se da cuenta del peligro que conlleva esa retórica y comparte su experiencia con un ciudadano estadounidense medio. Este anciano resulta ser un inmigrante europeo que vivió en la Alemania nazi y, a través de su relato, advierte sobre los paralelismos entre la propaganda nacionalsocialista y el discurso de odio que escucha en Estados Unidos.

Documental completo 

Uno de los aspectos más notables del documental es su manera de presentar la manipulación ideológica. Utiliza ejemplos concretos de cómo los nazis alemanes explotaron el resentimiento social y promovieron la discriminación para consolidar su poder. Se ilustra cómo, al dividir a la sociedad en grupos opuestos, los líderes autoritarios logran controlar y oprimir a la población. Esta estrategia de "divide y vencerás" se muestra como una amenaza latente en cualquier sociedad que no valore la unidad y la igualdad.

En términos visuales, Don't Be a Sucker emplea un estilo narrativo directo y eficaz. La puesta en escena es sencilla pero efectiva: los personajes principales —el anciano europeo y el ciudadano estadounidense— conversan en un tono didáctico que facilita la comprensión del mensaje incluso para una audiencia sin conocimientos profundos sobre historia o política. Además, el cortometraje intercala imágenes de archivo y dramatizaciones para reforzar su argumento.

Un punto clave del documental es su defensa del ideal estadounidense de igualdad y derechos civiles. Enfatiza que la verdadera fortaleza de Estados Unidos radica en su diversidad y en la protección de los derechos individuales de todos los ciudadanos, sin importar su origen étnico o creencias. En una época en la que la segregación racial era un problema en el país, este mensaje cobraba una relevancia particular.

La actualización de 1947 incorporó nuevos elementos, como la referencia a los peligros del comunismo y el refuerzo del mensaje antidiscriminatorio en el contexto de la posguerra. Este cambio reflejaba la preocupación creciente por la Guerra Fría y la necesidad de mantener la cohesión social en un momento de tensión ideológica global.

A pesar de haber sido producido hace más de 75 años, Don't Be a Sucker sigue siendo un documental sorprendentemente relevante en la actualidad. Su advertencia sobre la manipulación política, la discriminación y la erosión de los derechos civiles resuena en un mundo donde los discursos de odio y la polarización política siguen siendo problemas graves.

Su mensaje de unidad y vigilancia cívica continúa siendo una herramienta educativa muy valiosa en la lucha contra el extremismo y la intolerancia.

En conclusión, Don't Be a Sucker es un documental potente que, a pesar de su brevedad, logra transmitir un mensaje profundo sobre la importancia de la cohesión social y la resistencia frente a la propaganda populista. Su estilo narrativo claro, sus ejemplos históricos y su relevancia contemporánea lo convierten en una pieza imprescindible para reflexionar sobre la importancia de la tolerancia y la igualdad en cualquier sociedad democrática.

Y, ante todo, amigo lector, amiga lectora: ¡Don't Be a Sucker!

* Traducción a inglés en la siguiente entrada.

miércoles, 22 de enero de 2025

CUARENTA AÑOS DE BEBIDAS ISOTÓNICAS

 

Han pasado cuarenta años desde que un equipo de científicos creó Gatorade para ayudar a que los jugadores de fútbol de su universidad combatieran el agotamiento por calor y los calambres musculares que sufrían durante los entrenamientos realizados bajo las temperaturas tórridas propias de Florida.

Fue el comienzo de la era de las bebidas isotónicas, básicamente compuestas de agua, sodio, potasio y azúcar, una combinación elemental que, sin embargo, mantiene a los usuarios hidratados, energéticamente recuperados y con la función muscular optimizada. Gatorade fue la primera de una carrera de bebidas con electrolitos que allanó el camino para la comercialización de otras muchas bebidas deportivas electrolíticas o isotónicas que hoy pueblan los estantes de los supermercados.

La que sigue es una pequeña disertación sobre algunos de los ingredientes clave de las bebidas isotónicas.

El Dr. Robert Cade, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Florida, creador de Gatorade, sirviendo el líquido de su invención a jugadores de fútbol americano durante un entrenamiento en Gainesville, FL 27/04/1968. Foto de Lynn Pelham (Foto de Lynn Pelham /Sports Illustrated/Getty Images).
La importancia de la hidratación

El cuerpo humano pierde agua constantemente a través de funciones normales, como sudar, orinar e incluso respirar. Cuando se pierde agua, el cuerpo también excreta algunos electrolitos clave, como potasio y sodio. Estos electrolitos son cruciales para prácticamente todas las actividades metabólicas, desde la función cardíaca hasta las contracciones musculares.

La palabra electrolito alude a debido a que son elementos que se ionizan, es decir, adquieren una carga eléctrica cuando se disuelven en agua. Esa carga les permite participar en todo tipo de reacciones químicas fisiológicas que mantienen el funcionamiento normal del cerebro y equilibran los líquidos dentro y fuera de las células del cuerpo y la acidez o alcalinidad de la sangre.

Electrolitos. Vídeo en inglés con subtítulos.

Un estrés corporal importante como participar en una sencilla carrera de unos pocos km, o, simplemente, al sufrir los efectos diarreicos de un virus estomacal puede acelerar la deshidratación. La diarrea y los vómitos son vías fáciles de pérdida de electrolitos como el sodio y el potasio. Si no se controla, dicha pérdida de líquidos corporales puede provocar complicaciones más graves, como lipotimias y taquicardias. Para prevenir estas alteraciones, es imprescindible reponer los líquidos y electrolitos que se eliminan en exceso.

Los ingredientes del Gatorade

El agua, el ingrediente principal de la mayoría de las bebidas deportivas, hidrata. El cuerpo humano está compuesto aproximadamente por un 60% de agua, por lo que, para mantenerse adecuadamente hidratado, es importante beber agua con regularidad. No hace falta beber continuamente porque cuando el volumen de agua disminuye, el cuerpo envía señales de sed al cerebro.

No obstante, estas señales suelen ir algo retrasadas con respecto al grado de hidratación, lo que quiere decir es que, cuando sientes sed, probablemente tu cuerpo ya esté ligeramente deshidratado. Para una evaluación más precisa de la hidratación, comprueba el color de la orina. ¿Orina de color amarillo oscuro o dorada? Bebe un poco de agua. ¿Orina de color amarillo pálido o transparente? Tienes una buena hidratación.

El sodio, otro ingrediente importante las bebidas isotónicas, atrae el agua. Cuando estás deshidratado, la sangre del cuerpo está más concentrada porque, en general, circula menos agua. Cuando tienes un volumen sanguíneo bajo, tus vasos sanguíneos no se expanden tanto como lo harían normalmente, lo que reduce la presión arterial. Si, debido a la deshidratación, la presión arterial baja demasiado rápido puedes sentir mareos, aturdimiento, náuseas o debilidad.

El sodio atrae agua al torrente sanguíneo de forma activa. Por eso, durante un entrenamiento intenso o cuando se padece una enfermedad que provoca deshidratación, consumir algo salado o una bebida isotónica puede ayudar.

Por su parte, el potasio de los líquidos isotónicos regula las contracciones musculares. Este electrolito es especialmente importante para regular el ritmo cardíaco y también ayuda a las contracciones normales de los músculos esqueléticos. Si el cuerpo carece de suficiente potasio, aparecen los calambres musculares y los desfallecimientos.

El azúcar proporciona energía y un rápido poder de absorción de nutrientes. Una bebida electrolítica típica contiene dos azúcares simples: glucosa y dextrosa. Un azúcar simple es aquel que el cuerpo puede digerir y absorber rápidamente, con el objetivo de aumentar rápidamente el nivel sanguíneo de azúcar.

El ejercicio intenso durante más de una hora, la realización de actividades en climas muy cálidos o húmedos o el esfuerzo físico provocado por una enfermedad pueden acelerar el metabolismo del cuerpo y agotar rápidamente la glucosa en sangre. Cuando los niveles de glucosa bajan, puede se experimenta fatiga, debilidad, mareos, náuseas o dificultad para concentrarse.

La combinación de nutrientes de Gatorade fue diseñada pensando en los futbolistas, pero a veces también se habla de ella como un remedio a tener en cuenta durante un episodio de enfermedad gastrointestinal. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque para reponer la energía perdida durante el entrenamiento, muchas bebidas isotónicas tienen un alto contenido en azúcar.

Cuando ese azúcar se introduce en un tracto gastrointestinal alterado, puede absorber más agua, lo que provoca más diarrea. Si te encuentras en esa desagradable situación, hay otras opciones, que pasan por ingerir una bebida electrolítica con menos azúcar. Entre las bebidas que puedes tener en cuenta se encuentran muchas elaboradas con polvos para disolver en agua o incluso un caldo de carne o verduras. Esas bebidas hidratan, pero añaden un contenido mínimo de azúcar.

El cuerpo humano es increíblemente eficaz a la hora de gestionar los nutrientes en la sangre. En la mayoría de los casos, una alimentación equilibrada y el consumo de agua son suficientes para cubrir las necesidades nutricionales e hídricas diarias. Sin embargo, durante el ejercicio físico intenso o una enfermedad sobrevenida, el cuerpo puede tener dificultades para mantener su equilibrio habitual.

Si notas síntomas poco habituales como mareos, fatiga o sed persistente, tu cuerpo necesita atención. En casos específicos de deshidratación por ejercicio o enfermedad, una bebida deportiva isotónica puede ser una herramienta sencilla para ayudarte a recuperar un buen estado. Pero, recuerda ¡ojo con el azúcar!

domingo, 19 de enero de 2025

FLORENCE NIGHTINGALE Y LA ROSA QUE SALVÓ MILES DE VIDAS

 


En 1858, la enfermera, estadística y reformadora Florence Nightingale publicó un documento de más de mil páginas titulado Notas sobre cuestiones que afectan a la salud, la eficiencia y la administración hospitalaria del ejército británico, fundadas principalmente en la experiencia de la última guerra. Presentadas a petición del Secretario de Estado para la Guerra. [Original aquí].

Esta obra impresa de distribución restringida contenía un gráfico estadístico en color titulado Diagrama de las causas de mortalidad en el Ejército del Este, que mostraba que las enfermedades epidémicas, que eran responsables de más muertes británicas en el curso de la guerra de Crimea que las heridas en el campo de batalla, podían controlarse mediante la toma en consideración de una serie de factores, entre ellos la nutrición, la ventilación y el abrigo. El gráfico, que Nightingale utilizó como una forma de explicar estadísticas complejas de forma sencilla, clara y persuasiva, se conoce como el "Diagrama de la Rosa" de Nightingale.

Una adelantada a la “Era de los Datos”

Cuando pensamos en pioneros de la ciencia y la medicina, las referencias habituales suelen ser los “padres de algo”: el “padre de la microbiología”, el “padre de la cirugía moderna”, el “padre de los antibióticos” etc. Pero Florence Nightingale, enfermera, estadística y defensora de la sanidad pública, fue una pionera decimonónica por derecho propio, que la hacen  merecedora del título de “madre” de la estadística y la exposición gráfica de los datos referidos a la salud pública.

Nightingale, más conocida por su incansable labor durante la guerra de Crimea, revolucionó las prácticas sanitarias y redujo significativamente las tasas de mortalidad en los hospitales militares. Pero su legado no se limitó a la enfermería, sino que también se debió a su capacidad para comunicar la urgencia de las reformas sanitarias mediante el poder expositivo de los datos gráficos.

La guerra de Crimea: un campo de batalla por las mejoras higiénico-sanitarias

Durante la Guerra de Crimea (1853-1856), Nightingale y su equipo de enfermeras fueron testigos de las terribles condiciones que imperaban en los hospitales de campaña británicos. Los soldados morían no por heridas sufridas en el campo de batalla, sino por enfermedades prevenibles como el cólera, la disentería y el tifus. En un determinado momento, la tasa de mortalidad en algunos hospitales superaba el 40%.

Nightingale comprendió que mejorar las condiciones sanitarias (ventilación, agua potable y mejor gestión de los residuos) podía reducir drásticamente estas muertes, pero para convencer a los políticos y a los militares de que invirtieran en reformas sanitarias se necesitaba algo más que pruebas anecdóticas: se necesitaban datos.

Así fue como adquirió relevancia el Diagrama de la Rosa. Diseñado en 1858, este gráfico circular representaba visualmente las tasas de mortalidad mensuales en los hospitales militares, diferenciando entre las muertes causadas por enfermedades prevenibles (azul), heridas de guerra (naranja) y otras causas (negro).

Fuente de la imagen: https://www.historyofinformation.com/detail.php?entryid=3815

Lo que hizo revolucionario el Diagrama de la Rosa de Nightingale no fue sólo su atractivo estético, sino su capacidad de contar resumidamente una historia en tres etapas:

Comparación antes y después: Nightingale no se limitó a trazar los datos de manera lineal, sino que creó dos “rosas” distintas: una para el año anterior a la implementación de las reformas sanitarias (derecha) y otra para el año posterior (izquierda). Esta separación, utilizando la misma escala, hizo que fuera imposible ignorar la drástica disminución de las tasas de mortalidad.

Patrones estacionales: El diseño circular destacaba las variaciones estacionales en la mortalidad, con cuñas más grandes representando los meses en los que había más fallecimientos. Eso dejaba claro que las enfermedades prevenibles aumentaban durante ciertas épocas del año, lo que subrayaba la necesidad de mejoras higiénico-sanitarias constantes.

Escalado para una mayor claridad expositiva: Nightingale escaló sus datos utilizando una transformación de raíz cuadrada, un método muy extendido hoy para abordar problemas de asimetría y variación en los datos, lo que significaba que el área de cada cuña del Diagrama de la Rosa representaba las tasas de mortalidad. Esto contrasta con un método típico de representación de datos mediante un diagrama de barras, que tiende a destacar diferencias más grandes en los valores. El uso de la transformación de raíz cuadrada restaba importancia a los valores atípicos extremos, como el número de muertes excepcionalmente alto de un mes, para, en cambio, centrar la atención en las tendencias generales. 

El Diagrama de Rose de Nightingale no era sólo un instrumento científico: era una herramienta política. Al presentar los datos de una forma visualmente atractiva, superó la resistencia burocrática y presentó argumentos innegables a favor de las reformas. Su trabajo ayudó a persuadir al gobierno británico para que reformara las instalaciones sanitarias de los hospitales militares, lo que contribuyó a una drástica reducción de las muertes por enfermedades prevenibles.

Hoy, el Diagrama de la Rosa de Nightingale sirve como recordatorio de que los datos no sirven solo para el análisis, sino que son también una poderosa herramienta para la acción, que viene a recordarnos que para darle sentido a cualquier información compleja la forma en que se presentan los datos puede ser tan importante como los datos en sí mismos.

También es un recordatorio para ver las visualizaciones de datos con ojo crítico. Si el creador de una representación visual de datos tiene un objetivo personal o político, puede manipular fácilmente los datos de formas que no son inmediatamente obvias. Hay docenas de enfoques para manipular las percepciones del espectador de datos visuales, como un eje truncado, un eje invertido o un esquema de colores distorsionador.

La rosa de Nightingale fue impactante precisamente porque tradujo datos complejos en una narrativa visual convincente, facilitando la comprensión a los receptores profanos, si conocimientos científicos. Con el acceso moderno a las herramientas de diseño y gráficos actuales, los lectores deben ser conscientes de que la naturaleza sorprendente del diseño de visualización de datos puede usarse tanto para informar como para desinformar, para exponer correctamente la realidad o para desvirtuarla.

La próxima vez que vea una infografía o un gráfico estadístico, recuerde que gracias Nightingale a veces una imagen no vale más que mil palabras: vale más que mil vidas.


EISENHOWER Y BIDEN: DOS PREMONITORIOS DISCURSOS DE DESPEDIDA

 


Desde el primer discurso que pronunció en 1796 George Washington para anunciar al pueblo estadounidense su intención de abandonar la presidencia después de dos mandatos, el “farewell speech”, el discurso de despedida, ha sido una tradición utilizada por todos los presidentes con la sola interrupción de Donald Trump cuando en 2021 finalizó su primera estancia en la Casa Blanca.

Entre las despedidas presidenciales posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la más famosa fue la de Dwight D. Eisenhower, quien pronunció su discurso desde la Oficina Oval el 17 de enero de 1961. Con el paso de los años, la famosa advertencia del ex general de mirar hacia adentro, al auge del "complejo militar-industrial" diseñado para proteger a la nación contra la Unión Soviética, es la que puede ofrecer hoy las lecciones más significativas.

En el discurso de despedida que ha puesto fin a su amarga presidencia Joe Biden ha hecho una advertencia que recuerda a la del presidente Eisenhower.

El discurso de Eisenhower y la Guerra Fría

La caída del muro de Berlín en 1981 significó también el desmoronamiento del “Telón de Acero”, un término acuñado por Winston Churchill en 1945 en su famoso discurso en la Universidad de Fulton para referirse a la frontera, física e ideológica, que separaba a los países que, tras la Segunda Guerra Mundial, habían quedado bajo la influencia militar, política y económica de la Unión Soviética de los países occidentales regidos por democracias capitalistas.

Para mantener su hegemonía política y económica, ambos bandos emplearon todos los medios a su alcance. Desde sus orígenes fue una lucha desequilibrada por las condiciones de las que Estados Unidos y la URSS emergieron de la II Guerra Mundial. Estados Unidos había salido enormemente reforzado de ella. Para asegurar el funcionamiento del sistema capitalista, fue esclarecedor el famoso Telegrama Largo del diplomático George Kennan, uno de los principales ideólogos de la Guerra Fría, en el que se afirmaba que era necesario mantener un clima de estabilidad política internacional bajo la hegemonía norteamericana.

En ese documento se manifestó con absoluta nitidez, el interés del capital norteamericano sobre el planeta entero y el verdadero propósito de la «defensa del mundo libre» con las armas de este país y de sus aliados.

A pesar del notable debilitamiento económico de la URSS que no escapaba a los analistas independientes y a quienes tenían ocasión de visitar el «paraíso comunista», la obsesión de las élites políticas de Washington y las militares del Pentágono fue hacer creer al mundo que el enemigo era más fuerte de lo que realmente era. Hacerlo era vital para el llamado Complejo Industrial-Militar, un entramado industrial, financiero y político denunciado por primera vez por el general Smedley D. Butler en 1931, que se aplica a los intereses económicos basados en una política militarista e imperialista interesada en mantener la carrera armamentística para hacer una sustanciosa caja.

Su divulgación se realizó a partir del discurso televisado de despedida del presidente Dwight Eisenhower al terminar su mandato en 1961 en el que denunció el peligro que dicho complejo suponía para el ejercicio de la democracia (audio del discurso aquí).

A pesar de subrayar la importancia del estamento militar para mantener la paz en el país y en el exterior, el 17 de enero de 1961 Eisenhower instó a la cautela: «Esta conjunción de un inmenso estamento militar y una gran industria armamentística es nueva en la experiencia estadounidense […] Sin embargo, no debemos dejar de comprender sus graves implicaciones». El presidente saliente también defendió la importancia central del equilibrio en el gobierno y la resistencia a la idea de que «alguna acción espectacular y costosa podría convertirse en la solución milagrosa a todas las dificultades actuales».

El discurso de despedida de Joe Biden: el recuerdo a los nuevos barones ladrones

Cinco días antes de abandonar la Casa Blanca, Joe Biden se despidió del cargo de presidente de Estados Unidos el miércoles 15 de enero con un discurso en el que advirtió de las amenazas que acechan a la democracia por el peligro de la desinformación fomentada por la “oligarquía” de las tecnológicas, los “abusos de poder” y el peso de los ultramillonarios en la nueva Administración Trump:

«Quiero advertir al país de algunas cosas que me preocupan mucho. Se trata de la peligrosa concentración de poder en manos de muy pocas personas ultrarricas, y de las peligrosas consecuencias si su abuso de poder queda sin control. Hoy, en Estados Unidos está formándose una oligarquía con riqueza, poder e influencia extremas que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicas y una oportunidad justa para todos de salir adelante».


Sin citar en concreto a ninguno de los ultrarricos que apoyan a Trump, cuyo gabinete concentra una riqueza sin precedentes, Biden comparó esa oligarquía con la de los “barones ladrones”, un término originalmente aplicado a ciertos hombres de negocios estadounidenses del siglo XIX, acusados de utilizar métodos faltos de escrúpulos destinados a enriquecerse, para trazar a continuación otro paralelismo histórico en relación con los magnates tecnológicos:

«El presidente Eisenhower habló en los peligros del complejo industrial militar. Seis décadas más tarde, estoy igualmente preocupado por el posible auge de un complejo industrial tecnológico que también podría plantear peligros reales para nuestro país […] Los estadounidenses están siendo sepultados bajo una avalancha de falsedades y desinformación que permite el abuso de poder. La prensa libre se desmorona. Los editores están desapareciendo. Las redes sociales renuncian a comprobar los hechos […]  La verdad se ve sofocada por mentiras contadas por el poder y por el beneficio. Debemos exigir responsabilidades a las redes sociales para proteger a nuestros hijos», dijo en clara alusión a la compañía Meta de Zuckerberg y a X, la red social de Elon Musk.

«El esfuerzo inútil conduce a la melancolía», escribió Ortega y Gasset. En un discurso que suena a ejercicio de melancolía, un Biden renacido defendió a instituciones como los tribunales, la prensa, el Congreso, la separación de poderes o los controles y equilibrios de la democracia estadounidense. 

Luego, se levantó, se abrochó la americana, saludó, fuese y no hubo nada. 

viernes, 17 de enero de 2025

LOS PEDOS DE ADOLF HITLER

Adolf Hitler no estaba loco, pero la flatulencia que padecía seguro que no le ayudó mucho a tomar decisiones correctas. Según algunos informes médicos, se autoenvenenó tomando preparados farmacológicos para combatir los gases que contenían estricnina y atropina.

El doctor Theo Morell, un dermatólogo que había cobrado una buena reputación social por tratar a famosos con enfermedades sexuales, siempre con discreción y unas maneras muy obsequiosas, no era ningún charlatán, aunque hubo rumores de lo contrario. Uno de sus pacientes —Heinrich Hoffmann, el fotógrafo personal de Hitler— se lo presentó al líder nazi y ambos congeniaron enseguida. Al poco tiempo trató a Hitler de una diversidad de dolencias y le proporcionó medicamentos de diversa índole, incluidos estimulantes y afrodisíacos (por lo general, antes de que Hitler fuera a pasar la noche con Eva Braun).

Con el paso del tiempo, ya convertido en su médico personal, Morell acabó por recetarle al dictador todo un catálogo de medicamentos de naturaleza muy variada. Las notas —minuciosas y del todo creíbles— del cuaderno médico que Morell redactaba poniendo toda su atención para evitar ser el chivo expiatorio en el caso de que Hitler pasara a mejor vida, muestran que la medicación que eligió era convencional, aunque se aseguró de que la produjeran empresas en las que tenía intereses económicos directos.

El doctor Theodor Morell con Hitler. Está señalado con una flecha y situado detrás de Martin Bormann y Nicolaus von Below (Wolfsschanze, 1940). Foto

No obstante, ni Morell ni ninguno de los otros médicos del führer lograron detener o siquiera ralentizar los efectos de la enfermedad de Parkinson que Hitler sufría; entre ellos, un temblor perceptible en la mano izquierda, que ya había llamado la atención de algunos observadores en 1941, cuando empezó a manifestarse en su pierna derecha, junto con unos andares cada vez más arrastrados y una creciente rigidez muscular en la cara. Diversos electrocardiogramas mostraron un endurecimiento paulatino de las arterias y el pelo se le volvió cano.

El atentado con bomba de julio de 1944 también hizo mella en su salud. A principios de 1945, según información posterior de Albert Speer, «se había marchitado como un anciano. Le temblaban las articulaciones; caminaba encogido y arrastraba los pies. Incluso la voz empezó a vacilar y perdió su antigua habilidad magistral: la poderosa fuerza de su discurso dio paso a una manera de hablar dubitativa y falta de energía». Aunque estaba a mediados de los cincuenta, las fotografías de la época lo muestran encorvado.

Según su biógrafo John Toland (Adolf Hitler: The Definitive Biography. Knopf Doubleday Publishing Group), por la amistad que había surgido entre la esposa de Morell y Eva Braun, Hitler incorporó a Morell como su médico personal y confió tanto en él que por primera vez desde sus días en el ejército, en 1936 se desnudó para un examen físico completo, porque los retortijones abdominales eran tan dolorosos que se ponía a gritar.

Morell diagnosticó los dolores y calambres en la región epigástrica como gastroduodenitis, para lo cual le recetó Mutaflor y Gallestol. La hinchazón y el exceso de gases también son síntomas comunes de la gastroduodenitis. Por eso, el Führer también sufría de meteorismo, es decir, de pedos incontrolables, para cuyo tratamiento Morell le recetó las píldoras antigás del Dr. Köster. A pesar del tratamiento, quienes estaban obligados a asistir a las reuniones de trabajo o los invitados a las recepciones oficiales, conocían de primera mano la atmósfera metánica que Hitler dejaba a su paso.

Las píldoras del Dr. Köster contenían estricnina y atropina, dos alcaloides extremadamente tóxicos, que afectan al sueño y a la salud mental, y provocaban que quienes las ingerían se pusieran muy nerviosos Sin saber el poder de esos alcaloides, Morell instruyó a su paciente para que tomara de dos a cuatro píldoras en cada comida. Además, complementó la dieta escasa en proteínas de su paciente con grandes dosis de vitaminas, a menudo administrándolas por vía intravenosa junto con glucosa para obtener energía.

Entre unas cosas y otras, a principios de 1941, cuando Hitler ya había empezado la invasión de la Unión Soviética, tomaba entre 120 y 150 pastillas a la semana. Los cambios de humor del dictador nazi, la enfermedad de Parkinson, los síntomas gastrointestinales, los problemas de la piel y el deterioro depresivo constante hasta su suicidio en 1945, están documentados por observadores e historiadores confiables y en los diarios de Morell.

Además de estricnina y atropina, los medicamentos extraños y poco ortodoxos que le recetaron a Hitler, a menudo por razones no reveladas, incluían cocaína tópica, anfetaminas inyectadas, glucosa, testosterona, estradiol, corticosteroides, un extraño preparado a base de un limpiador de armas, un extracto de vesículas seminales y numerosas vitaminas y "tónicos".

Nunca sabremos el rol que esta medicación tuvo en Hitler y sus decisiones durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Cuando los efectos de las pastillas fueron evidentes, tan solo seis meses antes de que Hitler quedara tocado psicológicamente y se suicidara en su bunker, el doctor Morell fue despedido y salvó su vida por los pelos.

Irónicamente, según John Toland, la causa de la flatulencia de Hitler era la más evidente: su obsesivo vegetarianismo.El exceso de fibras vegetales se acumula en el colon, donde millones de bacterias trabajan activamente hasta convertirlas en metano.

jueves, 16 de enero de 2025

LA FLOR DE CRISTAL

Diphylleia grayi. Foto

Diphylleia grayi, la flor esqueleto, se vuelve transparente cuando se moja. La estructura esponjosa de sus células capta agua con avidez, lo que provoca que la luz no se disperse y la flor se vuelva transparente.

En el corazón sombrío de las selvas de Asia oriental y Japón, una planta singular, Diphylleia grayi, esconde una de las características que más han fascinado a los botánicos. Conocida como la “flor esqueleto”, esta planta no solo destaca por su delicada belleza, sino también por una propiedad que parece sacada de un cuento: cuando entra en contacto con el agua, sus pétalos se vuelven completamente transparentes.

Diphylleia grayi (familia Berberidaceae) es una herbácea perenne que prospera en lugares sombríos y húmedoscuyas pequeñas flores blancas con seis pétalos escotados crecen de mayo a julio en racimos debajo sus grandes hojas lobuladas. Surgiendo de la mitad de estas hojas hay un racimo o "cima" de hermosas flores blancas. Después de la polinización, la cima da paso a un racimo de bayas que gradualmente se vuelven de un tono azul intenso. Los pedicelos se vuelven de un tono rojo intenso. El conjunto crea una hermosa exhibición de frutos destinadas a atraer a las aves del bosque, los principales dispersores de semillas.

Diphylleia grayi. Yukiguni Botanical Garden. Foto

A sus típicas hojas que se disponen en pares opuestos para formar una especie de marquesina, alude su nombre genérico., que proviene del griego “di” y “phyllon”, que significa “dos-hojas". Su epíteto específico tiene un origen diferente. “Grayi” rinde homenaje a Samuel Frederick Gray, (1766-1828), un naturalista, botánico y farmacéutico británico, quien, además de hacer grandes contribuciones al estudio de las plantas, fue el padre de dos grandes naturalistas y zoólogos: John Edward Gray (1800-1875) y de George Robert Gray (1808-1872).

El enigma de la transparencia

Cuando llueve, los pétalos blancos pierden el color y se vuelven transparentes dejando visible la venación de los nervios de los pétalos. Las gotas de agua se adhieren a la estructura venosa hasta formar una especie de retícula que recuerda a una planta fantasmagórica sacada de las páginas de Alicia en el país de las maravillas.

Racimo de bayas de D. grayi. Foto

Lejos de ser mágico y mal que nos pese, el fenómeno obedece a la organización celular de las flores. Las células de los pétalos se organizan en una especie de formación esponjosa con el objetivo de retener y almacenar la máxima cantidad de agua posible. Cuando la flor está seca, sus células contienen el agua suficiente para mantener esa estructura esponjosa y, a la vez, dejar que la luz que incide en los pétalos se disperse, dando como como resultado una apariencia blanca y opaca.

Cuando llega la lluvia y los pétalos se mojan, absorben más agua. Al hacerlo, las células se expanden y se saturan de agua de forma más uniforme. Con este cambio estructural, cuando la luz pasa a través de los pétalos, incide en su mayor parte con agua, por lo que no se dispersa tanto y puede viajar de manera más directa y con menos obstáculos a través de las flores. Como resultado, los pétalos se vuelven transparentes y la reticulación interna se hace más visible, lo que, con imaginación, recuerda a una flor de cristal.

Por otro lado, se trata de una flor con un enorme simbolismo cultural. Debido a su capacidad para volverse transparente bajo la lluvia, en muchas de esas poblaciones asiáticas se la relaciona con la pureza y la belleza efímera. Además, esa “sensación de vida eterna” que le otorga su apariencia fantasmagórica hace que se consideren símbolo de la buena suerte en algunos lugares de Asia.

Diphylleia cymosa. Senda Porters, Smokie Mountains, Tennessee. Foto

En los Apalaches americanos crece la otra especie del género: Diphylleia cymosa. Hubo una época en la que Norteamérica y Asia estaban conectadas y compartían gran parte de su flora respectiva. Desde entonces, los movimientos tectónicos han aislado a estas poblaciones, lo que ha permitido suficiente tiempo para la diferenciación que condujo a las dos únicas especies que conocemos hoy.