Comparto el manifiesto por la democracia de George Lakoff (el autor de "No pienses en un elefante" y uno de los pensadores progresistas de mayor relevancia del mundo anglosajón). Las quince propuestas de actuación son un llamada a la movilización de las fuerzas progresistas... Aunque también nos ayuda a calibrar el nivel de preocupación (incluso de frustración) por lo que nos espera en los próximos años a escala global.
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lunes, 6 de enero de 2025
LAS COPAS DE CHAMPÁN Y LOS PECHOS DE MADAME POMPADOUR
Los asnos también pueden participar en los hipódromos.
De un proverbio indio.
Llevado por la morbosidad, leo
donde no acostumbro que el escritor (y académico) Arturo Pérez Reverte no
se decantó por ninguna opción televisiva para despedir el año y optó por un
método más tradicional para tomarse las doce uvas, porque: «no
hay nada como un buen reloj en casa, de campanadas. De los de toda la vida. Se
completa con unas uvas, una botella de champán y copas adecuadas».
Además de denostar a diestro y
siniestro, seguro que el competente académico y rotundo sabelotodo habrá disfrutado
de una copa de champán en las copas adecuadas, pero ¿cuáles son los tipos de copa
adecuados? Lo cuento para el común de los mortales.
Un poco de historia o de como un fraile inventó el
champán
El champán se produce
principalmente a partir de uvas tintas (¡sí, tintas!) en la región de Champaña,
Francia. Desde el momento en que se prensan las uvas Pinot Noir en el
viñedo, seguido de un proceso en el que se pone una meticulosidad casi enfermiza
para garantizar que ni siquiera un rastro del pellejo tinto termine en el caldo
blanco, hasta que llega el momento en que se descorcha, el champán recibe más
cuidados y atenciones que cualquier otro vino del mundo.
En el siglo XVIII, Dom Perignon, un
monje ciego, fue el primero en dar el primer puntazo. Descubrió que, si se
cerraba herméticamente una botella de vino antes de que terminara la
fermentación, las burbujas de dióxido de carbono no podían escapar y se obtenía
una bebida efervescente.
Su agudo sentido del olfato,
fruto de su ceguera, le permitió maximizar el sabor del vino mediante una meditada
y paciente combinación de diferentes caldos de uva. Hasta el día de hoy, el
champán se produce con los métodos iniciados por Dom Perignon.
Sea cual sea la auténtica
etiología de esas copas, una cosa es segura: no tienen la forma adecuada para
beber champán, porque a nadie le cabe duda de que el mayor atractivo de esa espumeante
bebida es la presencia de burbujas: unos cinco millones de burbujas en cada
copa. Se requiere un esfuerzo enorme para mantenerlas encerradas en la botella
y para ayudar en lo posible que se mantengan en la copa para que no dejen de
cosquillearnos en la nariz.
Desgraciadamente, por mucho que
uno añore los pechos femeninos, una copa con forma de platillo proporciona una
gran superficie de contacto con el aire, lo que maximiza la velocidad a la que
escapan las burbujas. Por lo tanto, lo ideal es beber champán en una copa alta
y estrecha.
Pero ¿por qué debemos dar tanta
importancia a la forma en que se debe beber el champán? Si pagamos un dineral
por una botella de Dom Perignon, es lógico que también queramos aprovechar al
máximo el cosquille deseado. ¡Las burbujas deben estallar en la boca, no en la
mano!
La solubilidad del dióxido de
carbono disminuye a medida que aumenta la temperatura. Servir el champán frío
minimiza la cantidad de gas que se escapa antes de levantar la copa y garantiza
esa deliciosa sensación de hormigueo cuando la bebida entra en contacto con la
boca a 36 grados.
Como el dióxido de carbono es
menos denso que la solución líquida que lo rodea, las burbujas fluyen hacia la
superficie. Por eso es importante beber champán en una copa alargada y de alta
calidad, lo más lisa posible en su interior y que tenga pocas imperfecciones. Porque,
de no ser así, al servir la bebida pueden quedar pequeñas burbujas de aire
atrapadas en las muescas por imperceptibles y el dióxido de carbono disuelto se
evapora en esas pompitas.
Por la misma razón, los palillos
para cócteles a base de champán, que pueden tener muchas imperfecciones en la
superficie, están obviamente contraindicados si se desea obtener un buen sabor.
Así que ahora ya lo sabes. ¡Feliz año nuevo!
POR QUÉ ES MÁS DULCE LA LECHE SIN LACTOSA
Que me disculpen los lectores
mejor informados, pero empezaré por aclarar unos conceptos que nos permitirán
entender mejor este artículo. El término “sacárido” proviene del francés
saccharide, a su vez derivado del latín sacchărum (traducible como
«azúcar»). Decir sacárido es lo mismo que decir hidrato de carbono, carbohidrato,
glúcido o azúcar, que son términos sinónimos.
Los sacáridos son biomoléculas, es
decir, moléculas que, como las proteínas o los lípidos, constituyen un ser vivo,
se forman con átomos de oxígeno, hidrógeno y carbono, entre otros elementos, y
cumplen funciones fisiológicas fundamentales.
Tomando como referencia la
cantidad de unidades de azúcar y las características estructurales de las
moléculas, los sacáridos se clasifican en cuatro tipos principales:
Monosacáridos: constan
de una sola unidad de azúcar y, por tanto, no se pueden descomponer en unidades
más pequeñas por hidrólisis. Algunos ejemplos son la glucosa, la fructosa y la
galactosa. El término azúcar solo puede usarse para los monosacáridos y los
oligosacáridos más pequeños (disacáridos). En singular (azúcar) se suele utilizar
para referirse a la sacarosa o azúcar de mesa.
Disacáridos: formados
por la unión de dos monosacáridos mediante un enlace glucosídico. Algunos
ejemplos de disacáridos son la sacarosa (glucosa + fructosa), la lactosa
(glucosa + galactosa) y la maltosa (glucosa + glucosa).
Oligosacáridos:
son cadenas cortas de monosacáridos unidos por enlaces glucosídicos. Contienen
más de dos unidades de azúcar, generalmente de tres a nueve.
Polisacáridos:
son carbohidratos formados por la unión de muchos monosacáridos. Son
macromoléculas y pueden estar compuestos por cientos o miles de unidades de
azúcar. Ejemplos de polisacáridos son el almidón, la celulosa, el glucógeno y
la quitina. Desempeñan funciones importantes en el almacenamiento de energía,
la estructura celular y el soporte estructural en organismos.
Es importante señalar que, desde
el punto de vista fisiológico, las células animales funcionan con reacciones
que producen energía utilizando, por lo general, monosacáridos. Si se absorben
cadenas más largas, estas deben romperse para formar monosacáridos. Las cadenas
largas se rompen mediante reacciones químicas de hidrólisis que se desencadenan
con la colaboración imprescindible de otras moléculas llamadas enzimas.
Para diferenciarlas a lo largo
del texto, las enzimas se denominan con la terminación -asa, mientras
que los sacáridos terminan en -osa. Por lo tanto, la lactosa es un azúcar,
mientras que la lactasa es la enzima que interviene en la descomposición
hidrolítica de aquella.
Mediante una reacción de hidrólisis, la lactosa se divide en dos monosacáridos,: galactosa (1) y glucosa (2). La reacción se cataliza por la presencia de la enzima lactasa. |
La leche sin lactosa
Los helados, la leche, el queso,
el yogur, la nata, la mantequilla y todos los demás productos lácteos son la
pesadilla de las personas con intolerancia a la lactosa. Más del 68% de la
población mundial tiene algún grado de incapacidad para digerir adecuadamente
la lactosa, el disacárido que se encuentra en los productos lácteos.
Hasta la introducción de la leche
sin lactosa, las personas intolerantes podían
tomar comprimidos de distintas marcas para poder disfrutar de algunos de
sus alimentos favoritos. Esos comprimidos se componen principalmente de
lactasa, la enzima que permite la descomposición de la lactosa en sus
componentes glucosa y galactosa, que se absorben fácilmente.
Con la leche sin lactosa puedes
olvidarte de las pastillas. Pero ¿cómo se elabora esta leche especial?
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un disacárido que
se encuentra en todos los productos lácteos, el prefijo “di” indica que está
compuesto por dos monosacáridos glucosa y galactosa. Nuestro sistema digestivo
solo es capaz de absorber monómeros, por lo que necesitamos enzimas para
realizar todo el trabajo de descomposición.
Mientras que la glucosa y la
galactosa se absorben fácilmente en el intestino delgado, la lactosa no. Es
demasiado compleja para ser absorbida tal cual y, por lo tanto, debe ser
descompuesta por la lactasa. La lactasa se produce de forma natural en el
intestino delgado. Los enterocitos que recubren las paredes intestinales con
vellosidades son las células encargadas de su producción.
Estas células forman lo que se
llama el “borde
en cepillo”, que es la barrera a través de la cual deben pasar todos los
alimentos para ser absorbidos. Los alimentos pasan por el tracto
gastrointestinal, llegan al borde en cepillo y, si contienen lactosa, serán
descompuestos por la lactasa y absorbidos en el intestino delgado.
Borde en cepillos con las vellosidades intestinales que tapizan el epitelio interno del intestino delgado. |
Si este proceso de descomposición
no funciona correctamente, la lactosa no digerida pasa al colon, donde será
fermentada por bacterias. La fermentación produce gases que pueden causar
hinchazón y dolor. Eso se diagnostica como deficiencia de lactasa: la lactasa
se produce en cantidades insuficientes o inexistentes en el cuerpo, lo que
provoca problemas gastrointestinales y frecuentes visitas al baño.
Leche sin lactosa
Pero ¿qué pasa si alguien quiere
disfrutar de los lácteos pero no puede producir lactasa?
Desde 1985, gracias al Servicio de
Investigación Agrícola del departamento de Agricultura estadounidense (USDA),
está a disposición de los consumidores intolerancia a la lactosa. Desde
entonces, el producto fue comercializado por muchas empresas. No existen reglas
estrictas para estos productos. La principal restricción es que el envase "no
debe llamar a engaño". Por lo tanto, si afirma que es "sin
lactosa", no debe contener lactosa, y si es "bajo en lácteos",
debe poseer una reducción significativa de los productos lácteos normales.
¿Cómo lo consiguen?: por hidrólisis
de la lactosa y un proceso de filtrado por membrana.
Elaboración industrial de la leche sin lactosa
Este proceso suele constar de dos
pasos: hidrólisis previa de la lactosa y posterior hidrólisis aséptica. En
primer lugar, durante la prehidrólisis de la lactosa, se añade lactasa neutra a
la leche cruda antes de pasteurizarla. La lactasa realiza una descomposición
inicial de la lactosa en la leche cruda mientras que el tratamiento térmico de
la pasteurización garantizará que no queden enzimas residuales en la leche. Una
vez hecho esto, para reducir el azúcar se lleva a cabo un filtrado más de la
leche.
Luego, durante el proceso posterior
de hidrólisis aséptica, se añade lactasa estéril a la leche. La poshidrólisis
aséptica necesita tiempos de incubación más largos y cantidades menores de
lactasa, y la hidrólisis se produce directamente en el envase. Por último, para
garantizar que la leche esté completamente libre de lactosa, se suele aplicar
una secuencia de filtrado adicional. En algunos casos, el filtrado puede
prolongar la vida útil de la leche (microfiltración).
La reacción de Maillard
La leche sin lactosa suele tener
un sabor más dulzón que las otras leches convencionales. No hay de qué
preocuparse: tiene la misma cantidad de azúcar que la leche normal, pero hay
una diferencia. Como la leche sin lactosa se elabora añadiendo lactasa a la
leche cruda para descomponer la lactosa en galactosa y glucosa, una gran parte
de la lactosa se descompone inicialmente en el primer paso de la hidrólisis de
la lactosa, con lo que se consigue un gran parecido con la leche normal.
Ahora bien, la glucosa que se
forma posee características químicas y físicas diferentes, lo que aumenta la
sensibilidad de la leche sin lactosa a
la reacción de Maillard (RM), se puede producir a partir de muchos
productos diferentes. Requiere azúcares “reductores” como la glucosa,
aminoácidos libres y altas temperaturas. La reacción, sumamente compleja, es la
responsable del color y el aroma de la carne asada o del café tostado, entre otros
muchos ejemplos que definen una “reacción de pardeamiento no enzimático”, que
altera el sabor de los alimentos.
Esta reacción ocurre más rápidamente en la
leche sin lactosa, ya que la glucosa es más reactiva que la lactosa. La
reacción de Maillard cambia ligeramente el sabor de la leche agregando un poco
de esencia caramelizada, en absoluto perjudicial y la mayoría de las personas indetectable,
aunque algunas pueden notar la diferencia entre esta leche modificada y la
leche normal.
La reacción de Maillard se puede
reducir mediante estrictos requisitos de higiene para la lactasa, pasteurizando
la leche a una temperatura más baja y bebiéndola poco después de la compra. Al
reducir la reacción de Maillard, las dos variedades de leche se volverían casi
indistinguibles, lo que evitaría que las personas notaran el sabor (muchos
dicen que “a huevo”) de la leche sin lactosa.
Intolerancia vs alergia
Es importante tener en cuenta que
la leche sin lactosa sigue siendo un producto lácteo. Básicamente, es leche
cruda procesada, por lo que su consumo no es seguro para quienes tienen alergia
a los productos lácteos en general.
Eso se debe a la importante diferencia
entre intolerancia alimentaria y alergia. Una intolerancia alimentaria afecta
solo al sistema digestivo y, por lo general, no causa efectos graves. Una
alergia alimentaria afecta al sistema inmunológico y puede desencadenar una
amplia gama de síntomas cuya gravedad depende de la persona.
La exposición a un alérgeno puede
ser potencialmente mortal incluso si se desencadena por una mera contaminación.
Con una intolerancia, las personas pueden seguir consumiendo el alimento que
les molesta sin necesidad de tratamiento. Las intolerancias no son divertidas, pero
no deben confundirse con las alergias.
Así pues, si eres intolerante a
la lactosa, puedes agradecer a las vacas que te den su leche, pero la verdadera
heroína de esta historia es la lactasa, sin la cual pasarías la mayor parte del
día en un trono de porcelana lamentando haberte tomado ese helado que tanto te
gusta.
ROMERO: UNA PLANTA OLVIDADA EN EL RITUAL NAVIDEÑO
Flores del romero (Rosmarinus officinalis o Salvia rosmarinus). Autor: Rafael Tormo. |
Desde el antiguo
Egipto hasta hoy, el aroma del romero ha sido símbolo de consuelo, alegría e inmortalidad.
Cada mes de
diciembre, en todo el mundo se adornan los hogares con plantas propias de las fiestas
navideñas. Luces y adornos coloridos adornan
los abetos, las flores
de Pascua de colores vivos alegran las repisas y las mesas de salones y cuartos
de estar, al tiempo que con
el acebo y el
muérdago se tejen guirnaldas y coronas.
Desde la Edad
Media hasta el siglo XVIII hubo otra planta que desempeñó un papel igualmente importante
en la decoración navideña: el romero, Rosmarinus officinalis. Este
arbusto aromático alfombraba los suelos de las estancias domésticas y de las iglesias.
Era más que un simple adorno. La historia del romero está entrelazada con la religión,
la medicina, la literatura y la gastronomía.
Según la leyenda cristiana, el romero era una de las matas que cubrían el pesebre en el que nació Jesús. Este arbusto de hoja perenne era llamado la “Rosa de María” por sus flores, cuyo color azul pálido simboliza la divinidad de la Virgen. Una leyenda afirma que la Virgen María cambió el color de las flores de blanco a azul después de cubrir con su manto celeste un arbusto de flores blancas.
Estas y otras historias inspiraron la creencia medieval de que oler romero en Nochebuena traería consigo un año de buena suerte, salud y felicidad. Se convirtió en tradición esparcir la hierba en el suelo y pisar sus hojas, que liberaban un aroma fresco y amaderado. Los feligreses también colgaban ramitas de romero junto con acebo y hiedra en parroquias, ermitas y capillas.
Cubrir el suelo con hierbas aromáticas era una práctica común en la Edad Media destinada a ocultar los olores desagradables de los suelos de tierra compactada y los malolientes albañales de la época. Se creía que los malos olores traían enfermedades, mientras que los aromas de la naturaleza se consideraban curativos y revitalizantes.
Como
escribió el filósofo y médico renacentista italiano Marsilio Ficino en 1489:
«Todas las hierbas, flores, árboles y frutas tienen un olor, aunque a menudo no
lo notes. Con este olor te restauran y vigorizan por todos lados, como si fuera
el aliento y el espíritu de la vida del mundo». La costumbre de esparcir romero
en Nochebuena continuó al menos hasta el siglo XVIII.
Aplicaciones
en la Antigüedad
En la antigüedad,
el romero se convirtió en un símbolo de fidelidad e inmortalidad. Esta tradición
comenzó en el área de distribución nativa de la planta, la cuenca del Mediterráneo.
El romero florecía en los hábitats secos y rocosos de la región, especialmente a
lo largo de la costa. La primera mitad del nombre científico original de la planta,
Rosmarinus officinalis, alude a la apariencia semejante al rocío que
la espuma del mar creaba en las plantas costeras. Juntas, las palabras latinas "ros"
y "marinus" se traducen como "rocío del mar".
Los antiguos
egipcios utilizaban romero en sus prácticas de embalsamamiento y enterraban a los
muertos con ramitas de la planta para proteger sus almas en el viaje al más allá.
Se creía, y aún se cree que esta planta aromática mantiene a raya a los malos espíritus,
que de otro modo podrían ejercer una influencia dañina en los ritos importantes
de la vida, explican los autores de un reciente estudio sobre las plantas rituales
en diferentes religiones.
Los dolientes
de la antigua Grecia y Roma solían llevar ramitas de romero en las procesiones fúnebres
y las colocaban sobre el cuerpo del difunto en el sitio del enterramiento. Las hojas
perennes de la planta simbolizaban la inmortalidad del alma y su aroma ocultaba
el olor a descomposición. El romero todavía se usa en los funerales actuales de
los cristianos europeos. En 2022, el romero fue parte del arreglo floral que adornó
el ataúd de la reina Isabel II.
Las culturas
antiguas también reconocían las propiedades medicinales de la hierba. El romero
proporcionaba alivio para varias dolencias, incluidos el dolor, la inflamación y
la indigestión. El médico Pedanius Dioscórides incluyó el romero en su obra más
famosa, De Materia Medica, una enciclopedia griega del siglo I sobre medicina
herbal. Según Dióscorides, el romero «es cálido y cura la ictericia... También se
mezcla con remedios para eliminar la fatiga».
Romero en el libro de Dióscorides De Materia Medica. Grabados y traducción de Andrés de Laguna, 1555. Biblioteca Digital Mundial |
Un médico
griego aún más antiguo, Hipócrates, al que se suele denominar el "Padre de
la Medicina", trataba el dolor de las articulaciones con ungüentos hechos de
flores y hojas de romero maceradas en aceite de oliva.
Además, la
hierba se utilizaba como potenciador mnemotécnico. En Grecia y Roma, los estudiantes
llevaban coronas de romero durante los exámenes para mejorar su memoria. Estudios
recientes parecen corroborar estos beneficios tradicionales: se ha demostrado que
consumir romero o respirar su aroma mejora la memoria y otras funciones cognitivas.
El romero
en la literatura
El uso y la
apreciación que la humanidad ha tenido del romero durante tanto tiempo están en
el origen de numerosas menciones literarias de la planta. Tal vez el ejemplo más
famoso se encuentre en el Hamlet, de Shakespeare. Mientras Ofelia llora la
trágica muerte de su padre, Polonio, y cae en la locura, distribuye flores imaginarias
a quienes conoce diciendo:
«Hay romero, para el recuerdo.
/ Te lo ruego, amor, recuérdalo».
Shakespeare
introduce el romero en los mundos de Romeo y Julieta y en El cuento de
invierno. En el primero, adopta el significado funerario de la planta. Después
de encontrar el cuerpo de Julieta en un trance parecido a la muerte, el fraile les
dice a sus deudos:
«Sequen sus lágrimas y pongan
romero / sobre este bello [cadáver]».
En El cuento
de invierno, Perdita se hace eco del sentimiento de Ofelia y presenta la hierba
en un festival de esquila de ovejas como símbolo de recuerdo y gracia:
«Para vosotros, el romero
y la ruda. Estos siguen
apareciendo
y saboreando durante todo el invierno.
Gracia y recuerdo
sean para vosotros dos,
y bienvenidos
a nuestra esquila».
En El Quijote, Miguel de Cervantes, contemporáneo de
Shakespeare, también alude a las propiedades medicinales del romero. Don Quijote
utiliza romero, aceite, vino y sal para elaborar el Bálsamo de Fierabrás, una sustancia
milagrosa destinada a curar a quien la beba.
Cultivado
para el hogar y la salud
En la actualidad,
el romero se ha naturalizado en gran parte de Europa y América del Norte y se cultiva
en climas cálidos de todo el mundo. La planta ha evolucionado para soportar la sequía,
con hojas que minimizan la pérdida de agua y un sistema de raíces profundo que puede
acceder a la humedad incluso en suelos pobres. La resistencia de la planta, su agradable
aroma y su valor ornamental de hoja perenne son atractivos tanto para los jardineros
domésticos como para los arquitectos paisajistas.
La planta
también se cultiva ampliamente para la cosmética y la cocina. Las tiendas de alimentos
naturales y las de artículos de baño ofrecen una gran variedad de productos a base
de romero, desde aceites esenciales y suplementos hasta jabones perfumados, cremas
y lociones.
En el mundo culinario, el sabor picante y a pino del romero con notas cítricas acompaña platos de aves, guisos, ensaladas, cócteles y muchos más. Y es que, si se usa con mesura, el romero realiza una magia sutil en la cocina. Aporta un toque de bosque y aire marino salado, parecido al alcanfor y a la maresía.
miércoles, 1 de enero de 2025
EL CUENTECILLO DEL ATRACO O DE CÓMO APROVECHAR BIEN UNA ASIGNATURA DE “GESTIÓN BANCARIA”
Como
sucedió con el Krakatoa, nadie sabe qué aspecto tendrá la montaña del
capitalismo mundial cuando terminen las erupciones que lo sacuden de cuando en
cuando, de las cuales el adviento del dúo Trump-Musk y su corte de antivacunas,
multimillonarios, terraplanistas y mangantes, que amenazan con convertir la Casa
Blanca en un patio de Monipodio a escala planetaria, se me antoja catastrófico.
Es
una intuición que tienen muchos y que no aventura nada bueno, porque en el
mundo de la economía, como en tantos otros de la actividad humana, la
psicología prima muchas veces sobre la aritmética. El miedo al desempleo, a la
pérdida del poder adquisitivo, a la reducción del valor de las propiedades,
sean viviendas, acciones o simples cuentas de ahorro, retroalimenta la
ciclotimia propia del mercado. Es lo que Keynes denominó "animal
spirits" en su Teoría general: el factor humano, en otras palabras,
lo irracional, la variable anímica en la determinación del nivel de actividad
económica.
Generalmente
se tiene a la ciencia económica como una disciplina social árida, complicada e
ininteligible. Enfrentadas a su comprensión, muchas personas interesadas
terminan por hacer un ejercicio económicamente impecable: un análisis
coste/beneficio. Sopesan el tiempo y el esfuerzo de aprender economía con el
beneficio que ese aprendizaje les reportaría; consideran que el coste es mayor
que el beneficio y deciden abandonar el intento.
Quienes
saben poco de economía ⎼el
común de los mortales y muchos políticos y no pocos periodistas⎼ hablan a diario basándose en ideas
preconcebidas, en sofismas y en falacias. Pero, además, cuando la palabra la
toman quienes dicen saber del tema, la gente echa mano a la pistola, como decía
irónicamente Hanns Johst que hacía cuando alguien le hablaba de cultura, o le
entran ganas de invadir Polonia, como decía Woody Allen que le ocurría al
escuchar alguna sinfonía de Wagner.
Por
su parte, los economistas, para quienes el capital es Zeus y el mercado el
Olimpo, gozan de una mala fama probablemente sustentada en que el personal
tiene algunas intuiciones morales que son implícitamente anticapitalistas.
Galbraight escribió una vez que «aunque en principio la Economía no le gustaba
a nadie, en la práctica satisfacía a la mayoría».
Desde
que en 1819 el famoso economista Jean-Baptiste Say puso
en marcha la primera
escuela de negocios (ESCP Business School), las maestrías en Administración
de Empresas (en inglés, Master of Business Administration; abreviado MBA) son
un título académico de postgrado en negocios. En general, el primer año de un
MBA está orientado a entrenar en el conocimiento del contexto empresarial y las
tareas operativas de la empresa. El segundo año, más especializado, busca
capacitar en temas económicos y administrativos.
Una
asignatura estrella de esos MBA es la Gestión Bancaria. Hace algún tiempo publiqué
unos “cuentecillos económicos” que han tenido algunos miles de lectores
(sin duda gente aburrida que no tenía nada mejor que hacer), así que después de
haber echado un vistazo al programa de esa asignatura en una respetadísima
escuela de negocios española, me he animado a sintetizarlo en una serie de
conceptos que presento en forma de otro cuentecillo.*
El
cuentecillo del atraco o de cómo es más rentable gestionar que robar a mano
armada
Érase
una vez una pareja de atracadores, uno viejo, el otro joven, que entró en un
banco gritando a desaforadamente (y con toda razón): «Que
no se mueva nadie, el dinero no es de ustedes, su vida en cambio les pertenece».
En
silencio, todos en el banco se tumbaron en el suelo.
En
un curso MBA, destinado a manipular la manera convencional de contemplar el
mundo, a esto se le llama:
"CONCEPTOS
PARA CAMBIAR MENTALIDADES"
Cuando
todos estaban tumbados en el suelo, algunos procedieron a desprenderse de
relojes, joyas y billeteras. Uno de los ladrones, gritó:
«Por favor, compórtense, ¡esto es un
robo a mano armada, no un hurto vulgar y corriente!»
En
un curso MBA, enfocado a que practiques lo que estás especializado en hacer, a esto
se le llama:
"SER
PROFESIONAL"
Cuando
los atracadores apenas habían llegado a su escondrijo, el más joven (un estudiante
MBA) le dijo al veterano (que apenas había superado la ESO): «Oye
viejo, contemos cuanto antes cuánto nos llevamos». Estupefacto, pero evidentemente cabreado,
el caco veterano contestó: «No seas imbécil, es mucho dinero para
contarlo; esperemos a que en las noticias nos digan cuánto perdió el banco».
En
un curso MBA, destinado a inculcar que la experiencia es fundamental en la
gestión institucional, a esto se le llama:
"EXPERIENCIA"
Una
vez que se marcharon los atracadores, el director del banco (un empleado que había
alcanzado su puesto ascendiendo desde oficinista) le ordenó al apoderado que
llamara de inmediato a la policía. El apoderado (un graduado MBA) contestó: «Tranquilidad,
tranquilidad, señor director; antes consideremos los millones que nos faltan
del desfalco que hicimos el mes pasado y los incluimos como si los atracadores
también se los hubieran llevado». El director respondió: «Correcto. Muy buena idea».
A
esto, en un curso MBA, entre cuyos objetivos se cuenta sacar ventaja de una
situación desfavorable, se le llama:
"GERENCIA
ESTRATÉGICA"
En
las noticias de la televisión informaron al día siguiente que un par de
atracadores habían robado treinta millones; los ladrones, por su parte, solo
pudieron contar veinte. Fuera de sí, reflexionaron: «Arriesgamos
nuestras vidas y la prisión por veinte millones mientras los banqueros levantaron
diez en suspiro».
En
un curso MBA, en el que se demuestra que conviene más estudiar y conocer el
sistema que ser un vulgar ladrón, a esto se le llama:
"EL
CONOCIMIENTO VALE MÁS QUE EL ORO"
El
director y el apoderado, felices y sonrientes, se sintieron satisfechos ya que
sus desfalcos y desajustes fueron cubiertas por el robo.
En
un curso MBA, a esto se le llama:
"APROVECHAR
LAS OPORTUNIDADES”
MORALEJA
DALE
UN ARMA A UN HOMBRE Y PODRÁ ROBAR UN BANCO.
DALE
UN BANCO A UN HOMBRE Y PODRÁ ROBARLE A TODO EL MUNDO.