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sábado, 2 de noviembre de 2024

BREVE HISTORIA DE LA FANTA

 

Coca-Cola oficialmente la lanzó en Italia en 1955 con su clásico color anaranjado, pero en realidad había nacido antes debido al embargo de la Segunda Guerra Mundial.

Para los fanáticos de los refrescos de naranja algo viejunos, Fanta es una de las marcas más conocidas. El gigante de las bebidas Coca-Cola presentó en sociedad su versión anaranjada hace casi 70 años y rápidamente se transformó en una de sus etiquetas icónicas. Sin embargo, según los historiadores, su verdadero origen se encuentra en Alemania en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

En 1923 Roberto Woodruff asumió la presidencia de The Coca-Cola Company y emprendió la internacionalización de la marca. Hasta ese momento la bebida cola se había posicionado como un ícono norteamericano, pero su implantación en otros mercados fallaba. Con el objetivo de consolidarla fuera de Estados Unidos, la firma decidió crear 27 plantas embotelladoras repartidas por todo el mundo. Uno de esos destinos fue Alemania. 

Para hacerse cargo de ese mercado eligieron a Ray Rivington Powers, un expatriado estadounidense conocido por ser un tipo capaz de vender frigoríficos a los esquimales. Las botellas de Coca-Cola se vendían como churros, pero el ejecutivo descuidó las finanzas de la filial y enseguida los ejecutivos de la casa matriz en Atlanta decidieron dar un golpe de timón.

Nueva estrategia

Tomó las tiendas el alemán Max Keith. El directivo eligió otro camino para potenciar la implantación. Optó por posicionar a la gaseosa insignia entre la clase trabajadora y mostrarla como un producto nacional y no como el "sueño americano de la felicidad". Las ventas se multiplicaron y llegaron a comercializar alrededor de cinco millones de botellas al año.

La mecánica internacional de la corporación funcionaba de esta manera: las filiales eran supervisadas por un nuevo departamento, Coca-Cola Export Corporation, que exportaba el jarabe secreto con el cual cada subsidiaria extranjera elaboraba la bebida añadiendo materias primas locales.

El avance del partido nacionalsocialista en Alemania culminó con la llegada al poder de Adolf Hitler en 1933 y la conformación del Tercer Reich. La empresa continuó funcionando y, según cuenta el historiador Javier Hernández en el libro Historias asombrosas de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno nazi estaba interesado en lograr la nacionalización de la bebida para apropiarse de la fórmula.

Embargo y origen de Fanta

Todo cambió cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial después del bombardeo de Pearl Harbor en 1941. Por el embargo al Eje, la casa matriz cortó relaciones con su filial alemana y, por lo tanto, también dejó de exportar su jarabe. Con su provisión embargada y sin suministros, la fábrica dejó de operar, pero Keith pensó que tenían que lanzar un nuevo producto original para que las máquinas continuaran funcionando. 

Usaron los insumos que tenían a mano, entre ellos suero lácteo y pulpa de frutas, y así crearon una nueva bebida similar al ginger ale. Hay dos versiones del origen del nombre de la nueva bebida gaseosa. Por un lado, se cree que proviene de acortar la palabra ‘fantasie' (fantasía, en alemán), mientras que otros aseguran que es la abreviatura de ‘fantastisch' dado que los empleados de la empresa habrían exclamado que el producto era "fantástico". 

Al poco tiempo Fanta logró buenas ventas, aunque no se equiparaban con las de su primera versión de cola. Según cuenta Max Pendergrast en For God, country and Coca-Cola, incluso era utilizada como edulcorante para algunos platos debido al racionamiento del azúcar. 

Con el fin de la guerra, la filial alemana volvió a fusionarse con su matriz en Atlanta. En la sede central retomaron el invento de su subsidiaria alemana y lo relanzaron en 1955 en Nápoles. En ese momento nació la tradicional Fanta anaranjada. Cinco años después debutó en Estados Unidos.