Si dejamos un botijo a una temperatura ambiente de unos treinta grados centígrados y una humedad del 40%, logrará enfriar el agua de su interior unos diez grados en apenas una hora. ¿Cómo consigue hacerlo?
En principio, el material que se
utiliza en su fabricación es arcilla cocida sin esmaltar, un material poroso,
que por capilaridad permite que parte del agua pase del interior a la
superficie, es decir, que el botijo “sude”, o lo que es lo mismo, que se filtre
agua poco a poco hacia afuera.
El agua “sudada” se evapora en
cuanto entra en contacto con el aire del exterior, pero para que pase de un
estado líquido a otro gaseoso (evaporación) necesita energía (calor), que “robará”
del exterior, pero también del agua contenida en el botijo, produciendo el
enfriamiento progresivo de la misma. Es exactamente lo mismo que pasa cuando
sudamos: cuando nuestro cuerpo necesita enfriarse porque hace mucho calor, se
abren los poros, sale el sudor, y al evaporarse nos enfría un poco.
En las zonas donde hace más calor
y el aire es más seco, la evaporación es más rápida, los botijos ofrecen un
mayor rendimiento y pueden hacer descender la temperatura del agua hasta quince
grados. Si en el exterior hay mucha humedad, no funcionan tan bien. Los que se
comercializan barnizados son inútiles para enfriar.
Un buen botijo tiene que "sudar"
para enfriar y cuanto más, mejor.