Según el
equipo de investigadores del World Weather Attribution, en el pasado mes de
julio las temperaturas han sido hasta 3,3ºC más cálidas de lo que habrían sido
en Europa sin un clima alterado por la acción humana.
Las olas de
calor extremo que está afectando a gran parte de Europa y del norte de África
hubieran sido imposibles sin la influencia del efecto del cambio climático
provocado por la quema de combustibles fósiles. Así lo indican
investigadores del World Weather Attribution, un centro de análisis y
atribución del cambio climático.
El análisis
concluye que las temperaturas extremas registradas en todo el Mediterráneo en
julio habrían sido prácticamente imposibles sin el calentamiento provocado por
los gases de efecto invernadero procedentes de los combustibles fósiles. Los
termómetros subieron hasta 3,3°C respecto al período preindustrial debido al
cambio climático provocado por el hombre (medido y constatado desde finales del
siglo XIX).
Estas olas de
calor, que antes eran imposibles, ahora son relativamente comunes debido al
calentamiento provocado por el hombre y se espera que ocurran aproximadamente
una vez por década. Con un mayor calentamiento, serán aún más frecuentes,
señalan los investigadores en las conclusiones.
Eventos
extremos más frecuentes
Las
proyecciones de los estudios del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático
de la ONU (IPCC) indican que los eventos de calor extremo como los de julio de
2024 en el Mediterráneo ya no son extraordinarios. Se espera que, con el clima
actual, olas de calor similares a las que han afectado a Grecia, Italia,
España, Portugal y Marruecos ocurrirán, por lo menos, una vez cada diez años.
Eso se debe
al aumento 1,3ºC de temperatura desde la era preindustrial, provocado por el
cambio climático inducido por la actividad humana. De hecho, en muchas
regiones, la influencia del cambio climático de origen humano es tan grande que
las temperaturas registradas durante las olas de calor no serían posibles sin
el calentamiento provocado por la quema de combustibles fósiles, reiteran. Este
es el caso también del Sahara, África Occidental, Filipinas y otros países de
Asia Oriental y algunas zonas de Estados Unidos.
En Canadá,
los incendios forestales han acabado con uno de los parques nacionales más
famosos del mundo: Jasper.
El fuego
destruye Jasper
Una de las
joyas medioambientales y paisajísticas más emblemáticas del mundo, el Parque
Nacional Jasper, en Alberta, al oeste de Canadá, está a punto de dejar de
existir, arrasada por el mayor incendio forestal jamás observado en la región.
Un voraz
incendio forestal ha devastado la ciudad turística de Jasper, en el oeste de
Canadá, destruyendo hasta el 50% de las estructuras, mientras que a finales de
julio los bomberos intentaban salvar tantos edificios como fuera posible.
Canadá está
sufriendo, por segundo año consecutivo, la peor ola de incendios forestales de
su historia, como consecuencia del calentamiento del planeta, con más de 45
incendios activos durante la primera semana de agosto, cuando yo me encontraba
en la cercana Columbia Británica.
Jasper se
encuentra en medio del montañoso Parque Nacional Jasper, en la provincia de
Alberta. La ciudad y el parque, que atraen a más de dos millones de turistas al
año, fueron evacuados el 22 de julio, cuando las autoridades estimaron que
había hasta 10.000 personas en la ciudad y otros 15.000 visitantes.
La BBC habla de columnas
de fuego de 100 metros de altura, ante las cuales los bomberos no pueden
hacer nada y que han destruido no sólo el parque, sino también la ciudad. La
cadena de TV británica recoge las advertencias que están realizando los
científicos para las zonas más al norte de América y Europa: "el cambio
climático podría provocar más rayos en los bosques de las zonas más
septentrionales del planeta, aumentando el riesgo de incendios
forestales".
CBC News mostró imágenes de una ciudad entera
calcinada por las llamas, con edificios y avenidas enteras humeantes
reducidos a cenizas. El vídeo en el que aparece
entre lágrimas Danielle Smith, primera ministra de Alberta, relatando la
magnitud del daño durante una rueda de prensa se ha viralizado.
Reuters ha recordado las advertencias
realizadas por el Gobierno de Canadá el pasado abril, indicando que «las altas
temperaturas y los bosques extremadamente secos significaban que este podría
ser un año catastrófico para los incendios forestales en Canadá».
Julio fue
el mes más cálido de la historia, igual que los doce meses anteriores
La ola de
calor del mes de julio se ha producido después de una racha de 13 meses
seguidos cada uno de los cuales ha sido el mes más caluroso jamás registrado. Junio
de 2024 fue, además, el duodécimo mes consecutivo en el que las temperaturas
medias mundiales han subido 1,5ºC por encima de las de la época preindustrial.
Durante esta
ola de calor ha habido al menos 21 víctimas mortales en Marruecos, donde las
temperaturas alcanzaron los 48ºC. En países como Grecia y Portugal, el calor
extremo, de más de 40ºC, junto a fuertes vientos, provocaron importantes
incendios forestales. En España, Andalucía ha visto cómo sus termómetros
ascendían hasta los 44 ºC.
Las olas de
calor son los más mortíferos de los fenómenos meteorológico-extremos, y
provocan cientos de miles de muertes por causas relacionadas con el calor cada
año. El impacto completo de una ola de calor no se suele conocer hasta meses
después, una vez que se analizan los certificados de defunción o que los
científicos pueden calcular el exceso de mortalidad. Muchos países carecen de
buenos sistemas de registro, por lo que las cifras de mortalidad a nivel
mundial son significativamente más bajas de las reales.
La
Organización Meteorológica Mundial, portavoz de la ONU sobre el tiempo, el
clima y el agua, estima que las muertes por calor en Europa han aumentado
alrededor de un 30% en las últimas dos décadas y más de 60.000 personas en
Europa murieron por calor extremo durante el verano de 2022, según estima un
estudio independiente.
La buena
noticia es que no necesitamos ninguna solución mágica para evitar que las cosas
se pongan peor. Sabemos exactamente lo que tenemos que hacer y tenemos la
tecnología para hacerlo: reemplazar los combustibles fósiles por energía
renovable y detener la deforestación.