jueves, 6 de junio de 2024

Sarah Baartman, la Venus hotentote

 

Se cumplen ahora 50 años desde que en París dejaron de exhibirse el cerebro, el esqueleto y los órganos sexuales de Sarah Baartman, una pobre mujer explotada que falleció con 26 años después de haber sido exhibida durante años en 'freak shows' europeos.

Baartman nació en 1789 en una región cercana al río Gamtoos, en Cabo Este, Sudáfrica, hogar de los nativos Joi-Joi. Durante su adolescencia emigró a Cape Flats, cerca de Ciudad del Cabo, donde terminó siendo esclava de unos granjeros y vivió en una pequeña cabaña hasta 1810. Ese año fue vendida al doctor británico William Dunlop, quien la persuadió para irse con él en barco hacia Inglaterra. Lo que Dunlop deseaba era presentarla en su circo como una rareza, y hacer dinero con ella a través de exhibiciones.

Traída a Europa desde Sudáfrica, aparentemente con falsas promesas por el médico británico, fue exhibida, bajo el nombre artístico de 'Venus Hotentote', en shows para friquis ('freak shows') de Londres y París, con multitudes que acudían a mirar morbosamente sus grandes nalgas, que aunque se anunciaban como un rasgo característico de su tribu, de trata de una deformidad debida a una acumulación de grasa en los glúteos llamada esteatopigia.

El Imperio británico había abolido la trata de esclavos en 1807, pero no la esclavitud. Aun así, los activistas se horrorizaron por el trato que recibió Baartman en Londres. Según las crónicas, era obligada a «desfilar» desnuda sobre una tarima y a obedecer a su guardián cuando este le ordenaba cómo «actuar en el escenario». Por un pago extra, se permitía a los espectadores que tocaran sus exuberantes glúteos.

Estas presentaciones se llevaron a cabo en una época en que se debatía la abolición de la esclavitud, y surgieron protestas en Londres cuestionando su explotación. El circo en el que la exhibían también recibió presiones de ciertos sectores sociales y estuvo a punto de ser clausurado, pese a que Sara Baartman declaró ante un juez que participaba voluntariamente, y que el doctor William Dunlop demostró que ella estaba de acuerdo, ya que presentó un contrato aparentemente firmado por ella.

Finalmente, una sociedad benéfica solicitó la prohibición del espectáculo y Sara fue llevada ante los tribunales. Después de que el escándalo provocara el final del negocio en Inglaterra, fue trasladada a París, donde un domador de fieras la exhibió durante quince meses más. En París atrajo la atención de científicos franceses, en particular la de George Cuvier, quien la describió como una mujer inteligente, de excelente memoria y que hablaba fluidamente el neerlandés.

Cuando los parisinos perdieron interés en el espectáculo, fue forzada a prostituirse. No pudo resistir el frío clima, la cultura europea, ni el abuso de su cuerpo. Sola, enferma y alcohólica, falleció el 29 de diciembre de 1815, cinco años después de haber salido de su África natal.

Antes de que hubieran transcurrido 24 horas de su muerte, la comunidad científica parisina se reunió para realizar su autopsia, después de que Cuvier hubiera realizado realizara un vaciado en yeso de su cuerpo. Los resultados de la autopsia fueron publicados también por Cuvier. Su esqueleto, su cerebro y sus genitales estuvieron en exposición en el Museo del Hombre de París. Sus genitales, sobre todo, fueron durante mucho tiempo objeto de gran curiosidad, por poseer la característica llamada sinus pudoris, que es una elongación de los labios menores de la vagina propia de las mujeres Joi-Joi.

Hoy, muchos consideran a Sarah Baartman como el epítome de la explotación colonial y el racismo, de la ridiculización y mercantilización de los africanos. Por presiones del Gobierno de Nelson Mandela, sus restos fueron repatriados y enterrados en Sudáfrica en 2002.