Aunque la coliflor y el brócoli tienden a ser los culpables de causar
flatulencias, la verdad es que muchos alimentos ricos en fibra son también culpables.
Aunque es cierto que las verduras de la familia de
las crucíferas como el repollo, la rúcula, el brócoli y la coliflor pueden
provocar un aumento de la tasa de flatulencias, a pesar de su reputación estas
verduras están lejos de ser las únicas responsables.
En condiciones normales, un ser humano bien alimentado elimina
diariamente hasta un litro y medio de gases con una frecuencia de 10 a 20 flatos y
pedos al día. Gran parte de ellos puede pasar desapercibida incluso para quienes los emiten.
Los gases del sistema gastrointestinal están compuestos básicamente por
cinco elementos: nitrógeno (N2), oxígeno (O2), dióxido de
carbono (CO2), hidrógeno (H2) y metano (CH4).
Los cinco juntos añaden hasta un 99% de los elementos presentes en un pedo. El
eructo tiene una composición similar, pero es más rico en oxígeno y nitrógeno.
¿Cuál de ellos es responsable del mal olor? Ninguno, todos son básicamente
inodoros. La culpa tampoco es de las heces. Al contrario de lo que se podría
imaginar, el pedo no apesta por pasar por las heces antes de ser eliminado. Lo
que causa el mal olor es el 1% restante de los gases, principalmente compuestos
por azufre, sobre todo el sulfuro de hidrógeno (SH2).
Eso explica por qué no todos huelen mal. Si no hay un aumento de la
producción de gases azufrados, el pedo puede no tener mal olor.
Los gases intestinales se producen, principalmente, por millones de
bacterias que viven en nuestro tracto digestivo y participan del proceso de
digestión después de la
metabolización de carbohidratos, grasas y proteínas ingeridas en los alimentos.
En el caso de los gases en el estómago, la principal fuente es el aire
que se ingiere durante las comidas. Nosotros no lo notamos, pero durante las
comidas tragamos grandes volúmenes de aire. También es común ingerir aire al
masticar chicle, al fumar un cigarrillo y, sobre todo, consumiendo bebidas
gaseosas.
Gran parte de los gases deglutidos son eliminados a través de los
eructos. Sin embargo, cuando nos acostamos inmediatamente después de las
comidas, los gases encuentran mayor facilidad para seguir el camino hacia los
intestinos que para retornar al esófago. Por eso es mucho más fácil eructar
cuando se está sentado o de pie en vez de acostado.
El agente causante de la acumulación de gases es la fibra.
Cuando comemos carbohidratos no digeribles como la fibra, pasan a través de
nuestro estómago hasta nuestros intestinos, donde las colonias de microbios los
descomponen creando gas en el proceso. Estos carbohidratos son cruciales para
cultivar un microbioma
intestinal saludable, pero, por desgracia para nosotros, los pedos son el
precio que hay que pagar.
Ciertos alimentos son más ricos en fibra, especialmente fibra
fermentable, y por tanto provocan una mayor producción de gases. Es verdad que
como ocurre con algunas legumbres como las judías y los garbanzos, las verduras
crucíferas como las coles de Bruselas, la col rizada, los nabos y los rábanos,
además de las ya mencionadas, son ricas en fibra.
Pero no es menos cierto que hay otras culpables como las manzanas, las
zanahorias, las cebollas, los melocotones, el ajo y los cereales integrales que
se van de rositas a pesar de su naturaleza rica en fibra. Los edulcorantes
artificiales se basan en gran medida en azúcares no digeribles, es decir, en
carbohidratos, por lo que también pueden provocar gases.
Comer un exceso de proteínas (más de aproximadamente un gramo por
kilogramo de peso corporal) es todo un banquete para las bacterias
intestinales, que devuelven el favor produciendo el gas sulfuro de hidrógeno,
que hace que las flatulencias no sólo sean frecuentes sino también fétidas.
Si te gustan las verduras crucíferas y las legumbres, pero quieres
evitar algunos arrebatos ventosos, cocinar las verduras ayuda a descomponer los
carbohidratos no digeribles y reducir su potencial de formación de gases. Te
importen o no las flatulencias, no deberías comer legumbres sin cocinarlas,
porque contienen lectinas,
una importante familia de antinutrientes
que pueden ser tóxicas.
Para desdramatizar el asunto, te dejo una auténtica oda flatulenta, el Poema al pedo de Francisco de Quevedo:
Alguien me
preguntó un día
¿Qué es un
pedo?
y yo le
conteste muy quedo:
el pedo es un
pedo,
con cuerpo de
aire y corazón de viento
el pedo es
como un alma en pena
que a veces
sopla, que a veces truena
es como el
agua que se desliza
con mucha
fuerza, con mucha prisa.
El pedo es
como la nube que va volando
y por donde
pasa va fumigando,
el pedo es
vida, el pedo es muerte
y tiene algo
que nos divierte;
el pedo gime,
el pedo llora
el pedo es
aire, el pedo es ruido
y a veces
sale por un descuido
el pedo es
fuerte, es imponente
pues se los
tira toda la gente.
En este mundo
un pedo es vida
porque hasta
el Papa bien se lo tira
hay pedos
cultos e ignorantes
los hay
adultos, también infantes,
hay pedos
gordos, hay pedos flacos,
según el
diámetro de los tacos
hay pedos
tristes, los hay risueños
según el
gusto que tiene el dueño
Si un día
algún pedo toca tu puerta
no se la
cierres, déjala abierta
deja que
sople, deja que gire
a ver si hay
alguien que lo respire.
También los
pedos son educados
pues se los
tiran los licenciados,
el pedo tiene
algo monstruoso
pues si lo
aguantas te lleva al pozo
este poema se
ha terminado
con tanto
pedo que me he tirado.