En el París de 1851, un grupo de jóvenes solteros, entre ellos el
célebre escritor Julio Verne, fundaron un club exclusivo para hombres:
"Los once solteros". El Café de la Regence se convirtió en su
refugio, un espacio donde la literatura, la política y otros temas cobraban
vida bajo la sombra de una regla inquebrantable: las mujeres no eran
bienvenidas.
Aunque la lista completa de miembros permanece en el misterio, algunos
nombres ilustres se asocian al club. Figuras como Théophile Gautier, poeta y
novelista; Charles Monselet, escritor y crítico; y Gustave Flaubert, autor de
la aclamada "Madame Bovary", formaron parte de este círculo elitista.
Las actividades del club giraban en torno a debates apasionados sobre
diversos temas. La literatura ocupaba un lugar central, con recitales de
poemas, análisis de obras y ácidas críticas a autores. La política también se
debatía con fervor, discutiendo ideas y analizando los acontecimientos de la
época. La ciencia, con sus fascinantes descubrimientos y las especulaciones
sobre el futuro, completaba el menú intelectual del club.
Sin embargo, una sombra oscurecía las actividades del club: la
misoginia. Una profunda aversión hacia las mujeres permeaba las ideas de sus
miembros, quienes las consideraban inferiores a los hombres y las excluían del
ámbito intelectual y artístico.
El club "Los Once sin mujer" se convierte, así, en un reflejo
de la sociedad decimonónica, donde las mujeres eran relegadas a un segundo
plano. Si bien su influencia en la historia no fue significativa, este club nos
recuerda la misoginia que imperaba en el siglo XIX, un pasado que nos invita a
reflexionar y luchar por una sociedad más justa e igualitaria.