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domingo, 24 de diciembre de 2023

Muérdago: un extraño símbolo de la Navidad (2ª parte)


Cultura, folklore y mitología

El muérdago europeo todavía juega un papel en el folclore de algunos países porque desde siempre ha atraído el interés popular y ha estado rodeado de una serie de mitos y leyendas. En las culturas de la Europa precristiana, se consideraba una representación de la esencia masculina divina (y, por lo tanto, de la fertilidad y la vitalidad), porque sus semillas son pegajosas como el semen.

Un capítulo famoso en el folclore del muérdago proviene de la mitología nórdica y de la leyenda de Frigg, una de las diosas mayores en la mitología nórdica y germánica, esposa de Odín, reina de la fertilidad, el amor, el cuidado del hogar, el matrimonio, la maternidad, la sabiduría doméstica y la previsión. Frigg, equivalente a la griega Hera y a la romana Juno, tiene sueños proféticos y es la única que junto a Odín tiene permitido sentarse en el trono Hliðskjálf y observar sobre los nueve mundos a los que mantienen unidos las raíces y las ramas del fresno Yggdrasil, el árbol de la vida, o fresno del universo, en la mitología nórdica.

Según la Edda Prosaica del siglo XIII, un manual poético islandés que también contiene otras muchas historias mitológicas, Frigg, que había soñado que su hijo Baldur moriría asesinado, hizo que todos los seres vivos juraran no lastimarlo. Cuando supo que era invulnerable, Baldur, que debía de tener más ego que el mismísimo Narciso griego, presumía de ello y dejaba que los dioses menores le atacaran con todo tipo de armas.

Representación del mito de Baldur (en el centro, con un halo solar alrededor de su cabeza) en un dibujo de 1902 de Elmer Boyd Smith. Al fondo, a la derecha, Odin y Frigg sentados en su tronocelestial. En primer plano, a la derecha, Loki entrega la flecha al ciego Höðr.


Pero, como ocurrió con el talón de Aquiles, el plan de Frigg tenía un fallo: no le había exigido el juramento al muérdago porque le pareció inofensivo. Cuando lo supo Loki, un intrigante que sembraba cizaña entre los dioses menores, hizo una flecha utilizando una rama de muérdago y se la entregó al dios ciego Höðr, que mató con ella a Baldur.

Baldur murió, pero el mundo aprendió una lección: nunca te olvides del muérdago. Después de la muerte de su hijo, Frigg ordenó que colgara sobre las puertas como un “nomeolvides” que protegería a cualquiera que pasase por debajo y un símbolo del amor que haría feliz a quien se besase a su amparo. Al menos esa es una versión del origen nórdico de la relación con el muérdago.

Desde Europa, la simbología amorosa del muérdago y su relación con los besos saltó a Estados Unidos, de la mano de Washington Irving. El escritor estadounidense había regresado de una prolongada estancia en Europa y popularizó en el recién independizado país algunas tradiciones que había observado en el Viejo Continente.

En 1809 Washington Irving escribió una legendaria y romántica Historia de Nueva York (A History of New York) en la que presentaba a un santo holandés, Sinterklaas, que aparecía por Navidad cargado de regalos. Ese fue el inicio de la costumbre navideña de San Nicolás, Santa Claus o Papá Noel. Convertir el beso bajo el muérdago en una tradición navideña se remonta a otro libro popularísimo de Irving, Cuaderno de apuntes (The Sketch Book), que publicó en 1820.

En el capítulo titulado Nochebuena, una nota a pie de página dice: «los jóvenes tienen el privilegio de besar a las muchachas solteras debajo [del muérdago], arrancando cada vez una de sus bayas. Cuando se arrancan todas las bayas, el privilegio se acaba». 

El libro de Irving, un superventas de la época, jugó un papel muy importante en la popularidad de la tradición, porque la Navidad era a principios del siglo XIX una fiesta intrascendente. Irving creó el modelo para la Navidad moderna en muchos aspectos. Como besarse bajo el muérdago se mencionaba en The Sketch Book, la sociedad estadounidense hizo de la práctica un gesto de alegría navideña.

Propiedades medicinales

Desde la antigüedad, esta planta ha sido muy apreciada tanto por las que le atribuían carácter místico como por sus propiedades medicinales. En medicina popular se le atribuyen las siguientes propiedades:

Analgésicas. Tiene la capacidad de aliviar los dolores de ciática. Para usarla con este fin debe aplicarse en la zona afectada una compresa hecha con una solución macerada durante una noche de una cucharada de muérdago en polvo en un vaso de agua hirviendo.

Antiinflamatorias. Si se dejan macerar en la nevera las hojas de muérdago metidas en un frasco con alcohol de farmacia, a partes iguales y durante dos semanas, la solución resultante es un gran alivio contra las piernas cansadas o las zonas con problemas circulatorios. Por sus efectos vasodilatadores y antiinflamatorios, se usa para desinflamar las hemorroides y las varices.

Vasodilatadoras. Las bayas de muérdago, trituradas y mezcladas con zumo de limón en proporciones iguales, resultan una solución muy buena contra afecciones de la piel, como granos y orzuelos. Del mismo modo, las hojas maceradas durante unas 12 horas en agua, hasta que la mezcla adquiera una textura algo espesa, son un remedio muy efectivo para los pies cansados o doloridos. Solo hay que dejarlos reposar en la mezcla, la cual se puede diluir en más agua en un barreño, durante aproximadamente 15 o 30 minutos.

Sedantes. Se usa como sedante leve o tranquilizante que puede ayudar a calmar dolores de cabeza producidos por tensión nerviosa.

En Farmacología fitoterápica se utiliza la sumidad (Visci herba), que incluye flor, fruto o ambos. Los principios activos más importantes son las lectinas ML-1, ML-2 y ML-3, y las viscotoxinas. Las lectinas son moléculas compuestas de proteínas y azúcares, mientras que las viscotoxinas son proteínas de cadena corta.

Según el Instituto Nacional del Cáncer, diferentes estudios in vivo e in vitro con numerosas lectinas de plantas han demostrado que poseen actividad inmunomoduladora y citotóxica. Estimulan los linfocitos T, la fagocitosis en diferentes poblaciones celulares y la liberación de citocinas, un tipo de proteínas que elaboran ciertas células inmunitarias que tienen efecto en el sistema inmunitario, estimulando o debilitando su respuesta.

La actividad citotóxica se ha demostrado en diversos tumores y líneas. La posibilidad de producir lectina ML-1 recombinante ha permitido obtener el fármaco Aviscumina, que ha demostrado actividad antineoplásica (impide el desarrollo, crecimiento, o proliferación de células tumorales malignas) e inmunomoduladora (estimula o deprime el sistema inmunitario, y puede ayudar al cuerpo a combatir el cáncer, las infecciones u otras enfermedades).

Los extractos de muérdago han evidenciado, también, una cierta actividad antiangiogénica. El término antiangiogénico se refiere a un agente químico o biológico que inhibe o reduce la angiogénesis, es decir, la formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de vasos preexistentes. Estos agentes son usados a veces para combatir el cáncer al destruir los vasos sanguíneos inmaduros recién formados en el tumor, impidiendo el suministro de nutrientes y oxígeno a las células tumorales e inhibiendo así el crecimiento del tumor.

Por otra parte, algunos ensayos preclínicos realizados en ratas y perros hipertensos indican un cierto efecto reductor de la presión arterial dependiente de la dosis; sin embargo, se desconoce el mecanismo exacto de acción.

Los preparados de muérdago se emplean por vía subcutánea, intramuscular o intravenosa como coadyuvantes en el tratamiento de enfermedades tumorales y en la profilaxis de metástasis postoperatorias. La eficacia se ha estudiado en una amplia variedad de cánceres humanos, tanto en adultos como en niños: mama, colorrectal, cervical, SNC, cabeza y cuello, vejiga, hígado, pulmón, ovario y renal, entre otros, así como en melanoma y leucemia. En general, se aprecia una mejora de la calidad de vida de los pacientes y un incremento del tiempo de supervivencia, así como una mayor tolerabilidad al tratamiento con agentes quimioterápicos.

Por su actividad inmunoestimulante, se emplea también en pacientes con hepatitis C, sida, resfriado común y enfermedades respiratorias recurrentes. Para todas estas indicaciones existen estudios preclínicos y clínicos; sin embargo, se requieren ensayos clínicos más amplios que permitan validar los resultados.

Tradicionalmente los preparados de muérdago se han empleado como coadyuvantes en el tratamiento de diferentes trastornos cardiovasculares, especialmente en la hipertensión. No obstante, apenas existe evidencia clínica de estas indicaciones y los resultados que se extraen de algunos estudios observacionales son confusos.

Las bayas de muérdago son altamente tóxicas por su contenido en viscotoxina. Su ingestión puede provocar trastornos del sistema nervioso central y cardiocirculatorios (bradicardia, hipotensión) y neurológicos (parestesias en extremidades), debidos a la acción que las viscotoxinas tienen sobre los canales del calcio de las membranas celulares.

Las intoxicaciones son poco frecuentes ya que el número de frutos ingeridos tiene que ser considerable para que se produzca sintomatología. Con la ingestión suelen aparecer vómitos y diarreas. En dosis altas pueden surgir arrítmias o insuficiencia cardiaca y trastornos de tipo neurológico como parestesias en las extremidades. 

En general no es necesario ningún tipo de tratamiento. En caso de ingestión copiosa debe inducirse el vómito, realizar un lavado gástrico o administrar carbón activado. El gluconato cálcico por vía endovenosa ha demostrado tener un efecto beneficioso como antídoto de las viscotoxinas. El pronóstico es generalmente favorable. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.