Los investigadores dirigen su mirada hacia los usos y beneficios
potenciales de una tecnología que lleva más de veinte años desarrollándose.
La aprobación de otra vacuna basada en ácido
ribonucleico (ARN) para combatir la COVID-19 podría parecer de importancia
limitada. Pero la autorización
concedida la última semana de noviembre a una vacuna contra el SARS-CoV-2 elaborada
utilizando una forma de ARN que puede hacer copias de sí mismo dentro de las
células (vacunas basadas en ARN mensajero autoamplificable o autorreplicante, auARNm)
marca un avance fundamental.
Los investigadores llevan más de 20 años intentando hacer realidad las
vacunas de auARNm, cuya primera aprobación anuncia que la tecnología más
versátil de este auARNm reemplazará cada vez más al ARNm convencional en una
amplia gama de escenarios clínicos, que podrían proporcionar una potente
defensa contra diversas enfermedades infecciosas y cánceres. Además, como podría
usarse a dosis más bajas, tendría menos efectos secundarios que otros
tratamientos con ARN mensajero (ARNm).
Cuando se utilizó como refuerzo en pruebas clínicas contra el COVID-19,
la nueva vacuna desencadenó niveles más altos de los anticuerpos
que combaten el virus, los cuales, además, circularon por el cuerpo durante
más tiempo que una vacuna convencional de ARNm.
Su eficacia y versatilidad surgen de sus originales características. Las
vacunas convencionales frente a la COVID-19 basadas en ARNm consisten
principalmente en instrucciones genéticas para una proteína viral rodeadas de
secuencias reguladoras. La maquinaria de una célula produce una proteína, el
antígeno, que estimula una respuesta inmune mientras persistan esas
instrucciones. Por el contrario, las vacunas de auARNm incorporan los genes
necesarios para la replicación y síntesis del ARN que codifica el antígeno, creando
así una “imprenta biológica” para fabricar la vacuna dentro de las células.
En el caso de la nueva vacuna ARCT-154, la maquinaria de replicación se
toma de un virus natural, el virus de la encefalitis equina venezolana, un
patógeno transmitido por mosquitos que causa una inflamación cerebral mortal en
caballos y humanos. Los científicos creadores de la vacuna han eliminado genes
clave de la secuencia viral, haciendo así que el sistema no sea infeccioso y resulte
seguro para su uso en humanos.
La ARCT-154 requiere entre una décima y una sexta parte de la dosis por persona que necesitan otras inyecciones de refuerzo contra el COVID-19 basadas en ARNm. Reducir la cantidad de vacuna administrada en cada inyección debería dar como resultado menores costos de producción.
Aunque el perfil de efectos secundarios de ARCT-154 parece comparable
al de una inyección de ARNm convencional, es de esperar que los beneficios de
las dosis más pequeñas de la nueva plataforma ayuden a mitigar la gravedad de la
“reactogenicidad”, es decir, la capacidad de una vacuna para producir
reacciones adversas comunes y esperadas, especialmente respuestas inmunológicas
excesivas y signos y síntomas asociados, que incluyen fiebre, dolor, hematomas,
enrojecimiento, induración e hinchazón en el brazo en el sitio de la inyección.
Estas reacciones indeseadas siguen siendo un impedimento considerable para que las
vacunas basadas en ARNm se utilicen en humanos.
En la actualidad, varias vacunas
contra la gripe convencionales basadas en ARNm están avanzando a través de
ensayos clínicos y están mostrando signos prometedores de provocar más
anticuerpos protectores que las vacunas existentes. Sin embargo, sus perfiles
de efectos secundarios todavía dejan margen de mejora, por lo que la dosis más
baja de las vacunas auRNAm podría ayudar a resolver algunos de los problemas más
intensos de reactogenicidad.
Con la aprobación para ARCT-154 en Japón, sus fabricantes están ahora buscando
autorización en Europa, donde se espera una decisión regulatoria el próximo
año. Es de esperar que la autorización comience a poner un clavo en el ataúd de
la idea de que el ARN autorreplicante no es una plataforma viable.
Con carácter de emergencia, el año pasado se aprobó en la India otra vacuna
de auARNm para la COVID-19; sin embargo, los resultados clínicos menos eficaces
de esa vacuna, la naturaleza provisional de la autorización del producto y los
requisitos regulatorios menos estrictos de la India han llevado a los expertos a
considerar la aprobación de la ARCT-154 como el verdadero momento decisivo en
el campo de las nuevas vacunas autorreplicantes.
Más de una docena de candidatas a vacunas de auARNm se encuentran
actualmente en ensayos clínicos para una variedad de aplicaciones, desde
vacunas contra el herpes zóster y la gripe hasta vacunas terapéuticas contra el
cáncer. Pero los investigadores ya están considerando aplicaciones más amplias
de la plataforma, que tienen algunas ventajas inherentes, si los científicos
son lo suficientemente hábiles como para aprovecharlas.