Las hojas de la col mofeta emergen de la nieve en Montgomery, Maryland. Foto de Stephen J. Davies. |
Si paseas por los Apalaches a principio de primavera es muy posible que
veas algunos lugares embarrados a cuyo alrededor la nieve se derrite en
círculos. Acércate. Poco a poco tu olfato se llenará de un repugnante olor a
mofeta. Aguanta un poco y sigue acercándote: en los círculos verás sobresalir un
puñado de hojas gruesas acopadas que sobresalen por encima de la nieve.
Enhorabuena. Has dado con una rareza botánica. Son las primeras hojas
de las coles mofetas, quizás las primeras plantas que florecen en las montañas
del este de Norteamérica desde Nueva Escocia, Canadá, por el norte, hasta su
límite meridional en Tennessee, al sur. Las hojas y las flores oscuras que
parecen un pedazo de carne (y huelen a carne putrefacta) empiezan a emerger durante
los primeros días de primavera o en las últimas semanas del invierno cuando son
suficientemente benignas.
Tres especies de aráceas, con espádices (1) y espatas (2) |
Las coles mofetas pertenecen a la especie Symplocarpus foetidus,
un nombre que no es un eufemismo. Se incluye en la familia de las aráceas, en la
que se alinean muchas ornamentales, como los filodendros (Philodendron),
los lirios de agua o calas (Zantedeschia), los anturios (Anthurium),
las costillas de Adán (Monstera), los aros (Arum y Arisarum)
o las enormes inflorescencias de los Amorphophallus. Todas ellas tienen
en común la producción de minúsculas flores agrupadas en unas inflorescencias
llamadas espádices, rodeadas de una hoja modificada (la espata) generalmente de
colores muy vivos.
Además de llamativas, todas ellas son plantas venenosas conocidas por
su producción de oxalato cálcico, un compuesto que cuando se ingiere en dosis
altas puede causar un daño hepático permanente. Por eso es por lo que hay que
guardar muchas
precauciones a la hora de consumir los ricos frutos de las costillas de
Adán.
Si el olor de la col mofeta es inconfundible, también lo es la flor
moteada de color púrpura y verde oscuro, con una espiga de color apagado en el centro.
Pero lo más notable del repollo mofeta es que está dotada de un notable rasgo
evolutivo: es una flor
con calefacción capaz de generar su propio calor hasta el punto de que puede
derretir la nieve a su alrededor.
La explicación bioquímica de la capacidad del repollo zorrillo para
generar el calor de derretimiento de la nieve es tan elegante como simple.
Dentro de las células de las coles se encuentran las mitocondrias, la
maquinaria generadora de energía de todas las células. En estas mitocondrias
existe una enzima llamada oxidasa
alternativa o AOX. Esta enzima altera la capacidad de producción de energía
de una célula: en lugar de generar energía para el crecimiento, genera calor. Gracias
a ello, las flores pueden derretir la nieve.
Así es como pueden crear esos pequeños claros de nieve que aparecen en primavera.
¿Pero por qué huelen a podrido? A medida que la nieve se derrite y las flores
comienzan a aparecer, surge la competencia por los polinizadores. Algunos de
los primeros insectos que emergen son los escarabajos y las moscas. Han pasado
los meses de invierno congelados y son los primeros en buscar comida.
Muchas plantas con flores, como la col mofeta, evolucionaron juntamente
con los insectos. La flor proporciona alimento y el insecto transporta el polen
de flor en flor. Pero ¿por qué una flor huele a descomposición? ¿Qué tipo de
animal visitaría una flor maloliente?
El olor de la col mofeta, como el del aro
atrapamoscas que describí en este artículo es un magnífico ejemplo de
mimetismo y defensa. El hedor engaña a los escarabajos y a las moscas,
haciéndoles creer que hay comida disponible. En lugar de un cadáver de animal en
descomposición (su comida preferida en primavera), la planta les engaña para
que visiten una flor llena de polen, que luego, sin querer, llevarán a otra
flor. Al imitar el olor a descomposición, la col ha desarrollado la capacidad
de explotar a los primeros polinizadores primaverales.
Al mismo tiempo, el sabor amargo y el hedor disuaden a los herbívoros
que de otro modo se darían un festín con estas primeras hojas tiernas de
primavera que brotan cuando no hay otras hierbas disponibles. ©
Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.