lunes, 3 de julio de 2023

VOLVER A LA CAVERNA



Un artículo del escritor Rafael Cabanillas Saldaña, autor de Quercus, Enjambre Valhondo.

Cada día que pasa comprendo más y mejor a don Miguel de Unamuno cuando,  después de que en la universidad le gritaran «¡Viva la muerte, muera la inteligencia!», escribió: «¡Me ahogo, me ahogo, me ahogo en este albañal y me duele España!» 

Y a don Antonio Machado, con esa otra España que «ha de helarte el corazón». A Miguel Hernández lo dejaron morir peor que a un perro en un camastro de la prisión. A Lorca lo mataron de un tiro en la nuca, por maricón. Por republicano, por poeta y maricón. Por defender a los negros y a los gitanos. Ahí sigue en una fosa, que, según ellos, los matones, no hay que desenterrar para no remover la memoria.

A Machado lo mataron de pena. Y de rabia. Recuerdo que, tras explicar en clase en el instituto todo su periplo vital desde la pérdida de su querida Leonor en Soria hasta su llegada a Colliure para morir tres días después, mis alumnos me preguntaban:  – ¿Y de qué enfermedad murió? – Para responderles yo: – ¡Murió de tristeza!

La misma tristeza que me embarga a mí ante esta deriva que ha tomado nuestra patria. Y digo "patria" para que no sigan apropiándosela los que con una banderita y un grito se creen sus únicos dueños. Patriotas de pacotilla.

Me duele España porque no sé qué nos pasa. Me duele por no entender qué especie de cortocircuito trumpiano nos nubla la vista y el horizonte. Un horizonte que, de la noche a la mañana, ha amanecido oscuro. Negro. Sin color. Sin luz. Sólo ese gris plomizo de la tiniebla y el miedo de la caverna.

En cuanto el PP y VOX se han hecho con el poder y han constituido los gobiernos municipales y autonómicos, las primeras medidas que han tomado son: Suprimir los carriles bici, suprimir las restricciones de tráfico y todas las medidas anticontaminación (más  coches, menos peatones), suprimir las iniciativas que combaten el cambio climático, suprimir las concejalías de igualdad (como los talibanes que reemplazaron el ministerio de Asuntos para las Mujeres por el de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio), incluso  suprimir las manifestaciones contra la violencia machista que Bruselas les ha dicho que es un derecho no derogable, retirar (ocultar de nuevo en el armario, como si no existieran)  las banderas LGTBI

A cambio, sus primeras declaraciones de una pobreza intelectual alarmante, se centran en estos términos: Seguridad (otra milonga, porque España es uno de los países  más seguros del mundo, junto a Islandia y Nueva Zelanda), Violencia intrafamiliar, Individuo, Familia, Frontera, Patria y Bandera. No hay más. Por mucho que rasques... nada encontrarás. Serrín.

Si acaso, un consejero de cultura y vicepresidente torero, cuya mayor duda existencial es no saber si bautizar a su caballo con el nombre de Duce o de Caudillo, un presidente de parlamento homófobo y machista: «las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene», cabezas de lista condenados por violencia contra su esposa «loca, imbécil, puta, te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo».

¿Cómo no te va a doler España con este panorama? ¿Cómo no entender la tristeza machadiana? ¡A esta gente hemos votado los españoles! En un alarde de ignorancia, manipulación y blanqueo de los medios de comunicación (por algo son suyos) e inmoralidad sin precedentes en la historia de este país. Y esto es sólo el principio, un pequeño anuncio, un avance enseñando la patita por debajo de la puerta.

Porque no creen en la igualdad, no creen en la solidaridad, ni en el respeto a la diversidad y a las minorías; lo del cambio climático les causa risa; lo de la Agenda 2030 piensan que es para anotar la cita con el dentista; los derechos humanos les sudan las pelotas; lo del feminismo es cosa de unas locas –y putas, sí, también unas putillas, que no tienen ni vergüenza... ni sujetador–; odian a los inmigrantes que cuidan de nuestros padres, limpian nuestras casas y nos hacen los trabajos sucios que ya no queremos; odian a los catalanes y a los vascos; la butifarra y el cava catalán les producen urticaria; oír hablar en vasco es cosa de etarras; les molesta Europa; les sobran las Comunidades Autónomas, las vacunas anticovid, las ayudas a los trabajadores y a las empresas en la pandemia, la subida del salario mínimo, las subidas de las pensiones, la ley de eutanasia, del aborto, el tope al precio de la energía y los alquileres...

Todo les sobra. Menos el odio que nos guardan. Les basta un Viva España y una bandera. Y ETA, siempre ETA, que desapareció hace 15 años y resucitan sin pudor ni vergüenza. Y mentiras, burdas mentiras que insultan la inteligencia y tú te tragas como sapos y rosquillas.

Analfabetismo e incultura. Todo lo bueno, lo positivo, para el pueblo, para la gente corriente, ellos están siempre en contra. No, no y no. Suprimir, anular, derogar. Y tú, y yo, pedazo de irresponsable, que somos gente corriente, honesta, trabajadora, votamos a estos cafres descerebrados sin moral y sin conciencia.

Espérate y verás lo que nos traen con esos votos de pobres que se creen marqueses: la explotación sin límites del planeta hasta que reviente ¿o acaso no lo habéis visto con Doñana? ¡Se muere, pero les importa un comino! Porque lo "suyo" va de otra "cosa", no cómo estos tiquismiquis que se asustan porque no llueve en seis meses y la tierra se desertiza. ¡Tontás de agoreros y pesimistas!

Pronto veréis el cambio radical de los planes urbanísticos y la vuelta al ladrillo más agresivo, a reventar las playas con urbanizaciones y pisos, más bares, más terrazas, más chiringuitos, España convertida en un inmenso bar, en un inmenso lupanar, los espacios naturales llenos de chalets y campos de golf, el turismo insostenible y masivo, la corrupción del cemento que denunció Rafael Chirbes y que dejará hipotecada España por los siglos de los siglos, amén. Como hizo el desarrollismo franquista de pelotazo y hormigón.

La explotación del ser humano: no a los sindicatos, no a los convenios colectivos, no a las subidas salariales, no a las organizaciones vecinales y culturales que hay que asfixiar hasta que desaparezcan. La chusma, que solo sabe protestar y quejarse. Ellos son del búscate la vida. La ley de la jungla. Sin regulaciones. Sin derechos. Sin controles. La ley de la cachiporra. La ley del negocio y la pasta. Arruinar lo público para forrarse con lo privado.  ¿Cómo no morir de tristeza viendo a los madrileños dar la mayoría absoluta a la hermana del que se llevó crudos casi 300.000 € de su gobierno por las mascarillas en medio de la muerte y la desolación?

¿Pero qué coño nos pasa? ¿Acaso hemos perdido los principios y la poca dignidad que nos quedaba? ¿Sabéis cuántos años costará volver a recuperar el sistema público de salud, de educación, de pensiones, una vez que se lo carguen estos señores? ¡Toda una eternidad! Porque lo pondrán patas arriba y ya serán irrecuperables. ¿Es que no te das cuenta? ¿Es que estás ciego? ¿No comprendes que seremos nosotros, no ellos, los primeros afectados de su mercadeo?

Por eso tú y yo, tú y tú y tú.... iremos a votar en masa el 23 de julio. Para que no se pierda ni un voto. A pesar del disgusto que nos han dado y la trifulca innecesaria que se ha montado, que en estos momentos pasa a un segundo plano ante la magnitud del problema que se nos viene encima. Votar, votar, votar. Votar en defensa propia, votar en legítima defensa. Votar para no volver a la caverna. Votar para que estos energúmenos, sin moral ni escrúpulos, no dirijan nuestras vidas.