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domingo, 9 de julio de 2023

Ratilandia, tierra de ratones votantes

 


Esta es la historia de Ratilandia, el país de los ratones.

Ratilandia era un lugar donde los pequeños ratones vivían y jugaban, nacían y morían. Vivían de la misma manera que tú y que yo. Incluso tenían un Parlamento y cada cuatro años tenían una elección. Caminaban rumbo a las urnas y votaban.

Como tú y como yo, cada día de elecciones los pequeños ratones acostumbraban a ir a votar y para elegir un gobierno. En esta ocasión, se anunciaba que la mayoría de los ratones iban a votar un gobierno integrado por gatos negros.

Si piensas que es extraño que unos ratones elijan un gobierno de gatos, repasa la historia de España los últimos cien años y comprobarás que los ratones no son más estúpidos que nosotros…

Los gatos negros hicieron una campaña fabulosa. El gato jefe anunció que gobernarían para todos y aprobarían buenas leyes, aunque lo que no decían es que serían leyes buenas… para los gatos. Pero esas leyes que eran buenas para los gatos no eran muy buenas para los ratones.

Dijeron: “Todo lo que Ratilandia necesita es más visión”. Dijeron: “El problema con Ratilandia son las entradas redondas a las ratoneras. Si nos elegís impondremos las entradas cuadradas”. Y eso fue lo que hicieron. Desde entonces, las entradas cuadradas son el doble de grandes que las redondas, y así los gatos pueden meter en ellas sus dos patas.

La letra pequeña de otra ley decía que los ratones sólo podrían moverse a ciertas velocidades, para que el gato pudiera obtener su desayuno sin esforzarse mucho. Así que la vida se tornó más difícil que nunca.

Todas sus leyes eran buenas leyes… para los gatos. Pero, la verdad es que eran duras para los ratoncitos. Estaban confundidos, porque, aunque se lo habían advertido antes de votar, el problema era que eran gatos. Y como eran gatos, velaban naturalmente por los intereses de los gatos y no de los ratones.

Finalmente, llegó un pequeño ratoncito que tenía una idea. Amigos, tengan cuidado con quien tiene una idea. Les dijo a los otros ratones:

«Compañeros, ¿por qué seguimos eligiendo un gobierno de gatos? ¿Por qué no elegimos un gobierno de ratones»

«¡¡Ostras!!, dijeron, es un bolchevique. ¡Enciérrenlo!» Así que lo metieron en la cárcel.

Lo que me gustaría recordarles es que se puede encerrar a un hombre o un ratón, pero no pueden encerrar una idea. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.

Dedicado a la memoria de Tommy Douglas.