Vistas de página en total

sábado, 15 de abril de 2023

El oído de los perros



La mayoría de los fenómenos naturales con los que convivimos tienen asociados sonidos característicos: la lluvia, las olas, el fuego, el viento, los terremotos, etc. Habida cuenta de que utilizan los sonidos para detectar peligros y presas o para comunicarse, para muchos animales el sentido del oído es capital para sobrevivir.

Es bastante obvio que, aunque los perros tienen una vista que parecía mal los colores, tienen un sentido del olfato mucho más potente que el nuestro y otro tanto puede decirse de su capacidad de percibir algunos sonidos, aunque no todos.

¿Qué es y cómo se mide el sonido?

Una onda sonora es una onda longitudinal que transmite lo que se asocia con sonido. El sonido es cualquier fenómeno que suponga la transformación en ondas mecánicas longitudinales dentro del oído de las oscilaciones de la presión del aire. La recepción de una onda sonora por el oído engendra una vibración de las partículas del aire situadas delante del tímpano, con frecuencias y amplitud determinadas. Las vibraciones serán percibidas por el cerebro como ondas sonoras si su frecuencia está dentro del rango audible para los humanos.

El hercio (Hz) es la unidad que expresa la frecuencia, es decir, cantidad de vibraciones que emite una fuente sonora por unidad de tiempo. Cuanto mayor sea la frecuencia, mayor será el tono del sonido. Los sonidos con tonos agudos son aquellos que tienen una frecuencia alta (sonidos altos), mientras que los sonidos con tonos graves son los de baja frecuencia (sonidos bajos).

La frecuencia es el número de vibraciones por unidad de tiempo. Se mide en hercios (Hz).

El oído humano puede percibir ondas sonoras de frecuencias entre los 20 y los 20 000 Hz. Las ondas que poseen una frecuencia inferior a la audible por los humanos se denominan infrasónicas y las superiores ultrasónicas. Otras especies animales pueden percibir otros rangos de frecuencias: el gato doméstico 100-32 000 Hz; el elefante africano 16-12 000 Hz; el murciélago 1 000-150 000 Hz o los roedores 70-150 000 Hz. 


Otra característica del sonido que conviene tener en cuenta es la intensidad (coloquialmente conocida como “volumen”, que es la cualidad que nos permite identificar los sonidos como fuertes o débiles y está directamente relacionada con la intensidad del movimiento ondulatorio, es decir, con la energía que transporta la onda por unidad de superficie y por unidad de tiempo. Esta intensidad es proporcional al cuadrado de la amplitud

Parámetros de una onda sinusoidal. 1 = Amplitud. 2 = Amplitud de pico a pico. 3 = Media. 4 = Periodo.

La percepción subjetiva (fisiológica y psicológica) del sonido no mantiene una relación de proporcionalidad con la intensidad. Para que una persona aprecie que el volumen de un sonido es el doble que el de otro, la intensidad de este debe ser diez veces mayor. Para evaluar la medida del sonido se utiliza una escala logarítmica en decibelios (dB) que permite representar magnitudes muy grandes y pequeñas con números relativamente pequeños.

En la escala de decibelios el valor 0 corresponde al umbral de audición humano, de forma que los valores negativos corresponden a sonidos imperceptibles por nosotros. Aun así, el verdadero umbral de audición varía entre distintas personas y, para un mismo individuo, depende de la frecuencia del sonido. Se considera el umbral del dolor para el humano a partir de los 140 dB. Esta suele ser, aproximadamente, la medida máxima considerada en aplicaciones de acústica.

¿Cómo oímos?

Como puede verse en la siguiente figura no hay diferencias anatómicas importantes entre los órganos auditivos de perros y humanos salvo en lo que se refiere al pabellón auricular, que es de mayor tamaño y orientable en el caso de los cánidos. En unos y otros, el proceso de audición es idéntico y depende de una serie de pasos complejos que convierten las ondas sonoras que viajan por el aire en señales eléctricas, que llegan al cerebro a través del nervio auditivo. Un proceso resumido puede verse en este vídeo

El oído externo incluye el pabellón auricular, el hueso temporal y el conducto auditivo. El oído medio incluye el tímpano, el martillo, el yunque y el estribo. El oído interno incluye los conductos semicirculares, la trompa de Eustaquio, la cóclea, el nervio vestibular y el nervio auditivo.

La audición de los perros

Es bastante obvio que los perros tienen un sentido del olfato mucho más potente que el nuestro y otro tanto ocurre cuando medimos la capacidad auditiva aplicando la frecuencia. Los perros pueden apreciar sonidos a frecuencias de entre 40 y 46 000 Hz, más del doble de los que dejan de ser perceptibles por los humanos.

Pero la cosa no es tan sencilla. Para algunos sonidos, la audición de un perro es realmente cientos de veces mejor que la nuestra, mientras que para otros sonidos perros y humanos tienen sensibilidades auditivas que son muy parecidas.

Donde los perros realmente sobresalen es con los sonidos más agudos. El ser humano adulto promedio no puede escuchar sonidos por encima de 20 000 Hz, aunque los niños pequeños pueden escuchar sonidos de frecuencias algo más altas. Los perros pueden escuchar sonidos de hasta 47 000 a 65 000 Hz, que son demasiado agudos para nosotros.

Además, a altas frecuencias los perros pueden detectar sonidos mucho menos intensos que nosotros. Recuerde que la intensidad de un sonido se mide en decibelios (dB) y que el valor cero dB es la intensidad promedio de un sonido que apenas puede ser escuchado por un ser humano joven. Por lo tanto, los sonidos demasiado bajos para que los humanos los aprecien reciben una calificación negativa en decibelios.

Cuando los sonidos tienen una frecuencia de entre 3 000 y 12 000 Hz, los oídos de los perros son mucho más sensibles que los nuestros. Pueden escuchar esos sonidos cuando están en cifras negativas, entre -5 dB y -15 dB en promedio. Eso significa que los perros pueden apreciar sonidos que no son lo suficientemente fuertes para nuestros oídos.

Una cuestión de ancestros

La causa de que los perros puedan apreciar tan bien los sonidos agudos se debe a su origen depredador. En la dieta de los lobos, ancestros de los perros, se incluyen pequeños roedores, por lo que la capacidad de escuchar los chillidos de animales diminutos es importante para su supervivencia. Los humanos, que evolucionaron para cooperar con otros humanos, tienen oídos sintonizados con el tono de la voz humana.

Esta sensibilidad a los sonidos más agudos probablemente explica varios fenómenos que atañen a los cánidos. Se llama percepción extrasensorial o sexto sentido a la supuesta percepción de información no obtenida a través de los sentidos, sino con la mente. Entre esas capacidades psíquicas se cuentan la telepatía, la psicometría, la clarividencia y otros fenómenos pseudocientíficos que cautivan a conspiranoicos, terraplanistas y compañeros mártires, además de ser temas perfectos para comentarios en la barra del bar.

Los perros no tienen un sexto sentido, solo tienen un oído increíble

Pero no, en lugar de tener un sexto sentido, los perros pueden predecir terremotos usando sus oídos altamente sensibles. Y su reconocida habilidad para predecir la llegada de alguien a su puerta probablemente se deba a su capacidad para detectar el sonido de un automóvil o de un ascensor antes de que usted pueda escucharlo.

Los perros pueden angustiarse mucho no solo con los fuegos artificiales, sino también con ruidos domésticos como una aspiradora o un taladro, porque suenan más fuertes para ellos que para nosotros. Demás, los perros pueden escuchar ruidos agudos de estos dispositivos que nosotros no podemos detectar.

Otras diferencias

Cuando se trata de otros rangos de frecuencia detectables, la sensibilidad de los oídos de perros y humanos es casi la misma. Sin embargo, los oídos humanos tienen una sensibilidad máxima alrededor de los 2 000 Hz y no es una simple coincidencia que esa frecuencia esté justo en el medio del rango del habla humana. Por su parte, los perros tienen una sensibilidad máxima alrededor de los 8 000 Hz, mucho más ajustada para escuchar a sus presas.

Los perros también tienen una capacidad asombrosa para detectar pequeñas diferencias entre frecuencias, lo que significa que se pueden dormir escuchando la televisión, pero se despiertan tan pronto como escuchan algo no relacionado con el sonido de la televisión. 

Como casi todos los depredadores, los perros pueden mover las orejas individualmente y gracias a ello tienen la capacidad para detectar con mucha más precisión que los humanos la dirección de los sonidos.

Cómo se mide la capacidad auditiva de un perro

Los investigadores saben lo que los humanos pueden escuchar porque pueden preguntar a sus sujetos de prueba, pero ¿cómo saben lo que los perros pueden apreciar? Los estudios pioneros implicaban entrenar a los perros para que presionaran una palanca debajo de un altavoz cuando escuchaban un sonido.

Hoy en día, las capacidades auditivas de cualquier perro se pueden determinar sin que el perro tenga que hacer nada. La prueba de respuesta auditiva del tronco encefálico (RATE), que se usa para detectar algunos tipos de sordera parcial, como la que causa una lesión o tumores que afectan los nervios que intervienen en la audición, es tan simple como colocar electrodos en la cabeza de un perro y auriculares en sus oídos. Los sonidos se reproducen a través de los auriculares, y si el cerebro muestra actividad eléctrica, se considera que el perro ha escuchado el sonido.

Al igual que los humanos, los perros pueden perder la audición con la edad o por otros factores, como una infección grave del oído. La prueba RATE es una manera de determinar el nivel de pérdida auditiva. La mayoría de los perros se adaptan bien cuando les fallan los oídos y pueden seguir comunicándose con sus dueños mediante el lenguaje corporal e interpretando las señales que se les hacen con las manos.

Además, la capacidad de detectar sonidos agudos suele ser la última en desaparecer, por lo que los sonidos más fuertes y de alta frecuencia, como un silbato, pueden funcionar incluso cuando su perro ya no puede escuchar su voz.