lunes, 12 de diciembre de 2022
Cómo prolongar la (mala) vida del "árbol" de Navidad
martes, 6 de diciembre de 2022
Breve historia de la flor de Pascua
Las popularísimas flores de Pascua, que en realidad ni son verdaderas flores ni florecen en Pascua, son las plantas en maceta más vendidas en Estados Unidos, el país donde empezó a cultivarse a gran escala. Han logrado este éxito a pesar de que solo se comercializan durante un par de meses, mientras que sus competidoras lucen en las floristerías todo el año.
Como ha ocurrido con tantas
cosas, desde la Coca-Cola a la hamburguesa. pasando por la
compresa, los westerns,
el
kétchup, las french
fries o Halloween,
desde Estados Unidos las flores de Pascua se extendieron como iconos navideños
por todo el mundo.
Las flores de Pascua se conocen
en Estados Unidos como “poinsettias” en reconocimiento al primer embajador de
Estados Unidos en México, Joel Roberts
Poinsett, que en 1828 envió esquejes de la planta a su país y al que el
botánico escocés Robert Graham dedicó el nombre científico de Poinsettia al
que añadió pulcherrima (hermosísima).
En el estado de Taxco, Poinsett,
botánico diletante, encontró un arbusto espigado al que los aztecas llamaban
desde tiempos inmemoriales “cuetlaxochitl”,
la “flor de pétalos que se marchitan”, que simbolizaba para ellos la pureza
y la resurrección y, por lo mismo, se colocaba en los altares dedicados a los
guerreros que morían en cumplimiento de su deber y renacían en un paraíso
celestial.
Cada Navidad, las flores de Nochebuena inundan la plaza del Zócalo de México DF. Fuente. |
Esos atributos que, coincidiendo
con el solsticio de invierno, el día del
triunfo del sol naciente para los romanos y en el que para los católicos nació
Jesús, fueron aprovechados por los frailes novohispanos para adornar las
iglesias durante la celebración de la Navidad. Desde entonces, la planta
comenzó a conocerse en Centroamérica como “Nochebuena”.
Gracias a Poinsett, la planta se
convirtió rápidamente en un icono estadounidense de la Navidad y, desde
principios del siglo XX los encantadores dibujos de las poinsettias escarlatas aparecían
con frecuencia en
los christmas, las populares tarjetas de felicitación navideña. Pero que
desde las tarjetas navideñas y el cultivo en pequeños jardines de botánicos
diletantes se pasaran a vender en Estados Unidos alrededor de cien millones de
macetas cada año en solo seis semanas hay un largo trecho. No hay iPhone que supere
ese récord de ventas ni de lejos.
Los responsables de la
“revolución comercial” de las poinsettias se apellidan Ecke, una familia de
floricultores californianos que fueron para las flores de Pascua lo que los
surafricanos De
Beers para los diamantes. Antes de echar el cierre hace diez años, cuatro
generaciones de Eckes convirtieron unas plantas que pocos estadounidenses
habían tenido en sus manos en un elemento decorativo imprescindible desde
Acción de Gracias a Año Nuevo.
La historia
de los mayores productores de
poinsettias del mundo comienza en 1902. Ese año, un inmigrante alemán, Albert
Ecke, el patriarca de la dinastía, llegó con su familia a Los Ángeles. Establecieron
una granja lechera y un huerto donde cultivaron hortalizas, albaricoques y
flores. Ecke se sentía intrigado por un arbusto rojo y verde que se
asilvestraba en todo el sur de California. Supo que los mexicanos lo usaban
como decoración navideña. Allí había dinero, pensó.
Por entonces, las poinsettias se
vendían al por menor como flores cortadas en lugar de enraizadas en macetas. El
gran inconveniente era su duración: duraban dos o tres días en el mejor de los
casos antes de marchitarse. A partir de 1918, los Eckes lograron ir dándole un
cambio de imagen radical a través de una técnica de reproducción secreta que
convirtió la hierba delicada y desgarbada en una planta de maceta robusta,
ramificada y voluptuosa.
El secreto era la propia
naturaleza. A través de mutaciones normales, comenzaron a surgir algunos tipos
nuevos más robustos, erguidos y ramificados de la planta. Por si eso era poco,
producían más “flores”. Los Eckes comenzaron a utilizar esquejes de esas
plantas y las propagaron.
Le dieron un nuevo impulso al
negocio cuando fueron los primeros en producirlas en invernaderos y empezaron a
enviar esquejes por avión en vez de hacer lo que se hacía hasta entonces:
enviar las plantas en macetas por ferrocarril. En un avión comercial cabían
decenas de miles de esquejes que, a través de un sistema de franquicias, podían
cultivarse fácilmente en invernaderos distribuidos por todo el mundo. Se
cultivasen donde se cultivasen, se producía el milagro: las plantas que surgían
de los esquejes de Ecke tenían ramificaciones abiertas y floraciones perfectas.
Pero una cosa es tener
plantaciones repletas de plantas magníficas y otra tratar de venderlas. En la
naturaleza, las poinsettias florecen entre noviembre y enero, lo que se ajusta
perfectamente con la temporada del Adviento cristiano: los Ecke
comenzaron a comercializar las plantas etiquetadas como "flores
navideñas". El nombre funcionó y ese fue un primer paso en su salto a la
fama.
La operación comercial estuvo
acompañada por una agresiva publicidad que tuvo su punto de inflexión en 1965,
cuando las cadenas televisivas estadounidenses comenzaron a transmitir la
mayoría de sus programas de máxima audiencia en color. Para entonces, cuando
los aparatos de televisión se habían convertido en un
electrodoméstico imprescindible en cualquier vivienda de la clase media
estadounidense, Paul Ecke, además de regalar centenares de macetas para decorar
la Casa Blanca, inundó las cadenas de televisión con poinsettias gratis desde
el Día de Acción de Gracias (el cuarto jueves de noviembre, justo cuando
comienza el Adviento) hasta Navidad. Las espectaculares hojas rojas de sus
poinsettias lucían esplenderosas en los primeros televisores a color y en los
programas de máxima audiencia como el “The Tonight Show” de
Johnny Carson y los especiales navideños de Bob Hope, que cada noche tenían millones de telespectadores.
Doble página del Woman’s Day Magazine de diciembre de 1985. Fuente |
Las revistas femeninas resultaron
ser otro golpe publicitario de primera. Paul Ecke llamó a los editores de
publicaciones como Sunset y Women's
Day, y los convenció de que los árboles de Navidad y el muérdago no
resaltaban lo suficiente en sus reportajes fotográficos navideños. A los
editores les pareció una buena idea, pero le dijeron que los reportajes se
realizaban en verano. Para los Ecke ese no era un problema.
Las poinsettias son plantas de días
cortos que requieren de un periodo largo de oscuridad antes de comenzar el
desarrollo floral. Todo lo que necesitaban para florecer eran varias semanas de
“falsas noches” que se conseguían oscureciendo algunos de sus invernaderos para
provocar días cortos. Así que los Eckes comenzaron a producir una cosecha
selecta que florecía fuera de temporada expresamente para hacer los reportajes
fotográficos. En diciembre, millones de mujeres estadounidenses de clase media
veían casas con una hermosa decoración navideña a base de flores de Pascua.
¡Bingo! Las amas de casa no se sentían contentas si su casa no se veía tan
bonita como en las fotos de las revistas, Casa Blanca incluida.
Hoy, el emporio Ecke se ha
esfumado, pero todavía representa el 70% de las flores de Pascua que se venden
en Estados Unidos y la mitad del mercado mundial. Su cosecha anual es más
grande que nunca. Pero ya no es un negocio familiar: en agosto de 2012,
anunciaron que las plantaciones familiares habían sido adquiridas por Agribio
Group, una multinacional holandesa.
Finalizó así una tradición de más
de cien años, una tradición de tal éxito que, en 1991, el Congreso de Estados
Unidos decidió que el día de la poinsettia sería el 12 de diciembre, para
conmemorar la muerte de Poinsett, fallecido ese mismo día de 1851. ©
Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
domingo, 27 de noviembre de 2022
Flor de Pascua: algo más que una flor
En España, la
producción de flores de Pascua alcanza los nueve millones de
unidades. Una minucia comparada con Estados Unidos, el país donde empezaron
a cultivarse a gran escala, donde desde hace años las flores de Pascua son
las plantas en maceta más vendidas y han logrado imponerse a pesar de que
solo se comercializan durante un período de dos meses, mientras que sus
competidoras se venden durante todo el año.
En Estados
Unidos las popularísimas flores de Pascua se conocen como “poinsettias”, un
reconocimiento al primer embajador de Estados Unidos en México, Joel Roberts
Poinsett, que en 1828 envió esquejes de la planta a su país. Tras volver a
Estados Unidos, Poinsett se dedicó a cultivar esta flor navideña en su finca de
Charleston, Carolina del Sur, y aprovechó para regalarla a algunos de sus
amigos en Navidades, coincidiendo con la época en la que planta tiene unos
colores más vivos. Así fue como nació la tradición de usar esta flor en Navidad.
Por eso, en Estados Unidos el Congreso decidió en 1991 que el día de la
poinsettia sería el 12 de diciembre, para conmemorar la muerte de Poinsett,
fallecido ese mismo día de 1851.
Poinsett,
botánico aficionado, encontró esta ardiente flor silvestre mexicana en el
estado de Taxco, donde los aztecas la llamaban desde tiempos inmemoriales “cuetlaxochitl”, la “flor de
pétalos que se marchitan”, que simbolizaba para los mexicas la pureza y la
nueva vida que obtenían los guerreros muertos en batalla y por eso se colocaba
en los altares dedicados quienes morían en cumplimiento de su deber.
Los atributos
de pureza y renacer que le conferían los mexicas fueron aprovechados por los
frailes novohispanos que la colocaban en los altares durante la celebración de
la Navidad, aprovechando que su florecimiento -el encendido color rojo de las
hojas- sucedía durante las festividades decembrinas.
Cuando el
gran Alexander
von Humboldt la descubrió en sus recorridos por el Virreinato de la Nueva
España, envió unos ejemplares a su preceptor, el director del Jardín Botánico
de Berlín Carl Ludwig Willdenow. Willdenow, un botánico de primera, no se dejó
engañar por el tamaño y la belleza de lo que parecían grandes pétalos
escarlatas y relacionó aquellas grandes flores con las pequeñas agrupaciones de
flores (inflorescencias o ciatos) que caracterizan a plantas como las vulgares
“lechetreznas” del género Euphorbia, que tanto abundan en los bordes de
los caminos o en los barbechos del Viejo continente.
Las euforbias tienen una alta especialización en la inflorescencia: el ciatio, que agrupa flores unisexuales (Figura 1). Cada ciatio consiste en una flor central femenina o pistilada rodeada de grupos de flores masculinas cada una de ellas reducida a un solo estambre. Todas las flores están rodeadas por un involucro con un número variable de glándulas productoras de néctar en sus márgenes, lo que indica que la polinización es principalmente zoófila. Realmente, el ciatio la hace parecer tanto a una flor hermafrodita que el gran naturalista Carlos Linneo y otros botánicos contemporáneos la interpretaron como una flor verdadera. Sin embargo, en el Jardín de Plantas de París J.-B. Lamarck fue el primero en notar a principios del siglo XIX que el ciatio era una inflorescencia y así se la sigue reconociendo.
Foto 1. Sección longitudinal de un ciatio de E. tridentata |
Willdenow se dio cuenta de que aquella no era una Euphorbia cualquiera, sino que mostraba la típica exuberancia y el brillante colorido de muchas flores tropicales. Willdenow anotó en la etiqueta del pliego el nombre con el que se incorporaría a la nomenclatura botánica oficial: Euphorbia pulcherrima ("la euforbia más hermosa"). Unos años después, el botánico escocés Robert Graham propuso el nombre de Poinsettia pulcherrima en homenaje a su “descubridor” americano.
Figura 2. A
pesar de su exuberancia, la flor de Pascua Euphorbia pulcherrima repite
el modelo básico de las inflorescencias de todas las euforbiáceas. |
Como la
planta florecía cuando los días eran cortos en pleno invierno, se convirtió
rápidamente en un icono navideño y, a principios del siglo XX los encantadores
dibujos de flores de Pascua de color rojo brillante aparecían con frecuencia en
las tarjetas de felicitación navideña. Bien entrado el siglo XX, una familia de
productores californianos de flores, los Ecke, dieron con la técnica de
cultivarlas en maceta y, acompañadas de una potente campaña publicitaria,
exportaron sus plantas por todo el mundo.
En la Foto 2
aparece un detalle de los múltiples pseudantos (falsas flores) rodeados por una
o varias capas de brácteas (hojas modificadas) rojas que resultan muy vistosas
para los insectos polinizadores típicas de Euphorbia pulcherrima. Las
flores se llaman ciatios o ciatos (del latín cyathyum; copa pequeña). El
tejido verde que rodea cada flor es el involucro (del latín involucrum: envuelta),
una aglomeración compacta de pequeñas brácteas (bractéolas) fusionadas en una
estructura acopada que contiene en su interior múltiples flores masculinas y
una sola flor femenina.
Unidas al
involucro pueden verse unas estructuras amarillas brillantes llenas de líquido:
son las glándulas de néctar (nectarios) que exudan un néctar azucarado para
recompensar a los polinizadores Emergiendo del involucro se pueden ver unos filamentos
rojos. Son las flores masculinas reducidas a estambres (cada flor es un
estambre) sostenidos por pedicelos: una ceñidura marca el lugar en el que
termina el pedicelo y comienza el estambre propiamente dicho, en cuyo extremo
están las anteras amarillas en las que incluso se pueden ver algunos granos de
polen.
En la parte
derecha de la Foto 3, que es un detalle de un ciatio, se muestra una sola flor
femenina con estigma, estilo y ovario emergiendo de su involucro, al que se
adhiere una glándula de néctar bilabiada de color amarillo verdoso. En la Foto 4
aparece una sola flor femenina con estigma, estilo y un ovario que emergen de
su involucro en el extremo de un pedicelo grueso (un pequeño tallo) que es casi
tan largo como la flor misma.
Como se
consigue mantenerlas y hacerlas florecer en las fiestas navideñas
Las flores de
Pascua son plantas de “días
cortos”, que florecen cuando comienzan a acortarse (después del 21 de junio
en el hemisferio norte, lo que ocurre durante el verano y el otoño), es decir, cuando
la duración de la noche es mayor. No pueden florecer con días largos o si se
expone la planta a una luz artificial durante varios minutos en medio de la
noche, porque requieren un periodo ininterrumpido de oscuridad antes de que el
desarrollo floral pueda comenzar. La luz natural nocturna, como la luz de la
luna o los rayos no tienen suficiente intensidad o duración para interrumpir la
floración. La duración del periodo de oscuridad requerido para inducir la
floración varía entre especies y variedades de una especie.
Las flores y
las brácteas rojas de la flor de Pascua se consiguen tras una exposición de la
planta a unos tres meses de días con poca luz (unas ocho horas al día). De esta
forma, y teniendo en cuenta la cantidad de luz recibida, los viveros de todo el
mundo consiguen que las macetas estén en plena floración y con las brácteas
rojas justo a tiempo para las fiestas navideñas.
Por eso, en
teoría, controlando la cantidad de luz, se podrían hacer florecer en cualquier
momento del año. Aunque estamos acostumbrados a desecharlas al acabar las
fiestas, es posible mantenerlas todo el año e incluso hacerlas reflorecer si se
les da el cuidado necesario. La mayoría de las flores de Pascua mueren tras
unas semanas en interior debido a la falta de humedad o al riego inadecuado,
pero, si se les da el cuidado que necesitan, sobrevivirán en interiores, aunque
necesitarán un periodo de reposo en primavera, durante el cual habrá que
regarlas menos.
Para volverlas a hacer florecer en el siguiente periodo navideño, hay que asegurarse de que reciben luz solo durante ocho horas diarias, manteniéndolas en la oscuridad total el resto del día durante los dos o tres meses anteriores. Aunque conseguirlo es más fácil en viveros e invernaderos dedicados al cultivo de plantas de interior para venta, es posible hacerlo en casa si se tiene buena mano con las plantas. ¡Ánimo, paciencia y suerte! ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca
sábado, 5 de noviembre de 2022
El martes, luna de sangre
El próximo martes habrá una luna
de sangre. Como puede verse en la secuencia de imágenes de Anantha Jois que
encabeza esta entrada, durante un eclipse lunar total la Luna parece volverse
roja mientras pasa a través de la sombra de la Tierra. El fenómeno del
enrojecimiento lunar se ha dado en llamar “luna de sangre”.
El primer eclipse lunar total de
2022 ocurrió los días 15 y 16 de mayo y fue visible en fase total en parte de América,
la Antártida, Europa, África y el Pacífico Oriental. El próximo y último
eclipse lunar de 2022 ocurrirá el próximo martes 8 de noviembre y será visible
en partes de Asia, Australia, Norteamérica, la mayor parte de América del Sur y
partes del norte y este de Europa.
Este eclipse no será visible
desde España, pero es un buen momento para hacer un poco de divulgación sobre
los eclipses lunares. Los eclipses lunares, que solo pueden suceder en fase de
luna llena, aparecen cuando la Tierra se coloca entre el Sol y la Luna,
proyectando una sombra sobre la superficie de esta última.
En su ecuador el diámetro solar es
109 veces mayor que la Tierra, por lo que esta proyecta un cono de sombra convergente
y un cono de penumbra divergente. Los eclipses se producen porque la Luna, que
se encuentra a unos 384.000 km de la Tierra, entra en el cono de sombra
terrestre, cuya longitud (1.384.584 km) es mucho mayor. A la distancia que se
encuentra la Luna de la Tierra, el cono de sombra tiene un diámetro de 9.200
km, mientras que el diámetro de la Luna es de 3.476 km. Esta gran diferencia
provoca que, dentro del cono de sombra, quepan más de dos lunas y media y, debido a ello,
los eclipses permanecen en su fase total durante un tiempo prolongado.
Hay tres tipos de eclipses
lunares dependiendo de cómo estén alineados el Sol, la Tierra y la Luna en un
momento dado. El eclipse lunar total tiene lugar cuando la sombra de la Tierra
se proyecta sobre toda la superficie lunar. El eclipse lunar parcial ocurre
cuando solamente una porción de la Luna queda dentro de la sombra proyectada
por la Tierra, lo que hace que nuestro satélite aparente haber recibido un
mordisco, porque la sombra de nuestro planeta oscurece el lado de la Luna que
mira hacia nosotros. La cantidad
de "mordisco" que veamos dependerá de cómo se alineen el Sol, la
Tierra y la Luna.
El eclipse penumbral sucede
cuando la tenue parte exterior de la sombra de la Tierra se proyecta sobre la superficie
lunar. La penumbra ocasiona un sutil oscurecimiento en la superficie lunar que
hace que sea difícil de ver. Para un observador que estuviera situado sobre la
superficie de la Luna, un eclipse penumbral sería un eclipse parcial de Sol.
Análogamente, si el observador se encontrara dentro del cono de sombra de la
Tierra, no podría ver el Sol, de modo que para él se estaría produciendo un
eclipse solar total.
Eclipse lunar total (izquierda), parcial (centro) y penumbral (derecha). Fuente. |
El primer eclipse lunar total de
2022 ocurrió durante la noche del 15 al 16 de mayo. El eclipse total fue
visible desde partes de las Américas, la Antártida, Europa, África y el
Pacífico Oriental. La infografía de abajo muestra las etapas de ese eclipse en Tiempo
Universal, o GMT. La secuencia puede verse también en este vídeo.
Fuente: Estudio de Visualización Científica de la NASA. |
Para saber si el próximo eclipse
lunar total es visible desde donde te encuentres en ese momento, consulta este
mapa interactivo. Si está nublado o no puedes ver el fenómeno en persona,
habrá varias transmisiones en vivo del eclipse lunar, incluida esta de un canal de
YouTube, que en España empezará a emitir a las 9 de la mañana.
Si quieres más información sobre
los eclipses lunares de 2022, consulta las guías de la NASA para el eclipse
total del 16 de mayo y el del 8
de noviembre. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
Autor Luis Rojas M. |
viernes, 28 de octubre de 2022
Gripe y Covid-19: unas sencillas respuestas a algunas preguntas sobre las vacunas otoñales
Escribo este artículo recién llegado de mi centro de salud en el que me han administrado las vacunas contra los virus de la gripe y de la Covid-19. Me he animado a pedir cita apenas transcurridas dos semanas de que la Comunidad de Madrid haya comenzado su campaña de vacunación, después de buscar respuesta a unas preguntas que supongo rondan en la cabeza de quienes ya han cumplido “tres quinces y un veintiuno”.
¿Qué autoridad sanitaria recomienda la administración de
las vacunas?
El virus
influenza, causante de la gripe, suele reaparecer en olas estacionales,
normalmente desde mediados del otoño hasta el final del invierno, asociadas a
una mayor permanencia en espacios interiores mal ventilados. Una de las
características de este patógeno (sobre todo del tipo A) es su alta capacidad
para mutar, lo que ocasiona cambios en la composición de los antígenos de su
superficie (hemaglutinina y neuraminidasa), y dificulta su reconocimiento por
los anticuerpos que desarrollamos cada vez que nos infectamos, y que pueden
inducirse con la vacuna.
Cada año, expertos de los centros colaboradores y de los
laboratorios reguladores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) analizan
los datos de la vigilancia de virus generados por el Sistema
Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe de la OMS. En función de estas
observaciones (qué cepas del virus circulan), se recomienda la composición más
adecuada para cada campaña anual de vacunación.
¿Qué tipo de vacuna se está utilizando?
El tipo de vacuna empleada incluye virus inactivados o atenuados producidos en huevo o en cultivos
celulares de dos variantes de gripe A (H1N1 y H3N2) y otras dos del linaje B. Como
cualquier otro medicamento, puede producir efectos adversos: enrojecimiento e
inflamación en la zona donde se inyectó la vacuna, dolor de cabeza de baja
intensidad, fiebre, dolores musculares o fatiga.
Estas nuevas vacunas incluyen ARN
mensajero de la variante original del virus (Wuhan-Hu-1) y la ómicron BA.1 a
partes iguales. Su objetivo es aumentar su efectividad frente a sus
predecesoras, centradas solo en la variante original.
La Comisión
Europea ha autorizado la administración de vacunas bivalentes adaptadas a
las nuevas variantes circulantes de ómicron. Estas vacunas contienen ARNm de la
proteína Spike (espiga) de la cepa original (primera dosis) y de la variante BA.1
(Moderna) o de la variante BA.4/BA.5
(Pfizer). Además de ofrecer protección tanto frente a las variantes BA.1 y
BA4/5 también lo hacen frente a las variantes que circularon con anterioridad.
¿Va a ser esta una temporada muy gripal?
Se aproxima el invierno en el hemisferio norte y surge la
pregunta que encabeza este epígrafe. Un factor que determina la mayor o menor
transmisibilidad del virus de la gripe es la humedad ambiental.
Los inviernos secos favorecen su transmisión y parece obvio que en muchas
regiones de nuestro
país cada vez lo son más.
Por otro lado, aunque se haya puesto en entredicho, la
hipótesis denominada deuda
inmunitaria sostiene que, debido al uso de mascarillas y las medidas de
distanciamiento social durante la pandemia de Covid-19, hemos estado menos
expuestos a patógenos respiratorios. Al eliminar la obligatoriedad de las
mascarillas, esta deuda inmunitaria favorecería la dispersión del virus.
En las dos últimas temporadas, la circulación del patógeno gripal
ha sido inusual y constante. Esto podría causar una disminución en nuestra
inmunidad frente a la gripe y provocar que los
menores que no hayan estado expuestos dejen de adquirir dicha inmunidad. En
ese sentido, el último
informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SIVIRA)
del Instituto de Salud Carlos III señala un aumento en la incidencia de gripe
en atención primaria, principalmente en menores de 15 años.
¿Quién debe recibir los pinchazos antigripales?
La gripe es una enfermedad altamente contagiosa que afecta
principalmente al sistema respiratorio y produce una serie de síntomas
característicos (fiebre, dolor muscular y articular, etcétera). La mayoría de
las personas se recuperan en el plazo de una semana sin necesidad de atención
médica.
Como en ocasiones anteriores, se recomienda administrar la vacuna en función del riesgo de infección o su gravedad, dando prioridad a los grupos más vulnerables, como inmunodeprimidos y personas de avanzada edad. Con el fin de evitar posibles colapsos del sistema de salud, también se está pinchando antes al personal sociosanitario.
Lamentablemente, en aquellas personas pertenecientes a
grupos de alto riesgo como mayores de 65, menores de 65 con factores de riesgo
(patologías crónicas respiratorias, cardiovasculares, diabetes y obesidad
mórbida, etcétera) o mujeres embarazadas, la gripe puede complicarse y causar una
enfermedad grave (neumonía bacteriana secundaria), empeorar dolencias
inflamatorias crónicas e incluso la muerte en los colectivos de riesgo más
alto.
Para todas estas personas vulnerables, para sus cuidadores y
para los que llevan a cabo servicios públicos esenciales, es recomendable la
vacunación. No obstante, la vacuna es apta para cualquier ser humano mayor de seis
meses, salvo para aquellas que experimentasen reacciones alérgicas en
anteriores campañas o quienes presenten síntomas compatibles con la enfermedad.
Al igual que ocurre con las vacunas contra la covid-19, vacunarse
contra la gripe no suele evitar la infección, pero reduce el riesgo de
enfermedad grave, hospitalizaciones o muerte. Aunque muchas de las personas que
se vacunan contra la gripe pueden enfermar tras la infección (hasta un
50%), el pinchazo sigue siendo la medida más adecuada para prevenir esta
enfermedad.
¿Cuáles son los grupos recomendados para recibir la cuarta
dosis de recuerdo contra la Covid-19?
En España, la autoridad sanitaria recomienda la administración de dosis de recuerdo frente a la Covid-19 en el otoño-invierno a la población de 60 o más años, a las personas internas en residencias de mayores y al personal sanitario y sociosanitario. También se aconseja que se vacunen aquellas con condiciones de riesgo que no hayan sido vacunadas en los cincos meses anteriores, independientemente del número de dosis recibidas y del número de infecciones previas.
¿Tiene efectos adversos la vacunación conjunta?
Se ha observado un efecto sinérgico entre el SARS-CoV-2 y el
virus de la gripe que multiplica el riesgo de enfermedad grave y letal si se
da una coinfección. Por este motivo, además de por razones logísticas
obvias, es preferible administrar simultáneamente las vacunas frente a ambas
infecciones, especialmente en los grupos de alto riesgo.
La experiencia de administración conjunta en la última
campaña de vacunación fue favorable. Además, no hay evidencia científica de que
la respuesta inmunitaria inducida sea inferior a la administración por
separado. Tampoco parece que aumente las reacciones adversas locales
(inflamación, dolor en el sitio de inoculación) o sistémicas (fiebre, dolor de
cabeza) asociadas. En definitiva, no es necesario elegir una de ambas. ©Manuel Peinado Lorca.
@mpeinadolorca
domingo, 16 de octubre de 2022
Darwin y el sexo de las orquídeas
lunes, 10 de octubre de 2022
Breve historia de una chapuza: Bockscar, “el avión que puso fin a la Segunda Guerra Mundial”
El Enola Gay lanzó la bomba atómica "Little Boy" sobre Hiroshima. En la foto aparece el piloto Paul Tibbets (fumando en pipa)) con los otros seis miembros de la tripulación. Dominio público.
Además de por la preciosa canción homónima de Orchestral Manoeuvres in the Dark, quienes ya peinamos canas conocemos el nombre de Enola Gay, el nombre del bombardero que fue bautizado en honor de la madre del piloto Paul Tibbets, que el 6 de agosto de 1945 dejó caer la primera bomba atómica lanzada sobre una ciudad, Hiroshima.
Pero pocos recordarán la historia
de otro bombardero, el Bockscar, que tres días después lanzó la segunda bomba
nuclear sobre otra ciudad japonesa, Nagasaki. Que el Bockscar yazca en
donde habita el olvido se debe en buena medida al encubrimiento realizado por
los militares después de un bombardeo que en realidad fue un desastre y casi un
completo fracaso. Una historia aterradora que se mantuvo en secreto durante
décadas.
Los bombardeos atómicos de
Hiroshima y Nagasaki ordenados por el presidente Harry S. Truman contra el
Imperio japonés cambiaron el mundo para siempre y anunciaron el final de la
guerra más sangrienta de la historia. Las dos misiones a menudo se hermanan en el
imaginario colectivo.
Dos misiones, dos ciudades, dos
bombas y un resultado: destrucción. Pero cada misión no pudo ser más diferente:
el bombardeo atómico de Hiroshima se llevó a cabo sin problemas. Fue una misión
militarmente impecable. El bombardeo de Nagasaki fue un fracaso que casi
terminó en desastre. Cuando los detalles acabaron por revelarse, se supo que la
misión falló incluso antes de que el avión principal, el Bockscar,
despegara.
Durante la mañana del jueves 9 de
agosto de 1945, el B-29 Bockscar pilotado por el mayor Charles Sweeney debía
transportar una bomba nuclear, la Fat Man, con la intención de lanzarla
sobre dos ciudades niponas: Kokura como blanco principal y Nagasaki como
objetivo secundario. El plan para esta misión era prácticamente idéntico al de
Hiroshima: además del Bockscar, dos B-29 volarían una hora antes sobre
el objetivo para hacer el reconocimiento de las condiciones climáticas y dos
B-29 más con instrumentación volarían cerca del principal para tomar datos.
Los problemas comenzaron incluso
antes de que los aviones despegaran de Tinian en las Islas Marianas. El Bockscar
tenía un problema con la bomba de combustible que impedía utilizar 2.400 litros
de combustible. Las tripulaciones tenían dos opciones. Reemplazar la bomba y
retrasar la misión o volar con la bomba averiada corriendo el riesgo de
quedarse sin combustible durante la misión. Decidieron volar sin la bomba de
combustible. Reemplazarla tomaría demasiado tiempo y los militares, que estaban
deseando poner en marcha la misión, no querían que las bombas atómicas
permanecieran en tierra mucho tiempo.
La tripulación del Bockscar con su capitán Charles Sweeney en el centro. Dominio público. |
La misión recibió luz verde y, a pesar de la bomba de combustible defectuosa, el vuelo siguió adelante según lo programado y los cinco B-29 pusieron rumbo a Japón con su carga mortal. Sweeney despegó con la bomba armada, aunque con los seguros eléctricos puestos.
Rápidamente se dieron cuenta de
que la bomba de combustible defectuosa iba a causar problemas. El avión, obligado
a transportar peso extra en combustible inservible, volaba desequilibrado y
lento porque tenían dificultades para redistribuir el combustible entre los
distintos tanques y eso causaba un aumento de la resistencia y del consumo, lo
que empezó a poner en duda que pudiera regresar a la base una vez cumplida la
misión. Afortunadamente, Estados Unidos había conquistado la estratégica isla
de Okinawa, que estaba marcada como un posible lugar de aterrizaje en caso de
que el Bockscar se quedara sin queroseno.
Una vez en vuelo, los ingenieros
del avión notaron que la bomba atómica estaba actuando de manera anormal. De
repente, las luces de alarma comenzaron a parpadear. Durante unos momentos
angustiosos, los aterrorizados tripulantes creyeron que algo había fallado y
que Fat Man estaba a punto de detonar en el aire.
Después de consultar una y otra
vez los manuales de instrucciones de la bomba si encontrar una solución, los desconcertados
ingenieros se olvidaron de los manuales, cruzaron los dedos, apretaron los
dientes, entrecerraron los ojos y reiniciaron el mecanismo temiéndose lo peor. El
suspiro de alivio resonó en el aparato cuando las luces dejaron de parpadear y
la misión continuó. Superado el incidente, los estupefactos ingenieros, que no
sabían qué demonios había pasado, decidieron guardar la historia durante muchos
años.
Después del problema de la bomba
de combustible y superada la angustia de su aniquilación en pleno vuelo, el Bockscar
llegó a su punto de encuentro sin que lo hiciera unos de sus B-29 acompañantes.
Faltaba el Big Stink, uno de los aviones de reconocimiento. Un incidente
de ese tipo no era infrecuente y había un plan de contingencia en marcha:
Sweeney debía desacelerar y esperar quince minutos para ver si el avión
rezagado lo alcanzaba. De no ser así, debía continuar con la misión.
El punto de encuentro estaba
frente a la costa de Japón, a unos treinta minutos de vuelo de Kokura, la
ciudad objetivo. El avión perdido volaba a casi 10.000 pies por encima de la
vista del Bockscar. En lugar de esperar quince minutos, Sweeney, que no
podía verlo, esperó más de media hora. Durante este tiempo, quemó más combustible
y perdió la ventaja del ataque.
Después de esperar durante más de
treinta minutos, los B-29 restantes se dirigieron hacia Kokura. Durante esa
media hora, la niebla cubrió la ciudad objetivo principal de la segunda bomba
atómica. Los aviones sobrevolaron el objetivo varias veces, pero la visibilidad
era demasiado escasa para continuar. Había instrucciones estrictas de lanzar la
bomba solo si conseguían una buena visión fuerte del objetivo.
A medida que los aviones volaban
en círculos, se quemaba más combustible y el Bockscar comenzaba a agotar
peligrosamente el suyo. Empezaron a pensar que, una vez que iniciaran el
regreso, era muy probable que el avión tuviera que amerizar: si lo hacía con la
bomba atómica a cuestas, la catástrofe nuclear estaría servida.
Una vez descartada la opción
Kokura por falta de visibilidad, los aviones se dirigieron a su segundo
objetivo: Nagasaki. Kokura se había salvado. Todavía hoy, Kokura se considera una
ciudad afortunada y muchos japoneses supersticiosos peregrinan hasta allí para
absorber parte de la "suerte de Kokura".
Fotografías aéreas de Nagasaki antes (arriba) y después de los incendios que arrasaron la ciudad a causa del bombardeo. Dominio público. |
Cuando los aviones estuvieron sobre la vertical de Nagasaki, se encontraron con otra capa de nubes. Dieron tres vueltas sin que pudieran fijar visualmente el objetivo, por lo que parecía que toda la misión tendría que abandonada. Cuando terminaban la tercera vuelta, apareció una abertura entre las nubes y el bombardero pudo obtener una confirmación visual del objetivo. Lanzó una bomba con una potencia explosiva equivalente a 21 kilotones de TNT que arrasó el 44% de la ciudad, mató de forma instantánea a 35.000 personas e hirió a otras 60.000.
El resto es historia. Nagasaki
fue destruida y los cuatro B-29 emprendieron el regreso a la base. Pero
tardarían algún tiempo en volver a Tinian. En ese momento, el Bockscar
estaba casi sin combustible. El avión tuvo que desviarse hacia el sur en
dirección a Okinawa. Para alivio de la tripulación, los ingenieros de vuelo calcularon
que había suficiente combustible para que el avión volviera a aterrizar…siempre
que no se produjera algún error.
Cuando el avión averiado se
acercaba a la isla, Sweeney no obtuvo respuesta de la torre de control. Cuando
el avión comenzó a descender, el piloto tenía dos opciones: amerizar y esperar a
ser rescatados si todo salía bien, o realizar un aterrizaje descontrolado en
una pista muy concurrida y sin apoyo de la torre. Sweeney eligió lo último.
Cuando el avión descendía, Sweeney
comenzó a disparar todas las bengalas que guardaba en su arsenal para avisar al
personal de tierra de que el avión estaba a punto de realizar un aterrizaje de
emergencia. Los controladores acabaron por darse cuenta de lo que se les venía
encima y despejaron la pista. El Bockscar aterrizó a mayor velocidad de
la reglamentaria pero finalmente se detuvo en la pista. La misión se había
completado, pero también había sido un completo y absoluto desastre de
principio a fin.
La investigación posterior concluyó
que Charles Sweeney había tomado varias decisiones erróneas. No debería haber
esperado tanto por el avión desaparecido. Debería haberse redirigido a Nagasaki
antes. Debería haber gestionado mejor sus reservas de combustible. Pero como al
final la misión fue un éxito y ningún estadounidense perdió la vida, alguien decidió
mantener todo el asunto en secreto y los detalles de la misión no saldrían a la
luz hasta décadas después.
Después de la guerra, en noviembre de 1945, el Bockscar regresó a Estados Unidos. En septiembre de 1946 fue entregado al Museo Nacional de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Dayton, Ohio, en donde está expuesto junto a una réplica de la Fat Man y un cartel que dice: «El avión que puso fin a la Segunda Guerra Mundial». De chiripa, cabría decir. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.