En España, la
producción de flores de Pascua alcanza los nueve millones de
unidades. Una minucia comparada con Estados Unidos, el país donde empezaron
a cultivarse a gran escala, donde desde hace años las flores de Pascua son
las plantas en maceta más vendidas y han logrado imponerse a pesar de que
solo se comercializan durante un período de dos meses, mientras que sus
competidoras se venden durante todo el año.
En Estados
Unidos las popularísimas flores de Pascua se conocen como “poinsettias”, un
reconocimiento al primer embajador de Estados Unidos en México, Joel Roberts
Poinsett, que en 1828 envió esquejes de la planta a su país. Tras volver a
Estados Unidos, Poinsett se dedicó a cultivar esta flor navideña en su finca de
Charleston, Carolina del Sur, y aprovechó para regalarla a algunos de sus
amigos en Navidades, coincidiendo con la época en la que planta tiene unos
colores más vivos. Así fue como nació la tradición de usar esta flor en Navidad.
Por eso, en Estados Unidos el Congreso decidió en 1991 que el día de la
poinsettia sería el 12 de diciembre, para conmemorar la muerte de Poinsett,
fallecido ese mismo día de 1851.
Poinsett,
botánico aficionado, encontró esta ardiente flor silvestre mexicana en el
estado de Taxco, donde los aztecas la llamaban desde tiempos inmemoriales “cuetlaxochitl”, la “flor de
pétalos que se marchitan”, que simbolizaba para los mexicas la pureza y la
nueva vida que obtenían los guerreros muertos en batalla y por eso se colocaba
en los altares dedicados quienes morían en cumplimiento de su deber.
Los atributos
de pureza y renacer que le conferían los mexicas fueron aprovechados por los
frailes novohispanos que la colocaban en los altares durante la celebración de
la Navidad, aprovechando que su florecimiento -el encendido color rojo de las
hojas- sucedía durante las festividades decembrinas.
Cuando el
gran Alexander
von Humboldt la descubrió en sus recorridos por el Virreinato de la Nueva
España, envió unos ejemplares a su preceptor, el director del Jardín Botánico
de Berlín Carl Ludwig Willdenow. Willdenow, un botánico de primera, no se dejó
engañar por el tamaño y la belleza de lo que parecían grandes pétalos
escarlatas y relacionó aquellas grandes flores con las pequeñas agrupaciones de
flores (inflorescencias o ciatos) que caracterizan a plantas como las vulgares
“lechetreznas” del género Euphorbia, que tanto abundan en los bordes de
los caminos o en los barbechos del Viejo continente.
Las euforbias tienen una alta especialización en la inflorescencia: el ciatio, que agrupa flores unisexuales (Figura 1). Cada ciatio consiste en una flor central femenina o pistilada rodeada de grupos de flores masculinas cada una de ellas reducida a un solo estambre. Todas las flores están rodeadas por un involucro con un número variable de glándulas productoras de néctar en sus márgenes, lo que indica que la polinización es principalmente zoófila. Realmente, el ciatio la hace parecer tanto a una flor hermafrodita que el gran naturalista Carlos Linneo y otros botánicos contemporáneos la interpretaron como una flor verdadera. Sin embargo, en el Jardín de Plantas de París J.-B. Lamarck fue el primero en notar a principios del siglo XIX que el ciatio era una inflorescencia y así se la sigue reconociendo.
Foto 1. Sección longitudinal de un ciatio de E. tridentata |
Willdenow se dio cuenta de que aquella no era una Euphorbia cualquiera, sino que mostraba la típica exuberancia y el brillante colorido de muchas flores tropicales. Willdenow anotó en la etiqueta del pliego el nombre con el que se incorporaría a la nomenclatura botánica oficial: Euphorbia pulcherrima ("la euforbia más hermosa"). Unos años después, el botánico escocés Robert Graham propuso el nombre de Poinsettia pulcherrima en homenaje a su “descubridor” americano.
Figura 2. A
pesar de su exuberancia, la flor de Pascua Euphorbia pulcherrima repite
el modelo básico de las inflorescencias de todas las euforbiáceas. |
Como la
planta florecía cuando los días eran cortos en pleno invierno, se convirtió
rápidamente en un icono navideño y, a principios del siglo XX los encantadores
dibujos de flores de Pascua de color rojo brillante aparecían con frecuencia en
las tarjetas de felicitación navideña. Bien entrado el siglo XX, una familia de
productores californianos de flores, los Ecke, dieron con la técnica de
cultivarlas en maceta y, acompañadas de una potente campaña publicitaria,
exportaron sus plantas por todo el mundo.
En la Foto 2
aparece un detalle de los múltiples pseudantos (falsas flores) rodeados por una
o varias capas de brácteas (hojas modificadas) rojas que resultan muy vistosas
para los insectos polinizadores típicas de Euphorbia pulcherrima. Las
flores se llaman ciatios o ciatos (del latín cyathyum; copa pequeña). El
tejido verde que rodea cada flor es el involucro (del latín involucrum: envuelta),
una aglomeración compacta de pequeñas brácteas (bractéolas) fusionadas en una
estructura acopada que contiene en su interior múltiples flores masculinas y
una sola flor femenina.
Unidas al
involucro pueden verse unas estructuras amarillas brillantes llenas de líquido:
son las glándulas de néctar (nectarios) que exudan un néctar azucarado para
recompensar a los polinizadores Emergiendo del involucro se pueden ver unos filamentos
rojos. Son las flores masculinas reducidas a estambres (cada flor es un
estambre) sostenidos por pedicelos: una ceñidura marca el lugar en el que
termina el pedicelo y comienza el estambre propiamente dicho, en cuyo extremo
están las anteras amarillas en las que incluso se pueden ver algunos granos de
polen.
En la parte
derecha de la Foto 3, que es un detalle de un ciatio, se muestra una sola flor
femenina con estigma, estilo y ovario emergiendo de su involucro, al que se
adhiere una glándula de néctar bilabiada de color amarillo verdoso. En la Foto 4
aparece una sola flor femenina con estigma, estilo y un ovario que emergen de
su involucro en el extremo de un pedicelo grueso (un pequeño tallo) que es casi
tan largo como la flor misma.
Como se
consigue mantenerlas y hacerlas florecer en las fiestas navideñas
Las flores de
Pascua son plantas de “días
cortos”, que florecen cuando comienzan a acortarse (después del 21 de junio
en el hemisferio norte, lo que ocurre durante el verano y el otoño), es decir, cuando
la duración de la noche es mayor. No pueden florecer con días largos o si se
expone la planta a una luz artificial durante varios minutos en medio de la
noche, porque requieren un periodo ininterrumpido de oscuridad antes de que el
desarrollo floral pueda comenzar. La luz natural nocturna, como la luz de la
luna o los rayos no tienen suficiente intensidad o duración para interrumpir la
floración. La duración del periodo de oscuridad requerido para inducir la
floración varía entre especies y variedades de una especie.
Las flores y
las brácteas rojas de la flor de Pascua se consiguen tras una exposición de la
planta a unos tres meses de días con poca luz (unas ocho horas al día). De esta
forma, y teniendo en cuenta la cantidad de luz recibida, los viveros de todo el
mundo consiguen que las macetas estén en plena floración y con las brácteas
rojas justo a tiempo para las fiestas navideñas.
Por eso, en
teoría, controlando la cantidad de luz, se podrían hacer florecer en cualquier
momento del año. Aunque estamos acostumbrados a desecharlas al acabar las
fiestas, es posible mantenerlas todo el año e incluso hacerlas reflorecer si se
les da el cuidado necesario. La mayoría de las flores de Pascua mueren tras
unas semanas en interior debido a la falta de humedad o al riego inadecuado,
pero, si se les da el cuidado que necesitan, sobrevivirán en interiores, aunque
necesitarán un periodo de reposo en primavera, durante el cual habrá que
regarlas menos.
Para volverlas a hacer florecer en el siguiente periodo navideño, hay que asegurarse de que reciben luz solo durante ocho horas diarias, manteniéndolas en la oscuridad total el resto del día durante los dos o tres meses anteriores. Aunque conseguirlo es más fácil en viveros e invernaderos dedicados al cultivo de plantas de interior para venta, es posible hacerlo en casa si se tiene buena mano con las plantas. ¡Ánimo, paciencia y suerte! ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca