Construir castillos de arena era uno de las tareas infantiles más placenteras (e inacabadas) durante unas vacaciones en la playa, pero ¿qué sabemos realmente sobre la historia y la ciencia que hay detrás de las esculturas de arena? Como su propia vida, la historia de los castillos de arena es breve, pero si es posible que aprendamos un poco para que duren algo más… al menos hasta la siguiente pleamar.
Empecemos por la historia y dejemos para otra entrada
cómo se construyen.
No existe una fecha exacta para datar la invención de las
esculturas hechas con arena, aunque según dicen los egiptólogos los egipcios
utilizaban la arena para hacer maquetas de las pirámides, lo que parece muy
lógico habida cuenta de que arena, lo que se dice arena, no les faltaba algo,
dicho sea de paso, que no nos
ocurre ahora. Hay también quien dice que el poeta Balaram
Das levantaba devotas esculturas de arena en su India natal hace
seiscientos años.
Si eso es así, lo cierto es que en la historia de los
castillos de arena se abre un vacío de siglos para que volvamos a tener
constancia de su existencia. A
pesar de lo que dice Wikipedia y otros repiten como una letanía, las
edificaciones en arena no se inventaron en Estados Unidos a principios del
siglo XX: como en tantas otras cosas, se adelantaron los ingleses.
Aunque sea imposible decir cuándo el primer niño intentó
detener la marea que entraba en una playa construyendo un terraplén de arena o
una torre con un foso alrededor, los periódicos británicos dan fe de que
empezaron en el siglo XIX.
Por una vez y sin que sirva de precedente, en esta
recuperación histórica de la más fugaz de las construcciones ideadas por los
ingleses (y por el hombre, por ser estrictos), el Oxford English Dictionary
no dice ni pío, así que acudo a beber en otras fuentes: la siempre generosa Hemeroteca
Británica.
En un artículo sobre la benéfica y salutífera práctica de
acercarse al mar publicado por el Fife Herald el 24 de julio de 1856 leo:
«Déjale
que se bañe y se empape en el agua y construya castillos de arena en la playa».
Unos días antes, el 8 de julio de 1856, el Banffshire Journal and General
Advertiser publicó un artículo que decía: «El contraste entre el niño flaco
y precoz que se esfuerza por leer libros en los bancos abarrotados de una
escuela de la ciudad, y el niño o la niña regordetes y juguetones que
construyen castillos en la arena, o "castillos en el aire" a la
orilla del mar, es muy acusado».
El Elgin Courier llegó un poco más tarde. El 15 de
agosto de 1862 su corresponsal en Margate, una ciudad-balneario inglesa,
escribe que en verano: «Es agradable incluso hacer cosas intensamente estúpidas:
estar en la playa y arrojar guijarros al mar durante media hora, para luego
ayudar a cavar un foso alrededor de un castillo de arena y sentir tanto interés
por él como su pequeña hija de cinco años».
El Liverpool Mercury de 1864 describe las actividades
en la playa de Llandudno, Gales del Norte, que incluían la construcción de
castillos de arena. En Google News me entero de que en el Chronicle
from Nova Scotia (1868) se escribía sobre castillos de arena, diques,
bastiones y malakoffs
(esto último en referencia a la Guerra de Crimea).
Imagen de 'Illustrated Poems and Songs for Young People', 1885, cortesía de The British Library en Flickr. |
Los concursos de construcción de castillos de arena se consolidaron en los balnearios ingleses a finales del XIX. El superventas decimonónico Illustrated Poems and Songs for Young People describía en 1884 a cientos de niños construyendo fuertes y puentes, casas y faros.
En 1900 un concurso levantó una pequeña polvareda. En Rhyl,
Gales del Norte, Bovril (la salsa de extracto de carne)
patrocinó un concurso de castillos de arena. Los concursantes tenían que
incluir el nombre de la compañía en el castillo. Unos días más tarde, una
compañía de güisqui patrocinó un concurso similar, en el que, obviamente su
nombre tenía que figurar en lugar destacado. Como uno puede imaginar, los
abstemios de la asociación local de la templanza se levantaron en armas. A
pesar de ello, hoy, en Rhyl se siguen
haciendo unos famosos concursos de castillos de arena.
Los artistas no ganaron algún dinerito con sus esculturas en
arena hasta finales del siglo XIX, cuando los veraneantes arrojaban monedas a
los escultores astutamente plantados cerca de los paseos marítimos. A lo largo
del siglo XX, la escultura de arena continuó siendo una parte importante de los
complejos turísticos playeros y algunas personas que conozco guardan buenos recuerdos
de la construcción de castillos como parte de las actividades que se realizan
en muchas playas cada verano.
Philip McCord
creó en 1897 una asombrosa imagen en arena de una mujer ahogada y su bebé, que
se piensa que es la primera escultura artística conocida hecha con arena. Poco
después, la gente estaba tan fascinada con esa manifestación original de arte
que se convirtió en un verdadero negocio en Atlantic City, Nueva Jersey. Allí, en
la principal ciudad turística de la costa noreste, los turistas pagaban para
ver a los artistas crear enormes obras maestras en las playas.
En 1901, el escritor Emory James publicó un extenso
reportaje en The Strand Magazine sobre un tal Eugen
Bormel, un artista que creaba esculturas de arena en la ciudad turística de
verano de Nordeney, en el mar del Norte alemán. James aseguraba que el buen
profesor no debía ser clasificado «entre los sacaperras de las arenas que,
por un sombrero lleno de monedas y pan con manteca, se dignan a exhibir su
destreza artística ante la multitud». Y es que, al parecer, el profesor
Bormel era famoso por donar todas sus ganancias a obras de caridad. Su tema
preferido, las sirenas y distintas versiones de la esfinge egipcia, siguen
siendo algunos de los temas favoritos de los escultores de arena modernos.
En la década de 1970, California se convirtió en el sitio de
un nuevo tipo de constructor de castillos de arena: el profesional. De hecho, Todd
Vander Pluym y Gerry Kirk crearon allí el SSI (Sand
Sculptors International) para fijar las reglas reguladoras para homologar
modalidad artística. También organizaron equipos de artistas dedicados a construir
esculturas grandes y extremadamente detalladas. Hoy, muchas ciudades tienen playas
en las que se organizan concursos y otorga premios a escultores profesionales y
aficionados.
Las posibilidades de crear con arena son infinitas. Las
esculturas de arena pueden pesar hasta cinco mil toneladas y se pueden ejecutar
en cualquier forma imaginable para que coincida con un tema o con un
acontecimiento local. A diferencia de los artistas anónimos del pasado, la
mayoría de los mejores artistas de arena de la actualidad se ganan la vida con
su trabajo y muchos compiten por títulos y grandes premios en efectivo. En todo
el mundo se celebran cada año cientos de competiciones anuales.
Fort Myers, Florida, alberga una de esas competiciones anuales.
Su American Sand Sculpting
Championship & Beach Festival se celebra cada año en noviembre y
atrae una media de 100.000 participantes. Generalmente participan una docena o
más de los mejores escultores de arena del mundo, que crean sus obras maestras
en las playas de arena de la ciudad con la expectativa de ganar un suculento
premio en metálico.
Pero el considerado el evento de escultura de arena más
grande del mundo se celebra en la península Ibérica: el Festival
Internacional de Escultura em Areia (FIESA) se organiza en Pêra, en el Algarve
portugués, desde 2003. La sede ocupa quince mil metros cuadrados sobre los
cuales cada año unos sesenta artistas utilizan treinta y cinco mil toneladas de
arena para crear sus obras.
De España poco sé, salvo la historieta de Paqui Peña, una reconocida
destructora de castillos de arena a la que la tele le concedió cierta fama
y que, afortunadamente, no irrumpió en el campeonato mundial de castillos de
arena que tuvo lugar en 2003 en
Valladolid, donde, si no recuerdo mal, no hay playas.
Donde sí las hay es en Virginia Beach, en donde en
septiembre de este año se
celebra la próxima edición de ese campeonato en el que los nostálgicos de
los castillos son siempre bienvenidos.
¿Cómo se construye una buena escultura de arena? Larespuesta en una próxima entrada. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.