Antes de comenzar, permítanme una pequeña digresión
semántica. En el texto escribiré indistintamente “fruta” y “fruto”. Son lo mismo.
Fruto es el nombre técnico, biológico si se prefiere, para referirse a los
ovarios fecundados de la inmensa mayoría de las plantas que se reproducen por
semillas, las cuales, como es bien sabido, están encerradas en los frutos. En el
lenguaje coloquial, o comercial si se quiere, una fruta es un fruto
comestible puesto en el mercado, de la misma manera que decimos “peces” cuando
están vivos y “pescados” cuando los encontramos en el mostrador de la pescadería. Escribiré “fruto” desde el punto de vista biológico y “fruta” cuando me refiera
al fruto se ha comercializado o está listo para el consumo.
A veces cuando uno se acerca a manipular alimentos se encuentra con fenómenos un poco intrigantes. Les voy a contar dos casos que
me han ocurrido abriendo dos frutas: un
pimiento (¡sí!, aunque los vendan como verduras, los pimientos o los
tomates ꟷdos plantas de la misma familia, por ciertoꟷ son frutos) y una papaya.
A veces, cuando abro un simple pimiento (cualquiera de las
muchas variedades de la especie Capsicum annuum) encuentro en el interior un
pimiento pequeño pero perfectamente formado como el que muestro en la fotografía del encabezamiento. Aparece unido a la
placenta junto con las semillas. La primera vez que me encontré uno fue toda
una sorpresa, pero una búsqueda rápida en la bibliografía (¡gracias, Google!) me
puso al corriente de que no es un fenómeno tan raro.
¿Qué pasaba en ese fruto para que se formara otro dentro?
Como las papayas de las que me ocuparé más adelante, los pimientos son plantas que
se reproducen por semillas. Si hacemos una comparación con la reproducción en animales
diríamos que son plantas ovíparas, porque de la misma forma que los embriones
de los animales que ponen huevos (ovíparos) nacen a partir de
estos una vez depositados en el medio y convenientemente incubados, los
embriones de las plantas con semillas nacen desde estas después de que hayan
pasado por un periodo de reposo llamado dormancia.
Papaya con semillas germinadas en el interior |
Como he comenzado por decir, la formación de los frutos (y de
las semillas que encierran) es consecuencia de la fecundación. Sin embargo, hay
excepciones: la partenocarpia
es una de ellas. La partenocarpia es la capacidad de producir frutos sin
necesidad de fecundación, como le ocurre, por ejemplo, a los plátanos
y a los caquis.
¿Ha visto alguna vez una semilla dentro de un plátano o de une persimón? Seguro que no. Y es que
ambos son
frutos virginales, es decir, se forman sin necesidad de fecundación sexual.
Técnicamente decimos que proceden de partenogénesis, (del griego parthenos
= virgen + génesis = generación), una forma de reproducción basada en el
desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas.
En el caso de los pimientos con "pimientitos" dentro, la
respuesta es esa: se trata de un caso de partenocarpia, de formación de frutos
sin fecundación. De hecho, cuando abro ese pimientito no encuentro semillas
dentro. En algunas publicaciones especializadas le llaman a este fenómeno
"proliferación interna", pero la pregunta sigue siendo ¿qué provocó su
formación? No he encontrado respuesta, aunque algunos investigadores sugieren
(sugieren, no afirman, así que estamos hablando de especular) que el daño a los
óvulos (de donde nacen normalmente las semillas) u otros factores estresantes
externos, como los cambios de temperatura que se producen en la manipulación
comercial, pueden inducir su formación. A pesar de la validez de estas
hipótesis, pocos se han molestado en recopilar y analizar datos.
Encontré al
menos un artículo que hablaba, un poco, pero hablaba, de "óvulos
aberrantes" en pimientos y las fotografías que incluía ese artículo (y otro de las que he tomado la que encabeza este) mostraban proliferaciones
internas que se parecían mucho a lo que he observado alguna vez en mis pimientos.
Estos óvulos aberrantes variaban en apariencia desde lo que son básicamente pimientitos
hasta proliferaciones tumorales de los tejidos del ovario. Las únicas
conclusiones sólidas que saqué de ese trabajo fueron que parece haber alguna
evidencia de la implicación de los genes en esos casos.
Los experimentos que se citaban en ese artículo demostraban que
algunos linajes genéticos de pimientos tenían más probabilidades de producir
frutos con óvulos aberrantes que otros. Dicho esto, ahí quedó la cosa. No es
mucho, pero algo es algo y menos da una piedra. Eso sí, sea cual sea la causa, el
pimientito es perfectamente comestible.
El caso de la papaya es diferente. La papaya (Carica papaya) es el fruto de un arbusto tropical originario de México que se cultiva en varias regiones del mundo, como las Canarias. Una curiosidad de los papayos es que reparten su sexo en tres individuos diferentes; unos con flores femeninas (A), otros con flores hermafroditas (B) y otros con flores masculinas (C). Los frutos son bayas de pulpa firme y anaranjada y con muchas semillas negras (Foto).
Como el pimiento, la papaya se reproduce por semillas. Por
tanto, sigue el modelo “ovíparo”. Sin embargo, en la papaya se puede observar
una germinación vivípara. Se llama vivíparo a todo animal cuyo embrión se
desarrolla, después de la fecundación, en una estructura especializada dentro
del vientre de la hembra, en cuyo seno recibirá el alimento y el oxígeno
necesarios para formar sus órganos, para crecer y madurar hasta el momento del
nacimiento.
En las plantas la germinación vivípara se produce cuando las
semillas o los embriones comienzan a desarrollarse antes de que se desprendan
del fruto original. Esa germinación de plántulas se observa naturalmente en
algunas especies de
manglares (a las que se llama vivíparas sexuales o verdaderas vivíparas), que
producen semillas que germinan antes de separarse de la planta madre.
Sin embargo, cuando las condiciones
dentro de una papaya son húmedas imitando las de un suelo húmedo, la semilla
puede comenzar a germinar mientras aún está unida a la planta madre. Ese
fenómeno es conocido como viviparismo
vegetativo o pseudoviviparismo. Eso es lo que ocurre cuando se compra una
papaya semimadura y se deja madurar a temperatura ambiente en el ambiente seco
de una cocina antes de meterla el frigorífico.
Pasados unos tres días el ambiente húmedo del interior del
electrodoméstico “engañará” a las semillas encerradas en la papaya y estas
comenzarán a germinar. Como las papayas se consumen después de apartar las
semillas (que tienen un sabor áspero algo amargo), las papayas con semillas
germinadas son tan perfectamente comestibles y tan ricas como las papayas “normales”.
© Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.