domingo, 12 de septiembre de 2021

Factura eléctrica: pan a precio de caviar o la tormenta perfecta

 Si consulta este enlace, comprobará que a 31 de enero de este año el precio del megavatio/hora (MWh) en el mercado mayorista eléctrico o “pool eléctrico” era de 1,4 €. Cuando escribo este artículo, 12 de septiembre, se ha multiplicado casi once veces hasta superar los 150 € (Figura 1).

Figura 1. Evolución interanual 2020-2021 del precio de la electricidad en el mercado mayorista. Fuente


Sin embargo, cuando este mes reciba mi factura doméstica ya sé lo que me voy a encontrar: a pesar de la enorme subida experimentada este verano, seguiré pagando más o menos igual que el mismo mes del año pasado o quizás un poco menos por la bajada del IVA aprobada por el Gobierno. Trataré de explicar por qué mi caso no es único, para que, en el caso de que no le ocurra lo mismo, pueda descartar que las eléctricas hayan aprovechado las vacaciones para inflarle la factura.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los consumidores podemos elegir libremente comprar electricidad a través de dos tipos de mercado: regulado y libre. En el primero, la tarifa está regulada por el precio voluntario para el pequeño consumidor, PVPC. Eligiendo esta opción, el precio de la electricidad cambia de hora en hora y de día a día según la oferta y la demanda entre quienes producen la energía y quienes la venden al consumidor. Estos precios están sujetos a las oscilaciones del mercado mayorista gestionado por el operador independiente OMIE

Por el contrario, en el mercado libre la tarifa la establece la empresa comercializadora, que lo publicita y lo pone en el contrato tal y como ocurre con otros servicios como las tarifas telefónicas. El consumidor adherido al mercado libre sabe con certeza cuánto va a pagar por cada kWh consumido. Si quiere reducir la factura, deberá reducir el consumo. Las ventajas y desventajas de cada uno de los mercados pueden verse aquí, pero es importante recordar que solo los usuarios adheridos voluntariamente al mercado regulado se verán afectados, unas veces a favor y otras en contra de sus intereses, por la volatilidad de los precios del mercado mayorista, que cambian cada hora.

Figura 2. Evolución de los precios medios del suministro eléctrico entre 2015 y 2019. El precio medio PVPC siempre ha sido más barato. Fuente


¿Qué tarifa de la luz es más barata? Según el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en los hogares con tarifa regulada el precio medio final en 2019 fue de 224 €/MWh de media. Con idéntico consumo, el precio medio final ascendía hasta los 271 € en el caso del mercado libre. Es decir, un 17% más (Figura 2). Lo mismo ocurrió en 2018. Pese a que el precio medio del mercado PVPC fue más elevado que en 2019 (240 € de media), continuó siendo un 10% más barato que el mercado libre, que registró una media de 266 €/MWh.

Las tarifas dependientes del PVPC están sometidas a las fluctuaciones volátiles del mercado mayorista. Esas fluctuaciones se explican perfectamente si recordamos el temporal Filomena de las navidades de 2021 (Figura 3). Debido a las bajas temperaturas que hubo en España durante ese temporal, la demanda de energía eléctrica se disparó. Las comercializadoras se vieron forzadas a demandar más energía al precio máximo que el sistema permite (algo a lo que me referiré más abajo), para asegurarse de que podrían abastecer a sus clientes.

Al mismo tiempo, los recursos solares y eólicos fueron casi nulos. Esto obligó a recurrir a las centrales térmicas para abastecer tanto la falta de producción de energía eléctrica a partir de esas renovables, como para cubrir el incremento de demanda de energía eléctrica. Eso provocó que el día 9 de enero de 2021 a las 21:00h se alcanzara el precio máximo jamás registrado en España hasta entonces: 121,4 €/MWh.

A finales de enero, la situación había cambiado completamente: la disponibilidad de fuertes vientos, que produjeron mucha electricidad a partir de energía eólica, y unas temperaturas más cálidas que redujeron la demanda de energía eléctrica para calefacción, produjeron el desplome de los precios: 0,16 €/MWh el día 31 de enero entre las 04:00h y 09:00h. Obviamente, las tarifas sometidas al PVPC fueron mucho más altas en la primera quincena de enero que en la segunda. Para los hogares ligados al mercado libre, con tarifas fijas ligadas a su propio consumo, la situación no cambió.

Figura 3. Precio de la electricidad en enero 2021 en España. Elaboración propia con datos de OMIE.

Pasemos ahora a los precios. Como en tantos otros sectores, el precio de la electricidad se fija a través de la oferta y la demanda. El operador independiente del mercado eléctrico mayorista, OMIE, se encarga de recibir las ofertas de compra y venta de energía que hacen los generadores eléctricos como Iberdrola o ENDESA. Los generadores especifican la cantidad de energía que tienen disponible, así como el precio al que están dispuestos a venderla.

Las ofertas de venta se ordenan de menor a mayor precio (curva creciente), formándose de este modo la curva de venta. Por su parte, los consumidores mayoristas especifican la cantidad de electricidad que necesitan y el precio al que están dispuestos a pagarla. Las ofertas de compra se ordenan de mayor a menor precio (curva decreciente), formándose la curva de compra. El precio mínimo de venta es 0 €/MWh. Por otro lado, los consumidores mayoristas especifican la cantidad de electricidad que necesitan y el precio al que están dispuestos a pagarla. Las ofertas de compra se ordenan de mayor a menor precio (curva de compra decreciente). 

Tal y como se muestra en la Figura 4, cuando las curvas de compra y venta de energía eléctrica se representan sobre el mismo sistema de coordenadas, se cruzan en algún punto. Este punto de cruce se denomina precio de casación de la energía eléctrica. En el gráfico, tanto los generadores como los consumidores mayoristas que quedan a la derecha del precio de casación (precio final en la figura) se quedarán sin vender/comprar electricidad para esa hora específica. Aquí se puede consultar el precio de casación para cualquier día y hora.

Figura 4. Gráfica que muestra las curvas de oferta y demanda agregadas. En verde la oferta, el precio al que proponen vender la electricidad en la subasta los productores. Observe que hasta los 20.000 MWh el precio de la electricidad es 0 €. Eso ocurre porque no todas las energías cuestan lo mismo. Algunas fuentes de energía, como la eólica o la solar, se ofertan en el mercado a precio cero. Pero otras, como el gas natural tienen un coste mayor por los costes de producción y los llamados “bonos de carbono”, que las empresas canjean para adquirir derecho a emitir dióxido de carbono. Estas energías se ofertarán a un precio mayor. Fuente

En el mercado mayorista primero se compra todo el stock de la energía más barata disponible en el “mix”. De ahí se pasa a comprar las más caras hasta llegar a cubrir toda la demanda prevista. Eso significa que las primeras fuentes de energía en acceder al mercado son las renovables y la energía nuclear (que externaliza la mayoría de sus costes ambientales).¿Cómo funciona el sistema de tarifas? El precio de la electricidad es “marginalista”. Varía en función de la tecnología abastecedora cada hora en cada día del año, y se establece a través de un mercado mayorista que cada hora marca el precio con un sistema de márgenes basado en un concepto fundamental: el llamado “mix energético”.

Si hace falta más electricidad para satisfacer toda la demanda, entran en funcionamiento centrales con costes y emisiones contaminantes mucho mayores como las de gas o ciclo combinado. Al final, todas ellas recibirán por la electricidad vendida al mercado mayorista el mismo precio: el de la última tecnología en entrar, es decir, la más cara. Por lo tanto, cuantas menos energías renovables entren en el mercado, mayor será el precio mayorista de la electricidad ya que aumentará la probabilidad de que haga falta utilizar las centrales más caras para cubrir las necesidades de electricidad en cada momento. En resumidas cuentas: se consume desde pan a caviar, pero todo a precio de caviar.

Prácticamente todos los años en los meses de enero, junio y julio ocurren dos cosas: un aumento de la demanda de electricidad a causa del repunte del frío o del calor (calefacción y aire acondicionado, respectivamente). Normalmente, en verano, como está ocurriendo ahora, también hay menos viento y, dado nuestro ciclo hidrológico, menos disponibilidad de agua en las centrales hidroeléctricas. Estos dos factores hacen que se haga necesario comprar más energía de fuentes caras para poder cubrir la demanda.

Las causas de las subidas del actual precio récord de la luz son dos. Por un lado, uno de los combustibles fósiles con el que se produce energía, el gas natural, está alcanzando un coste muy elevado y se espera que siga aumentando. Por otro lado, el precio que se paga por contaminar en Europa es cada vez más alto. La quema de gas natural emite dióxido de carbono (CO2) y tiene que pagar el canon de emisión impuesto (derechos de emisión) por la UE en plena lucha por la descarbonización.

Las empresas eléctricas adquieren derechos de emisión para costear las emisiones contaminantes por CO2 de sus centrales, ya sean de gas o de carbón. Estos costes se trasladan al precio de la electricidad que venden en el mercado mayorista. Los derechos de emisión de CO2 no dejan de subir porque cotizan como futuros. Un futuro es un contrato financiero en el que dos partes acuerdan intercambiar un activo pasado un tiempo a un precio pactado en el presente. En el caso de los derechos de emisión de CO2, el activo es en sí mismo el derecho a producir determinadas emisiones.

La UE creó el mercado de bonos de carbono en 2005. Desde entonces, su precio ha ido incrementando (vea aquí su cotización en el tiempo). En diciembre de 2020 el bono de emisión superó los 35 € por tonelada de CO2 por primera vez. Antes de la pandemia de la COVID-19 rondaba los 20 €. En estos días roza prácticamente los 60 €.

El mercado de futuros es especulativo y ahora que la UE apuesta firmemente por la plena descarbonización en 2050, hay una expectativa de que los precios de los derechos van a subir y, por eso, hay mucha demanda. Los derechos están limitados, son los que son, y por tanto son más caros.

En definitiva, gas y bonos más caros: la tormenta perfecta.