Flores de Ipomoea batatas |
Ipomoea acuminata |
El boniato está compuesto por un
70% de agua (aproximadamente) y un 30% de materia seca, que en su mayoría son
carbohidratos, de los cuales alrededor de un 70% es almidón. Cuando los
boniatos se cocinan a baja temperatura (entre unos 57-70º C aproximadamente),
el almidón se convierte en dextrinas y maltosa, un azúcar compuesto por dos
moléculas de glucosa que endulza una tercera parte de lo que lo hace el azúcar
de mesa. A partir de los 75º C la degradación del almidón cesa. Por eso, si el
boniato se cocina a baja temperatura, resulta más dulce.
Corregüela (Convolvulsu arvensis) |
Funcionalmente, los boniatos hacen exactamente igual: almacenan almidón, pero en lugar de acumularlo en tallos modificados, lo hacen en otros originados a partir de raíces. Es cierto que los boniatos no parecen raíces, pero lo son. Ahora que puedes disponer de papas y boniatos, coloca juntos los tubérculos de ambos y compara.
Observarás que el tubérculo de
la papa está cubierto de unos “ojos” dispuestos en espiral alrededor del cuerpo
principal. Si dejas que esos ojos germinen, de cada uno de ellos brotarán ramas
laterales verdes que acabarán por producir hojas, señal inequívoca de que estás
delante de un tallo, modificado como almacén subterráneo, pero un tallo, al fin
y al cabo. Como expliqué en otro artículo, la disposición espiralada de los
ojos en las papas es la propia de la que siguen las ramas laterales de los
tallos y de las hojas sobre ellas.
Mira ahora el boniato en la imagen de arriba. A lo largo de él hay pequeñas raíces laterales que emergen de amplias cicatrices horizontales en su piel. Se pueden ver raíces laterales similares en las zanahorias, en los colinabos o en las remolachas recién cogidas. En la batata, estas raíces laterales siguen líneas paralelas a lo largo del tubérculo, mientras que tienden a estar dispersas en la mayoría de otras especies de raíces gruesas, incluida la zanahoria.
A diferencia de zanahorias,
chirivías, remolachas y nabos, que son raíces principales con un eje bien
marcado, gruesas en la parte superior y afiladas en la parte inferior (raíces
axonomorfas), es difícil saber qué extremo de una batata es la “parte superior”
porque una planta de batata no produce una raíz principal grande, sino que
desarrolla varios tubérculos a partir de sus raíces laterales. Las raíces
laterales a menudo apuntan hacia el extremo distal del tubérculo, y el extremo
crece lejos del resto de la planta. Puede que en el otro extremo (el proximal o
superior), algunos tubérculos hayan desarrollado pequeños brotes o cogollos,
que se convertirán en nuevos brotes, en los que reside el secreto para cultivar
batatas.
También merece la pena
investigar el interior de una batata antes de cocinarla. Es un órgano de
almacenamiento y, como muchos otros tejidos de almacenamiento, está compuesto
por células grandes llenas de azúcares y almidón. Las variedades de color
rojizo, que son preferidas sobre las blancas en el mercado español, también
están llenas del pigmento beta-caroteno, un precursor de la vitamina A. Una ración
de menos de 100 kilocalorías de boniato proporciona casi el valor de un día de
vitamina A y una buena dosis de varias vitaminas B.
Las propiedades nutricionales
del boniato son similares a los de la patata, pero como tiene más hidratos de
carbono compuestos por almidones complejos y azúcares, es más dulce que la
patata, aunque su índice
glucémico (la rapidez con la que diferentes alimentos elevan la glucemia) es
inferior al de aquella.
El boniato es un alimento bajo
en calorías (unas 115 kilocalorías por cada 100 gramos), y si se cocina
mediante métodos de cocción saludables y consumiéndolo moderadamente, es ideal
para cualquier tipo de alimentación, incluso en dietas de adelgazamiento o
pérdida de grasa, así como para personas con diabetes.
Además de vitaminas A, B y C, hidratos
de carbono y betacarotenos (con sus propiedades antioxidantes), el boniato
aporta en cantidades considerables de minerales como el calcio, el manganeso y
el potasio, además de fibra. Pero la faceta divertida de los boniatos crudos es
que puedes exprimirles la leche. Están llenos de laticíferos, básicamente
células largas y estrechas llenas de savia lechosa llamada látex.
Y ahora, metiéndome donde no me llaman, unos consejos culinarios. El boniato se puede cocinar en el horno, en el microondas, en una cazuela o sartén (al vapor, guisado, frito…) e incluso en la tostadora. Una buena alternativa a las patatas fritas son los boniatos fritos, aunque será aún mejor si se hacen los bastones de boniato en el horno hasta dejarlos crujientes, como si fueran boniatos fritos, que son una guarnición o un aperitivo mucho más saludable y bajo en calorías que las patatas fritas.