Pterostylis turfosa. Foto |
Como si hubieran escapado de una exposición de arte moderno, las flores de
las casi 300 especies de orquídeas verdes (género Pterostylis) son tan
complejas como hermosas. Originarias de Australia, Nueva Zelanda, Nueva Guinea,
Nueva Caledonia e Indonesia, muchas orquídeas verdes utilizan trucos muy
elaborados para aumentar las posibilidades de ser polinizadas por diferentes
insectos.
Aunque varían en forma, tamaño y color, las flores se ajustan a un modelo más o menos similar. El sépalo dorsal y dos pétalos laterales se fusionan formando una estructura parecida a una caperuza, de donde proviene el nombre de “encapuchadas” con el que se conocen en sus lugares de origen.
En la
parte delantera de la flor, los dos sépalos laterales se fusionan cerca de su
base y se estrechan en dos puntas o alas superiores que dan a las
flores un aspecto sorprendente. Toda la estructura floral constituye una especie de trampa
de caída alrededor de los órganos sexuales. En muchas especies, el pétalo
inferior o labelo sobresale, emerge por la boca del tubo floral y está
cubierto de pelos u otras protuberancias.
Las flores de las orquídeas verde son verdaderas maravillas de la evolución.
No solo son estructuralmente complejas; también están tintadas en varios tonos
de verdes, blancos, rojos y marrones. Por supuesto, todo ese alarde de belleza
tiene una sola función: el sexo.
Esencialmente, las flores son trampas polinizadoras
que funcionan como resortes. Como tantos otros miembros de la familia
Orchidaceae, estas orquídeas son unas estafadoras que engatusan
a sus polinizadores con la promesa de sexo, pero no ofrecen nada a cambio y
acaban por dejarlos con dos palmos de narices.
Aunque todavía queda mucho por aprender sobre la polinización en este
género, una investigación demuestra
que prometer sexo es el principal truco que emplean. La abundancia de insectos
macho que visitan las flores de muchas especies indica que consiguen
la polinización a través del engaño sexual.
Atraídos por aromas que imitan con precisión las feromonas de las hembras
receptivas, los machos aterrizan en la flor y comienzan a buscar pareja.
Inevitablemente comienzan a explorar el labelo, lo que los conduce hacia el
tubo floral. En algún momento de su andadura, el insecto macho alcanza un punto
de inflexión del labelo. Como un balancín disparado por el exceso de peso del
insecto, el labelo se dispara hacia atrás golpeando al visitante contra la
columna, donde entra en contacto con los órganos reproductores.
Pterostylis coccina , sépalos y pétalos eliminados (1) - labelo (2) - bisagra (3) - estigma (4) - pollinia (acumulación de polen). Imagen |
Todo el proceso pilla de sorpresa a la víctima desprevenida. El aturdido
insecto macho se afana en el interior del tubo antes de encontrar la única vía de
escape proporcionada por una anatomía floral que asegura tanto la adquisición
como la deposición del polen. Los experimentos han demostrado que este
mecanismo de palanca se puede repetir hasta tres veces en unas pocas horas, por
lo que cada flor dispone de varios intentos para que el proceso se lleve a cabo
correctamente.
¿Qué insectos son víctimas de la treta? En su mayoría
son dípteros como moscas pequeñas y mosquitos. Las pocas investigaciones que se
han realizado sobre los síndromes de polinización de estas orquídeas han
revelado relaciones sorprendentemente complejas y, a menudo, específicas de
especies entre las plantas y sus polinizadores.
Eso es coherente desde un punto de vista químico. Es poco probable que las feromonas de apareamiento de una especie de mosca o mosquito atraigan a machos de diferentes especies. El truco de las orquídeas verdes solo funciona con una o posiblemente incluso con un par de especies estrechamente relacionadas.