Si
eres una mariposa nocturna y piensas que haciendo el don Tancredo no corres
peligro, te equivocas. Para atrapar presas difíciles de detectar, los
murciélagos orejudos (Micronycteris
microtis) han desarrollado una elaborada técnica de caza: utilizan las hojas
de los árboles en los que se emboscan sus presas como “espejos acústicos”.
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