Las antocianinas son los pigmentos que colorean frutas y verduras |
Las plantas usan
pigmentos para una variedad de funciones. Los ejemplos más típicos son la clorofila,
el pigmento verde encargado de la fotosíntesis, y las antocianinas, que
colorean diferentes partes de las plantas, pero sobre todo flores y frutos.
Mientras que podemos ver esos pigmentos, nuestros ojos no pueden ver otros.
Muchas especies de
plantas utilizan pigmentos que solo pueden ser apreciados por organismos
capaces de ver el espectro ultravioleta (UV). Los ejemplos más famosos de
coloraciones que pasan desapercibidos a nuestros ojos son las flores que
utilizan pigmentos UV para atraer polinizadores como las abejas y algunas aves capaces
de ver la porción UV del espectro de radiación electromagnética.
Sin embargo, es
cada vez más obvio que muchos organismos usan pigmentos UV por otras razones.
Por ejemplo, se ha encontrado que los bordes de las trampas de algunas plantas
carnívoras presentan un azul fluorescente. Estas plantas no usan estos
pigmentos para la polinización, sino para cazar.
Emisiones en azul UV observadas en los peristomas de Nepenthes. Foto. |
Las plantas carnívoras,
también llamadas insectívoras, obtienen parte o la mayoría de sus necesidades
nutricionales (pero no de energía, puesto que siguen siendo fotosintéticas)
mediante la captura y el consumo de animales y protozoos, normalmente insectos
(además de otros artrópodos). Estas plantas crecen generalmente en lugares
donde el suelo es pobre, en especial en nitrógeno, como las tierras ácidas
pantanosas y los roquedos húmedos.
Entre las carnívoras, las
plantas con hojas de jarra son inconfundibles y fascinantes; de ellas me he
ocupado en otras ocasiones (1,
2,
3,
4).
A partir de hojas extremadamente modificadas, estas hermosas carnívoras fabrican
trampas complejas en forma de pozo que favorecen la caída de sus presas. Sus
trampas son una adaptación evolutiva a las condiciones bajas en nutrientes (sobre
todo pobres en nitrógeno) de los suelos en los que crecen. Las trampas atraen a
las presas potenciales para que las visiten de diferentes maneras, incluidos
colores brillantes, olores dulces e incluso néctar. Los bordes de las trampas (peristomas) son resbaladizos y los insectos visitantes tienen serios problemas para
aferrarse a ellos. Los organismos que son atraídos por estas
"recompensas" corren el riesgo de resbalar y caer en un cóctel letal
de fluidos digestivos.
Jarras de (A) Nepenthes ventricosa; (B) N. gracilis; (C) Sarracenia purpurea con una herida natural; (D) S. oreophila; (E) Jarra sin abrir N. khasiana, con la tapa abierta; (F) N. khasiana con la tapa abierta; (G) parte superior de la jarra de N. khasiana casi marchita; (H) fluidos digestivos de N. ventricosa en una jarra sin abrir (arriba) y en una jarra abierta, presa capturada (abajo). Fotos. |
Un artículo de investigación ha puesto de manifiesto que esos no son los únicos rasgos que las
plantas jarra usan para atraer presas. A lo largo del borde de muchas trampas jarra,
e incluso en los líquidos del fondo de algunas Nepenthes, los
investigadores descubrieron células con pigmentos especiales que emiten luz
azul fluorescente en las longitudes de onda UV. De hecho, un análisis detallado
reveló que el líquido de la jarra no comienza a fluorescer hasta que se abre la
tapa que obstruye la embocadura de la jarra. Los investigadores querían probar si
esa luz UV funcionaba realmente como atractivo para los insectos. Lo que
encontraron fue exactamente eso.
Cuando se enmascararon
las emisiones azules, las trampas atraparon muchos menos insectos. Parece que
muchas plantas carnívoras de jarra están aprovechando una fuerte conexión
evolutiva entre insectos y flores. Es una adaptación interesante para la
captura de presas en ambientes pobres en nutrientes. Además, es sorprendente
ver qué llamativas resultan las jarras bajo la luz UV. Las plantas de jarra
tampoco son las únicas en usar la fluorescencia. Las venus atrapamoscas (Dionaea
muscipula) también exhiben emisiones de luz UV alrededor de sus
dispositivos de caza.
Por supuesto, dada nuestra
incapacidad para ver en el espectro UV sin aplicaciones tecnológicas, todo ese maravilloso
mundo fluorescente permanece oculto a nuestros ojos. ¡Es
una lástima!