Una reina de Bombus terrestris polinizando una flor de tilo (Tilia cordata). Fuente |
Los abejorros dependen en gran medida de los recursos de polen para obtener
nutrientes esenciales a medida que construyen sus colonias de verano. Por lo
tanto, cabría esperar que estos insectos toleraran las diferencias estacionales
en la disponibilidad de estos recursos, pero unas investigaciones
publicadas esta misma semana en Science, sugieren que los abejorros
pueden tener estrategias para hacer frente a la floración estacional irregular.
Cuando se enfrentan a una escasez de polen porque las plantas aún no han
florecido, los abejorros dañan las hojas de las plantas de una manera
característica. Como consecuencia de las lesiones, la floración puede llegar a
adelantarse hasta 30 días. Los investigadores intentaron infligir daños
similares en las plantas sin obtener ningún resultado, lo que sugiere que
existe un método propio que utilizan las abejas para estimular la floración
temprana.
El abejorro común (Bombus terrestris) es uno de los abejorros más
comunes de Europa. Tiene el cuerpo negro con bandas amarillas. Se diferencia de
otras especies de abejorros por el color blanquecino del extremo del abdomen.
Es un abejorro relativamente grande, la reina tiene de 2 a 2,7 cm de longitud y
las obreras entre 1,5 y 2 cm.
Las reinas son las únicas que sobreviven el invierno y que emergen en la
primavera. En cuanto la reina encuentra néctar para reabastecer sus energías
empieza a buscar un lugar para anidar, que suele ser un nido subterráneo abandonado
por un roedor.
La reina pone un número pequeño de huevos al principio y los cuida ella
sola. De los huevos surgirán más tarde las obreras de la primera camada, que se
encargan de todas las tareas de alimentación, cuidado de las crías,
construcción de una especie de ánforas en el interior del nido para almacenar
néctar y polen, etc. Las obreras de esa primera camada son pequeñas, las de
camadas posteriores suelen ser algo más grandes, pero nunca tanto como las
reinas. Una colonia de Bombus terrestris puede llegar a tener cuatrocientas
obreras. La alimentación de las crías consiste en polen y néctar.
Hacia el fin del verano la reina pone algunos huevos no fertilizados
(haploides) que dan lugar a machos y otros huevos que reciben más alimentos que
las obreras y que serán hembras fértiles, es decir, las futuras reinas. Después de que los machos y hembras se aparean, las nuevas reinas buscan un lugar donde
hibernar y todos los demás miembros de la colonia mueren.
(A) Imágenes secuenciales de un abejorro obrero perforando una hoja con su trompa. (B) Un obrero corta una hoja con sus mandíbulas. (C) Daño característico infligido por abejorros. Fuente. |
La primavera puede ser muy impredecible. Si los abejorros reinan emergen de su
sueño demasiado temprano o demasiado tarde, pueden perder el período de
floración de las plantas de las que dependen para alimentarse. Igualmente, las propias
plantas pierden importantes servicios de polinización. Los desajustes de ese
tipo se están volviendo más comunes a medida que el cambio climático continúa
acelerándose.
Sin embargo, parece que no todos los abejorros se resignan si emergen en un territorio
desprovisto de flores. Resulta que, con un poco de mordisqueo, algunos pueden “convencer” a ciertas plantas para que florezcan.
En una serie de experimentos, los científicos han podido demostrar que al
menos tres especies de abejorros (Bombus terrestris, B. lapidarius y B.
lucorum) son capaces de inducir la floración temprana en tomates (Solanum
lycopersicum) y mostazas (Brassica nigra) a base de mordisquear sus
hojas. Las reinas aterrizan en la hoja y hacen una serie de pequeños agujeros
con sus mandíbulas antes de volar hasta otra hoja. Los insectos no parecían estar
comiéndose la hoja ni extrayendo la savia, ni se llevaban trozos de hoja cuando
volaban. Sorprendentemente, en cada experimento realizado el mordisqueo de las
hojas dio como resultado tiempos de floración más tempranos en ambas especies
de plantas.
Los resultados eran más que notables. Las plantas mordisqueadas por los
abejorros florecieron una media de 30 días antes que las plantas ilesas.
Sorprendentemente, cuando los científicos intentaron simular mordiscos con pinzas y cuchillos, solo lograron provocar la floración un promedio
de 8 días antes que las plantas no dañadas. Lo que esto significa es que hay
algo en los mordiscos de un abejorro que envía una señal a la planta para que
comience a florecer. Quizás haya una señal química en la saliva del insecto, pero
eso está todavía por demostrar.
A través de una serie compleja de ensayos experimentales, los científicos
también pudieron demostrar que este comportamiento era el resultado de la escasez
de polen más que de néctar. A medida que la disponibilidad de polen aumentó
tanto artificialmente (al agregar plantas ya florecidas) como de forma natural
(a medida que pasó el tiempo, más plantas florecieron), el comportamiento de
morder las hojas disminuyó. Ese no era el caso cuando había néctar disponible.
El polen es una fuente de alimento rico en proteínas para los insectos y es
especialmente importante para el desarrollo de sus larvas. Al inducir a las plantas
a florecer temprano, los abejorros se aseguran de que habrá un suministro de polen
cuando más lo necesiten.
Considerando el papel que juegan las abejas en la polinización de plantas
como tomates y mostazas, es probable que esta interacción beneficie a ambos en
alguna medida; los abejorros pueden obtener recursos florales mucho antes de lo
que normalmente estarían disponibles, mientras las plantas florecen cuando hay
polinizadores activos en el territorio.
Estos resultados abren otra ventana a la multitud de formas en que las
plantas y sus polinizadores interactúan. Dado que se sabe que las plantas cambian
los sistemas de castas en las colmenas de abejas, no debería sorprendernos
saber que otras abejas y abejorros también tengan algunas habilidades ocultas. ©Manuel Peinado Lorca.
@mpeinadolorca.