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La cascada Lower Falls se desploma en el cañón del río Yellowstone. |
Cuentan los
lugareños que en el Parque Nacional Yellowstone hay una determinada “Zona de la Muerte” en la que
cualquier delito, incluyendo el homicidio, permanece impune. ¿Existe realmente esa zona? ¿Cómo pudo
constituirse? ¿Alguien la ha puesto a prueba?
Es cierto. Hay
un pedazo de deshabitada tierra salvaje en la que el parque nacional penetra en el borde oriental de Idaho. Una laguna legal creó una situación gracias
a la cual cualquiera puede cometer un asesinato sin que pueda ser juzgado por
el crimen. Aunque sea así, no parece que merezca la pena intentarlo.
Empezaré por
decir un par cosas sobre Yellowstone. El parque nacional fue creado por el
Congreso y sancionado legalmente por el presidente Ulysses S. Grant el 1 de
marzo de 1872. Como casi todo en Estados Unidos, tiene unas dimensiones enormes.
Sus 8.983 kilómetros cuadrados superan en casi mil el tamaño de la Comunidad de Madrid y multiplican
casi trece veces la superficie del mayor de los parques nacionales terrestres españoles,
Sierra Nevada (709 kilómetros cuadrados).
El 91 por
ciento del parque está incluido dentro de los límites del estado de Wyoming; la
mayor parte del resto se extiende por Montana, y apenas 90 kilómetros cuadrados están incluidos en Idaho. Cuando se produjo la declaración del parque nacional,
ninguno de los actuales tres estados involucrados tenía todavía la categoría estatal;
eran territorios (jurídicamente considerados distritos) que se incorporarían
como estados a la Unión años después: en 1889 (Montana) y en 1890 (Idaho y Wyoming).
Al crear el parque nacional el Congreso colocó todo su territorio bajo la
jurisdicción del distrito de Wyoming, lo que incluyó el pequeño porcentaje del
parque extendido por Montana e Idaho. Eso fue casi veinte años antes de que
esos estados fueran admitidos en la Unión, pero los territorios cedieron al
distrito de Wyoming sus estrechas franjas de tierra que se superponían al
parque.
Como todos los
parques nacionales, sin que importe en qué estado se incluya, Yellowstone es territorio de jurisdicción federal, sujeto al artículo Tercero de la Constitución
de Estados Unidos que establece que si alguien comete cualquier delito en tierras
federales, debe ser juzgado en el lugar, o estado, donde se haya cometido el
delito.
El problema
del lugar donde alguien debe ser juzgado no es nuevo. En Estados Unidos se
redactó el artículo Tercero porque los legisladores tuvieron muy en cuenta los
antecedentes coloniales: cuando habían cometido un crimen contra algún colono, los
soldados británicos eran devueltos a Inglaterra para ser juzgados. Una vez
allí, con tribunales afectos, se iban de rositas. Por eso, una vez
independizados, los escarmentados colonos legislaron que los crímenes debían
ser juzgados allí donde se cometieran. Todo parece claro: negro sobre blanco. Pero
como todo el mundo sabe, si en Derecho todo fuera blanco y negro, ¿de qué
comerían jueces, procuradores y abogados?
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Mapa geológico de Yellowstone en el que he superpuesto la "Zona de la Muerte". |
Para complicar
las cosas, la Sexta Enmienda, promulgada cuatro años después de la Constitución, establece que «En toda causa criminal, el acusado gozará del derecho de
ser juzgado pública y expeditamente, por un jurado imparcial del Estado y
distrito en que el delito se haya cometido, distrito que habrá sido determinado
previamente por la ley», o lo que es lo mismo, otorgó a un acusado penal federal
el derecho a ser juzgado por un jurado cuyos miembros deben ser elegidos entre
los ciudadanos del estado y distrito donde se cometa el delito.
Ese tipo de
jurado se conoce como “vicinage”. Ahí es donde el blanco y negro se difuminan. En la porción deshabitada de Idaho que se encuentra dentro del
perímetro occidental de Yellowstone es imposible constituir un vicinage a menos que se incorporen osos,
lobos o tejones. Allí no vive nadie. En todo Estados Unidos, este es el único
lugar donde se produce esa circunstancia. Los crímenes federales cometidos en
la porción de Yellowstone que se extiende en Idaho están en ese Estado, pero también en
el distrito federal de Wyoming. Es un pleno al 15 en lo que se refiere a
lagunas constitucionales.
Se podría argumentar
que, si comete un delito grave en la Zona de la Muerte, tendría lugar en
territorio federal y no realmente en Idaho. Las cosas no son tan sencillas. En
la franja de Idaho incluida en el distrito de Wyoming, los residentes (si
hubiera alguno) votarían en las elecciones de Idaho, pagarían los impuestos en
Idaho, matricularían sus coches en Idaho, y así todo. Lo mismo se aplica a la
sección de Montana de Yellowstone. Por tanto, aunque esas secciones de terreno
pertenecen a sus respectivos estados, también pertenecen al distrito judicial
de Wyoming.
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El coronel Philetus W. Norris, segundo superintendente de Yellowstone National Park, entrando Upper Geyser Basin en agosto de 1878. Fotógrafo desconocido. Archivos de Yellowstone National Park. |
Dado que nadie
vive en esa sección de Idaho / Wyoming / Yellowstone, no hay habitante alguno que
pudiera formar parte de un jurado local. Sin jurado, no hay juicio. ¡Caso liquidado!
Pero hay una posibilidad de otro juicio, que en la jerga legal estadounidense
se conoce como “bench trial”. Las Reglas Federales de Procedimiento
Penal establecen que en un juicio civil la constitución de un jurado no es
automática, sino que debe ser solicitada por una de las partes y pagar una
pequeña tasa; de no solicitarse, el caso se solventará mediante bench trial, un juicio directo por un solo
juez. En ese caso no tendría que constituirse un jurado, lo que resolvería de
un plumazo el problema de la inexistente población en la Zona de la Muerte.
Otra vez
parece fácil, ¿verdad? Pues no. La ley protege los derechos de los acusados. El
reo tendría que renunciar a su derecho a un juicio con jurado. ¿Y quién iba a
hacer eso cuando tiene la oportunidad de cometer el crimen perfecto? No se
puede obligar al acusado a tener un bench trial. Puede hacer valer su
derecho a un juicio por vicinage y no
puede haber otro tipo de juicio sin que el acusado renuncie al jurado y,
además, haciendo valer su derecho a un jurado local. Él y solo él puede
renunciar a ese derecho.
Bien, ese es
el indiscutible derecho que asiste a cualquier ciudadano estadounidense. La
cuestión es si sería fácil llevar a cabo un crimen en la Zona de la Muerte. Mientras
contemplo con unos prismáticos la zona, pienso que, incluso si fuera
técnicamente posible cometerlo, hay varios factores que hacen de la idea un
escenario bastante descabellado en la vida real.
Para empezar, el
crimen tendría que ser espontáneo y ocurrir dentro del área prescrita del
parque. Cualquier indicio de planificación premeditada se llama conspiración
para cometer un asesinato y sería juzgada en el Distrito Judicial de Idaho.
También es más que posible que el asesino cometa alguna infracción federal como
introducir armas de fuego en el parque o, simplemente, infringir el reglamento
que impide penetrar en la Zona de la Muerte o cualquier otro tipo de infracción
menor que lo pondrían en manos de los jueces de distrito. Cualquier delito
menor que pudiera acarrear una pena de cárcel de seis meses o menos no
requeriría un juicio por jurado. Como Al Capone, al que acabaron por llevar a
prisión sus delitos fiscales, tirando del hilo de la infracción menor acabaría por
salir la condena por el delito mayor.
Un obstáculo
aún mayor para cometer el asesinato perfecto es el de la logística. Estamos
hablando de una parte remota del parque, un área que ni siquiera está conectada
por carreteras al resto de Yellowstone. Si quieres llegar hasta allí, debes
abandonar el parque y conducir hasta Ashton, Idaho, donde deberás tomar una pista
de tierra de casi veinte kilómetros para entrar de nuevo en el parque.
Para llegar a la Zona de la Muerte desde allí, hay que tomar Grassy Lake Road, que se
dirige hacia el oeste y corre perpendicular a la frontera sur del parque durante
setenta kilómetros de surcos, baches, animales sueltos, rocas desprendidas, traqueteo
de dientes y sacudidas del globo ocular. El paisaje es magnífico… si consigues
enfocar la vista y mirar a través de las nubes de polvo. Calculo que, si todo
va bien y no te aplasta un peñasco, recorrerla cuesta aproximadamente tres
horas, así que hay que llevar el depósito lleno y neumáticos de repuesto.
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Quienes deseen acercarse a la Zona de la Muerte, deben solicitar permiso en la estación de los rangers cerca del río Bechler. |
Una vez que
hayas pasado la estación de los rangers de Bechler (sin que te vean) y
alcanzado el comienzo del sendero hacia Bechler Meadows, debes convencer a tu
víctima para que camine por el bosque a lo largo del río Bechler. Puedes seducirla
con la visita a las hermosas cascadas Bechler o, si le gusta pescar, con la
increíble pesca de truchas en Bechler Meadows, pero es posible que no te
escuche porque correrá despavorido perseguido por los zumbidos de los miles de
mosquitos sedientos de sangre que pululan por allí esperando su próximo avituallamiento
de sangre caliente. En serio, si quieres sobrevivir el tiempo suficiente para
asegurarte el regreso, sería recomendable que antes te dieras un baño de
repelente.
Supongamos que
has tenido éxito y has logrado atraer a tu víctima hasta la Zona de la Muerte y
propinarle el golpe de gracia; ahora tendrás que regresar caminando hasta donde
dejaste el coche. El bosque es una reserva de osos grizzlies y refugio predilecto
como de los enormes lobos grises, por no mencionar a los feroces glotones que
no dudarían en amputarte una pierna de un mordisco. Si no puedes entrar y salir
antes de la puesta del sol, es muy posible que termines sirviendo de cena a
algún carnívoro hambriento y podrías terminar duplicando la carga de trabajo de
algún equipo de rescate mucho después de que tu víctima y tú hayáis sido denunciados
como desaparecidos.
Todo es
posible, pero no parece que valga la pena intentarlo. © Manuel Peinado Lorca.
@mpeinadolorca.