Un corto paseo de apenas un par de kilómetros me lleva desde
las orillas de uno de los enormes meandros que traza el río Ohio en el corazón
de Cincinnati hasta Walnut Hills, donde, encaramada en un promontorio, se
levanta una vieja casa de estilo neoclásico. Cuando Harriet Beecher Stowe
(1811-1896) vivió en esa casa a mediados del siglo XIX, este suburbio ocupado
ahora por gasolineras, bloques de apartamentos y servicios para afroamericanos
(lo que incluye una peluquería que pone los pelos de punta: The Extravagant
Hair Barber & Nails), era el campus del seminario calvinista Lane y el río
Ohio era la frontera que separaba los estados del norte, abolicionistas, de los
estados confederados, esclavistas. Cincinnati se llenaba cada día de esclavos
fugitivos que una organización secreta, el “Underground Railroad”, se encargaba
de trasladar hasta tierras más alejadas de la frontera, donde ya no operaban
los cazadores de esclavos.