viernes, 16 de agosto de 2019

Plantas de los jardines de Dénia: las falsas palmeras que vieron los dinosaurios

Cono de un ejemplar femenino de Cycas revoluta. Foto Mercy.
Cuando desaparecieron los dinosaurios hace 65 millones de años, las cicas ya estaban allí. Las verdaderas palmeras aún tardarían millones de años en aparecer.
Míralas a tu alrededor. Si estás en una zona de clima frío, con heladas invernales, las encontrarás siempre en el interior. Si estás en una zona relativamente cálida, de inviernos suaves, las encontrarás en el exterior, embelleciendo discretamente los jardines siempre que no les falte un poco de agua. Si hacemos una encuesta entre la gente (especialistas abstenerse), todos dirán que es una palmera. Lo parece, pero no lo es. Es Cycas revoluta, un pariente mucho más próximo a los pinos que a las palmeras.
Parterre de Los Áticos. 1, Washingtonia filifera. 2, falsa palmera Cycas revoluta. 3, flor del ave del paraíso (Strelitzia reginae). $, hibisco (Hibiscus rosa-sinensis). 5, Cordyline australis. 6, galán de noche (Centrum nocturnum).
Cycas revoluta presenta un tronco robusto, cilíndrico, generalmente corto y sin ramificar, con un aspecto muy característico, porque como hacen las palmeras, queda cubierto por las bases foliares una vez que las hojas se desprenden. Tiene un crecimiento lentísimo: los ejemplares grandes de más de 25 años sólo alcanzan metro y medio de altura. Los de mayor edad, no suelen alcanzar más de 3 metros de altura.
Las hojas, que pueden llegar a medir más de un metro de largo, coronan el tronco en forma de penacho son brillantes, de un color verde muy oscuro y pinnadas, lo que quiere decir que cada hoja está formada por un eje central (el raquis) cuya parte basal es muy espinosa, a lo largo de cual van surgiendo fragmentos muy estrechos (pinnas), lineares y punzantes, a modo de las espinas de una raspa de pescado. 
En los climas estacionales como el nuestro, cada año Cycas revoluta, forma una nueva corona de hojas en el extremo de los tallos, que se superponen a la corona del año anterior, la cual irá amarilleando hasta desprenderse. Poco a poco, corona tras corona, la planta va creciendo en longitud y grosor de una forma muy característica, porque, aunque las hojas acaben por caer, sus bases permanecen rodeando los tallos de la misma forma como hacen las palmeras.
Detalles de varias especies de la familia Cycadaceae a. Cycas nedia porte y hábitat, entre Cairns y Port Douglas, NE Queensland, Australia. b. Cycas circinalis, detalle de la hoja, nótense las pinnas con un solo nervio central, cultivada, San Diego, California. c. Cycas platyphylla, detalle del estróbilo femenino, nótense los óvulos todavía verdes en la parte basal de cada pinna femenina, N Queensland, Australia. d. Cycas platyphylla, estróbilo masculino, N Queensland, Australia. Foto.

Cuando llega el momento de reproducirse, lo que suele ocurrir cada año si el clima es favorable, las cicas producen los órganos reproductores. Como nosotros mismos y muchos otros animales y plantas, son dioicas, lo que quiere decir que tienen sexos separados: unos ejemplares son masculinos y otros femeninos. En uno y otro caso, llegado el momento de la reproducción, los órganos de reproducción de las cicas se parecen mucho a las de sus parientes las coníferas (los pinos o los cipreses, por ejemplo) y en nada a las palmeras. 
Como vimos en un artículo anterior, las palmeras tienen verdaderas flores con estambres y ovarios. Las cicas tienen sus estructuras reproductoras, sacos polínicos (productores de gametos masculinos) y óvulos (gametos femeninos) distribuidos en conos o, dicho técnicamente, estróbilos (estróbilo es el vocablo derivado del griego que significa cono). 
Cono masculino de Cycas revoluta.
En botánica un cono, estróbilo o piña es una estructura basada en un eje terminal, alrededor del cual se despliegan hojas reproductivas (las brácteas) con una disposición generalmente helicoidal. Desde el exterior no vemos el eje del cono, porque todo él está rodeado de brácteas. Si se arrancan manualmente las brácteas, aparecerá el eje central. Las brácteas del cono masculino tienen forma de cuña y en su interior llevan los sacos polínicos, Cada bráctea lleva decenas de sacos polínicos y en cada saco polínico hay miles de granos de polen. Por lo tanto, en cada estróbilo masculino de cicas se producen centenares de millones de granos de polen.
Bráctea arrancada de un cono masculino mostrando los sacos políticos. Foto.
Las brácteas de los estróbilos masculinos están tan transformadas que no recuerdan su origen: son hojas muy modificadas para cumplir su función. Los estróbilos femeninos son más cortos y más gruesos que los masculinos, y sus brácteas, aún estando muy modificadas y cubiertas de un fieltro de pelos amarillentos para acunar a los delicados óvulos, son pinnadas y recuerdan su origen foliar. Una vez fecundados, los óvulos se transforman en unas semillas globosas, generalmente estériles, con una cubierta carnosa roja.

Brácteas del cono femenino (el cono completo en la foto del encabezamiento) y semillas de Cycas revoluta. Foto
Hay quien especula con mucha imaginación que, puesto que las cicas convivieron con los dinosaurios, los que eran herbívoros se alimentaban de ellas. Es posible, pero improbable. Aun suponiendo que los belfos de los dinosaurios soportaran la punzante rigidez de las hojas, habría que admitir que tenían unos estómagos a prueba de bomba, porque las cicas son tóxicas, muy tóxicas. 

Si se ingieren, son extremadamente venenosas tanto para los seres humanos (suponiendo que alguien sea lo bastante tonto como para comérselas) como para los animales. El ganado doméstico corre un mayor riesgo porque encuentran la planta especialmente sabrosa. Si es usted tan necio como para prepararse una ensalada de cicas o un hervido con bechamel, sepa lo que le espera: una vez pasadas doce horas aparecen los síntomas clínicos: vómitos, diarrea, debilidad, desvanecimientos, fallo hepático o toxicidad hepática caracterizada por ictericia, cirrosis y ascitis. Si ha zampado mucha, cruce los dedos y rece lo que sepa mientras sale pitando hacia el hospital. 

Los animales domésticos se muestran abatidos, sangran por la nariz, y presentan, entre otras cosas, hematoquecia (sangrado rectal de color rojo mezclado con las heces) y hemartrosis (sangre en las articulaciones). Si desea seguir deleitándose con los cuadros clínicos, consulte este enlace.

Cycas revoluta es oriunda de las islas más sureñas de Japón (Kyushu, Okinawa and Iriomote) y ha sido cultivada en todo el mundo. En castellano, además de cica, se conoce con el nombre de falsa palmera y palma de iglesia, por la costumbre, ya olvidada, de tenerla en tiestos en el interior de los templos. © Manuel Peinado Lorca @mpeinadolorca.