Ahí donde lo tienen, con ese característico porte de árbol ramificado como un grotesco pincel, el drago canario (Dracaena draco) es un pariente de los espárragos con los que comparte familia (Asparagaceae), lo que no se debe evidentemente a su parecido externo, sino a que sus flores son muy semejantes.
Nativo de las Islas Canarias y ahora en peligro de extinción en su hábitat natural (no llegan a 700 los ejemplares nativos censados), Dracaena draco es uno de los árboles más singulares y originales del mundo. Con tronco grueso y liso, ramas suculentas y hojas en forma de sable de color verde azulado, tiene un aura mágica que pocas plantas pueden igualar. Por lo demás, su capacidad de resistencia la convierten en la planta perfecta para nuestras tierras afectadas por la sequía.
Dracaena drago. A la izquierda flores muy aumentadas. A la derecha, inflorescencia. |
Los dragos no forman un tronco leñoso con anillos de crecimiento. En los dragos viejos, como el famoso de Icod de los Vinos en el noroeste de Tenerife, el tronco masivo procede de grupos de raíces aéreas que emergen de las bases de las ramas más bajas y crecen hasta el suelo. Al descender a lo largo del tallo principal, se aferran firmemente a él, se fusionan y contribuyen a su crecimiento radial.
Dracaena drago. Racimos de bayas. |
Las flores se producen en ramificaciones muy abiertas (panículas) de 15–160 centímetros de longitud; las flores individuales tienen 2,5 centímetros de diámetro, con una corola de seis lóbulos blanquecinos; huelen muy bien y constituyen un foco irresistible para los insectos polinizadores. El fruto es una baya de color rojo anaranjado de 1–2 cm de diámetro, que contiene varias semillas.
La resina roja emana de un tronco de un viejo drago. |
Entre algunas de las propiedades que se atribuían a la savia estaban sus supuestos poderes para transformar metales en oro y para mantener la eterna juventud. Si bien la primera de las propiedades no cabe en cabeza alguna aunque a muchos ya les gustaría, para la segunda quizás los dragos tengan alguna propiedad que ayude a mantener a raya el paso de los años.
Y es que su savia posee flavonoides que muestran una potente actividad antioxidante, antiinflamatoria, antiviral y antialérgica, así como un incierto papel protector frente a enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras patologías. La savia, una vez seca y reducida a polvo se usó en medicina popular canaria para curar úlceras y hemorragias, y para el fortalecimiento de las encías y la limpieza de los dientes.
¡Dracarys!, ordena Daenerys de la Tormenta, la que no arde, rompedora de cadenas, madre de dragones, Khaleesi de los Dothraki, Reina de los Ándalos y los Rhoynar; la pantalla se ilumina con una gran llamarada procedente de las terribles fauces de la imponente bestia alada, mitad reptil, mitad lanzallamas…, pero árbol en su totalidad. © Manuel Peinado Lorca @mpeinadolorca.