domingo, 18 de agosto de 2019

El fracking es el gran responsable del incremento de metano en la atmósfera

Un estudio recién publicado demuestra que que el auge del fracking en Estados Unidos y Canadá es el principal responsable del aumento global de metano.
El metano es el segundo gas de efecto invernadero (GEI) más importante detrás del dióxido de carbono como causante del cambio climático global (IPCC, 2013). A diferencia del dióxido de carbono, el sistema climático global responde rápidamente a los cambios en las emisiones de metano, por lo que la reducción de las emisiones de metano podría ser una gran oportunidad para reducir rápidamente la tasa de calentamiento global (Shindell et al., 2012) y ayudar muy positivamente cumplir con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP21 cuyo objetivo es mantener el planeta muy por debajo de 2 ºC por encima de la base preindustrial (IPCC, 2018). 
El metano también contribuye a la formación de ozono a nivel del suelo, lo que acarrea graves consecuencias adversas para la salud humana y la agricultura. Teniendo en cuenta estos efectos y el cambio climático, Shindell (2015) estimó que el costo social del metano es de 40 a 100 veces mayor que el del dióxido de carbono.
La concentración atmosférica de metano ha aumentado rápidamente durante la última década, contribuyendo al cambio climático global. A diferencia de finales del siglo XX, cuando el aumento del metano atmosférico estuvo acompañado de un enriquecimiento en el isótopo más estable de carbono (13C), el metano atmosférico de los últimos años tiene mucho menos 13C. Ese decrecimiento se ha interpretado como indicador de una fuente principalmente biogénica del aumento de metano. 
Una nueva investigación realizada por el profesor Robert Howarth de la Universidad de Cornell, Nueva York, y publicada en la revista Biogeosciences del pasado 14 de agosto, demuestra que el auge del fracking en Estados Unidos y Canadá en la última década es en buena medida el culpable del gran aumento de metano en la atmósfera, y que la reducción de las emisiones de este extremadamente potente GEI es crucial para ayuda a detener la crisis climática internacional 
El profesor Howarth analizó los datos de la fracturación hidráulica en las últimas décadas, subrayando el auge del fracking que ha tenido lugar desde los inicios del siglo XXI. Entre 2005 y 2015, el fracking pasó de producir 31.000 millones de metros cúbicos de gas al año a producir 435.000 millones. Casi el 90% por ciento de la actividad tuvo lugar en Estados Unidos, mientras que alrededor del 10 por ciento se realizó en Canadá.
Figura 1 (a) Aumento global del metano atmosférico entre 1980 y 2015. (b) Cambio en el valor del isotopo 13C del metano atmosférico a nivel mundial entre 1980 y 2015. Fuente.
La clave de la investigación de Howarth reside en el isótopo de carbono 13C. Aunque el metano liberado a finales del siglo XX ya estaba enriquecido con él, Howarth destaca que el metano liberado en los últimos años presenta niveles más bajos. Esto se debe a que el metano en el gas de lutitas (el resultante de la práctica del fracking) ha agotado los niveles del isótopo en comparación con los existentes en el gas natural convencional o en combustibles fósiles como el carbón.
Figura 2 (a) Esquema que compara el gas de lutitas y el gas natural convencional. Cuando se forma el gas natural convencional, a lo largo del tiempo geológico el metano migra desde las lutitas a través de formaciones semipermeables, hasta quedar atrapado bajo un sellado geológico. El gas de lutitas es metano que permaneció en la formación de lutitas y se libera a través de las de fracking. (b) Producción global de gas de lutitas y de otras fuentes de gas natural desde 2000 hasta 2017, con proyecciones futuras de la EIA (2016). Fuente.
Según los resultados de la investigación, el metano en el gas de lutitas tiene una concentración mucho más baja en comparación con el gas natural convencional, lo que permitir concluir a la que la producción durante la última década de gas de lutitas en Norteamérica puede haber contribuido con más de la mitad del incremento de las emisiones de los combustibles fósiles a nivel mundial y aproximadamente con un tercio del aumento total de las emisiones de todas la fuentes mundiales durante la última década. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.