Detalle de Call of the Bugle, de J. K. Ralston, un cuadro que cuelga en el Visitor Center de Little Bighorn Battlefield. |
La claridad emerge imperceptiblemente. Aquellos
ligeros copos que una hora antes parecían una lluvia de algodón han dejado de
caer. Un resplandor amarillento se filtra entre los nubarrones pesados, oscuros
y amenazantes, bajo cuya sombra resalta la resplandeciente blancura del campo
de ajenjos cubiertos con una caperuza de nieve. En esta cresta desarbolada de
un salvaje lugar de Montana en la que la cellisca golpea el rostro con
cristales de hielo, Edward S. Godfrey, un oficial de caballería que había
observado el desastre, contó 42 cuerpos mutilados que habían intentado
protegerse detrás de una barricada de caballos muertos. Uno de ellos, con una
flecha clavada en el pene, era el del teniente coronel George Amstrong Custer.
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