En la alcalaína plaza del Padre Lecanda tiene lugar estos días un
bonito espectáculo floral: dos magnolios están abriendo sus hermosas flores justo antes de que lo hagan las hojas. Hace 15 años que pedí que las plantaran
junto al oratorio de San Felipe Neri. Como cada semana por estas fechas, me
paso por allí para contemplar cómo poco a poco los pequeños botones florales verdosos
se transforman en una espectacular floración.
Magnolia x soulangeana |
La magnífica flor tiene un diámetro de casi 10 centímetros y unos
colores rosáceos muy atractivos. Es una flor de Magnolia x soulangeana, un híbrido obtenido en 1820 por cruce entre
dos magnolias silvestres que lleva el nombre del caballero francés que, con
mucha paciencia y no poca habilidad, logró la hibridación: Étienne Soulange.
También era francés un famoso botánico de Montpellier, Pierre Magnol, al que el gran naturalista sueco Linneo dedicó el nombre científico de un género, Magnolia, que llevan más de un centenar de especies de árboles y arbustos por lo general tropicales, aunque no deja de ser curioso que las dos primeras especies identificadas fueran norteamericanas. La primera fue M. virginiana, encontrada en las faldas cálidas de los Apalaches por unos misioneros enviados a Norteamérica en la década de 1680. También allí se encontró M. grandiflora, pero ya en el siglo XVIII.
También era francés un famoso botánico de Montpellier, Pierre Magnol, al que el gran naturalista sueco Linneo dedicó el nombre científico de un género, Magnolia, que llevan más de un centenar de especies de árboles y arbustos por lo general tropicales, aunque no deja de ser curioso que las dos primeras especies identificadas fueran norteamericanas. La primera fue M. virginiana, encontrada en las faldas cálidas de los Apalaches por unos misioneros enviados a Norteamérica en la década de 1680. También allí se encontró M. grandiflora, pero ya en el siglo XVIII.
Magnolia grandiflora, plantada en la mediana de la avenida de Madrid. |
Al menos desde que yo fui alcalde, en las calles y plazas de Alcalá me
consta la presencia de dos magnolios: M.
grandiflora y M. x soulangeana,
que yo mismo ordené plantar. Como las pueden reconocer en las fotografías,
permítanme que descuide su descripción y ofrezca alguna información sobre estas maravillosas plantas. Las magnolias, unos árboles que prácticamente todo el mundo reconoce, son uno de
los grupos de plantas ornamentales más populares y su simbolismo a lo largo de
la historia de la humanidad es muy interesante. Pero me gustaría contarles algo
acerca de lo especiales que son las magnolias.
Capullos de Magnolia grandiflora. Antes de abrir, la flor está encerrada en unas brácteas velludas. |
Veamos con algo más de detalle esas flores y nos daremos cuenta de que
son diferentes de la mayoría de las flores. Para empezar, el capullo florido
está encerrado en brácteas (hojas modificadas) en lugar de en un cáliz
constituido por sépalos bien diferenciados, como sucede en la mayoría de las flores. Los "pétalos" no son en
realidad pétalos sino tépalos, todos iguales y , al contrario de lo que
ocurre en la mayoría de las flores, no están dispuestos naciendo todos en el
mismo punto (en un verticilo), sino que se disponen helicoidalmente a lo largo
de un eje.
El aspecto más llamativo de la morfología de la flor de las magnolias
está en las estructuras reproductivas propiamente dichas. Fíjense en la foto
adjunta y verán cómo los estambres y los carpelos (si lo prefieren los ovarios,
para entendernos), como el resto de las piezas florales, están ordenados
helicoidalmente, tal y como lo están las piezas de una piña de pino.
Una flor tan vistosa sirve para llamar la atención de los
polinizadores. Las magnolias se polinizan por insectos, es decir, son
entomófilas. Todo polinizador exige una recompensa por hacer su trabajo, y esa
recompensa es normalmente néctar. Pero, por grandes que sean, las flores de las
magnolias carecen de nectarios, así que muy raramente verá a las abejas de la
miel revoloteando cerca de esas enormes flores. Sencillamente no les interesan.
Lo que sí verá son coleópteros, es decir, escarabajos, porque estos insectos
acorazados no liban néctar, y no pueden hacerlo porque carecen de trompa
chupadora y en su lugar poseen unas mandíbulas poderosas. Los escarabajos son
palinófagos, es decir, comen polen, y para ellos una flor de magnolia es un
auténtico festín.
Detalle de una flor agostada de Magnolia grandiflora. |
Las magnolias, como el resto de los representantes de la familia
magnoliáceas, son uno de los linajes más antiguos de las plantas con flores,
esto es, de las angiospermas. Dado su tamaño y el hecho de que todas las
especies son leñosas, las magnolias fosilizan bien, así que tenemos evidencias
más que suficientes de su existencia hace 95 millones de años. Aunque no sepamos
con absoluta certeza si se parecían mucho a las primeras plantas con flores
(nadie sabe cómo eran realmente), las magnolias ofrecen algunas ideas
interesantes sobre la evolución de las angiospermas.
Las dos principales familias de abejas de la miel, Melittidae y Apidae,
aparecieron sobre la faz de la Tierra hace 50 y 87 millones de años
respectivamente, es decir, millones de años después de que lo hicieran las magnolias
y los escarabajos. La aparición de las angiospermas más antiguas, entre las que
se cuentan las magnolias, fue en el Cretácico, un período durante el cual las
abejas melíferas no revoloteaban por allí, sencillamente porque no existían. En
cambio, los coleópteros, grupo al que pertenecen los escarabajos, entre ellos
los comedores de polen, ya estaban representados por un nutrido grupo de
familias altamente especializadas en el aprovechamiento de distintos medios,
entre otras las flores.
En conclusión, las magnolias evolucionaron antes de que hubiera abejas.
Por eso, su estructura floral tan característica obedece a que estas plantas
ancestrales no han coevolucionado con otros grupos de insectos polinizadores como
las mariposas o las abejas. Las magnolias tenían ya quienes les transportaran
eficazmente el polen y no necesitaron a las abejas para reproducirse.
Que los escarabajos palinófagos sean los carteros de las magnolias
explica algunas cosas más. En primer lugar, la abundancia de estambres y la
gran producción de polen es una estrategia cara (a las plantas les cuesta mucho
fabricar granos de polen a base de proteínas y grasas) pero que les compensa
porque, por voraces que sean los escarabajos, siempre se llevarán polen
sobrante sobre sus armaduras. En segundo lugar, los carpelos están endurecidos
para evitar los daños provocados por las mandíbulas de los coleópteros que,
poco discriminatorios a la hora de zampar, no dudarían en devorar los nutritivos
óvulos que encierran y con ello impedirían que se formaran las semillas.
Otro representante de la familia magnoliáceas, Liriodendron tulipifera. |
Como los escarabajos se sienten atraídos por el polen y solamente por
el polen, las flores maduran de una manera que asegure la polinización cruzada.
Las magnolias son proterándricas, es decir, las partes masculinas –los
estambres- maduran primero y ofrecen generosamente el polen. Las partes
femeninas de la flor –los carpelos- maduran después. No producen ninguna
recompensa para los escarabajos, pero se aprovechan del insaciable apetito de
los insectos haciendo que sus carpelos imiten a las partes masculinas,
asegurándose de que los escarabajos se despisten algún tiempo explorando las
flores y dejando sobre los carpelos los granos adheridos en sus exoesqueletos.
Ya saben, las magnolias son viejas, hermosas y astutas, tan astutas
como para haber sobrevivido a la extinción masiva del Cretácico que acabó con
el 95% de las estirpes vivientes. Con ellas lo hicieron los coleópteros. La
llegada de las abejas no cambió los hábitos de unas parejas mutualistas a las
que les había ido muy bien.