Fuente: EL PAÍS |
Las matriculaciones de vehículos continúan creciendo en España, pero
cada año con menos fuerza. En 2018 se
matricularon 1.321.438 unidades, una cifra que representa un incremento del
7% respecto al año anterior, el ritmo más lento del último quinquenio. Esta
nueva desaceleración se produce en un ambiente en el que creció la
incertidumbre sobre el futuro de los vehículos impulsados por motores diésel,
cuyas ventas cayeron un 20%.
Los augurios de una mayor desaceleración económica, que habrían
ahuyentado a potenciales compradores, se cuentan
como uno de los factores que explican el enfriamiento de las ventas. Pero
como la mayor caída se ha producido en los vehículos diésel, fabricantes,
vendedores e incluso sindicatos se han apresurado a denunciar que desde que la
ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera anunció la intención gubernamental
de prohibir, a partir de 2040, todos los vehículos que emitan a la atmósfera
dióxido de carbono, ya sean de gasolina, diésel o híbridos, se está generando
una confusión que retrae la intención de compra, sobre todo de vehículos impulsados
por gasoil.
El anuncio, realizado en octubre, fue el preludio de la presentación el
8 de noviembre del anteproyecto
de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. De
creer algunas informaciones, el anuncio tuvo un efecto taumatúrgico sin más
precedentes que el de la famosa purga de Benito. Las estadísticas parecen
apoyar esa lectura. En noviembre las ventas de diésel cayeron un 40% y el
pasado diciembre esa reducción continuó con un 29% adicional. En el acumulado
del año los turismos diésel perdieron un 20% de ventas respecto al año anterior
y solo representaron algo menos del 36% del conjunto de las matriculaciones.
En el digital La Información
los datos se acompañan de un
titular apocalíptico «Ribera hunde el
diésel: la venta de coches con este carburante se recorta en un 20%». Basta
repasar la hemeroteca para desmontar la falacia. Vamos a ello, empezando por
recordar que la ministra Ribera tomó
posesión el 7 de junio de 2018.
En abril de 2017, 14 meses antes de la creación del ministerio de
Transición Ecológica, el hundimiento del diésel
ya era oficial. En octubre de ese año (8 meses antes de la creación del ministerio),
los vehículos de gasolina se imponían, dejando
a los diésel muy atrás. La imparable tendencia continuaba. Marzo de 2017
marcó un mínimo histórico para las matriculaciones de los diésel en España, con
una cuota de solo el 49,9%, un porcentaje inferior a la que alcanzaron la suma
de los motores de gasolina, con un 46,1%, y los híbridos y eléctricos, con un
4%. El dato no hacía otra cosa que confirmar la tendencia a la baja de los
diésel. La última vez –en un año completo– que el diésel tuvo una cuota por
debajo del 50% fue en 1998. Desde entonces, el gasoil había sido el combustible
preferido por los españoles, alcanzando una cuota máxima del 71%.
Al completar 2017 se confirmaba: el diésel había perdido su posición hegemónica. En
2016 la cuota de mercado de los vehículos a gasoil fue del
56,8%, y ya había caído sensiblemente desde el 63% del año 2015. Es decir,
que desde 2015, cuando gobernaba, que yo sepa, Rajoy, la cuota de mercado de la
gasolina no hace más que aumentar. En el primer semestre de 2018, cuando seguía
gobernando el PP, el diésel continuaba su
caída.
En una prueba más de que los diabólicos poderes destructores de la
ministra para destruir el mercado doméstico son limitados, en Europa se
empeñaban en lo mismo. Las constantes noticias referidas al diésel y las
posibles limitaciones a la circulación en determinadas ciudades con este tipo
de vehículos tuvieron consecuencias directas en las ventas de vehículos diésel,
tal y como puede comprobarse con los datos relativos a las ventas de coches en Europa durante el
primer semestre de 2018. Los datos ya mostraban una caída importante de las
ventas de coches movidos por gasoil.
De hecho, la tendencia a la baja del diésel es un fenómeno mundial. Por
muy hábiles que sean en el ministerio de Transición Ecológica, difícilmente
puede ser responsable por sí mismo de una tendencia a nivel global que, según el Financial Times, hace más que
probable que las ventas de vehículos a combustión nunca vuelvan a los números
de 2018, porque la demanda en los tres mercados más grandes del mundo se
detiene y los fabricantes de automóviles buscan aumentar la producción de
automóviles eléctricos.
Por ejemplo, en China, el mercado de automóviles más grande del mundo,
el crecimiento en el mercado de automóviles con motor de combustión ya se ha
estancado, mientras que la demanda de automóviles eléctricos se está
acelerando. De acuerdo con la consultora
Jato Dynamics, en los primeros diez meses de 2018, las ventas de
automóviles de gasolina en China cayeron a menos de 18 millones desde los 18,7
millones en el mismo período del año anterior. Las ventas de autos de
combustible alternativo, por el contrario, casi se duplicaron de 405.000 a 793.000.
Acuérdense del Dieselgate,
tengan en cuenta que el cambio climático inducido por la contaminación fue en
2017 la
mayor preocupación de los españoles y dejen en paz a la ministra, que esto
es lo que hay. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.