Chinche de las camas, Cimex lectularius. Foto |
Hay colectivos a los que les va muy bien con la globalización, sobre
todo a los que viven de los otros actuando como elites extractivas de capital, como ocurre con los grandes grupos financieros, o como chupadores de sangre, como las chinches.
Investigaciones genéticas recientes subrayan que las armas químicas utilizadas
para eliminar las infestaciones de chinches se están volviendo cada vez más
ineficaces. Las chinches se están volviendo resistentes a los pesticidas gracias
a mutaciones genéticas que las protegen contra la gran cantidad de pesticidas
que usamos para eliminarlas.
Cimex lectularius,
vulgarmente conocida como chinche o chinche de las camas, es un insecto
hemíptero de la familia Cimicidae. Su alimentación es hematófaga, es decir, se
nutre con sangre de humanos y otros animales de sangre caliente. Su nombre
vulgar proviene del hábitat frecuentemente usado: colchones, sofás y otros muebles.
Aunque no es estrictamente nocturna, su mayor actividad la desarrolla por la
noche. Recientes investigaciones están demostrando que estos molestos insectos
están desarrollando mecanismos genéticos de defensa frente a los insecticidas.
Una encuesta realizada entre profesionales estadounidenses del control de plagas encontró
que el 68% de ellos consideran que las chinches de cama son las plagas más
difíciles de controlar. En los últimos veinte años, ha habido un aumento en las
infestaciones de chinches en Estados Unidos, lo que tal vez se deba a la
floreciente industria del turismo. Una vez que estos molestos insectos llegan a
cualquier sitio, se multiplican como lo que son, como chinches. A medida que
crece la infestación, las medidas para eliminarlas se vuelven cada vez más
difíciles y los profesionales no garantizan los resultados de sus fumigaciones.
Debido a sus cuerpos delgados como el papel, las chinches de cama se pueden
comprimir fácilmente en las grietas de las paredes y los muebles, lo que
dificulta aún más la efectiva penetración de los insecticidas fumigados.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Kentucky realizó una
investigación para estudiar el efecto de los pesticidas en las chinches.
Primero secuenciaron los genes encontrados en veintiuna poblaciones de chinches
de cama resistentes a los pesticidas que residen en un área infestada cercana.
Después de un estudio minucioso, descubrieron que catorce de los veintiún genes
recolectados tenían variaciones asociadas con la resistencia a los pesticidas. Cada
población diferente de chinches tenía una combinación diferente de variaciones
genéticas.
La investigación también encontró que todos los genes estaban activos (es
decir, daban lugar a proteínas específicas) principalmente en la capa externa
de la cutícula del exoesqueleto, en lugar de en el tracto digestivo, que es
donde la mayoría de las poblaciones de chinches desarrollan mecanismos para neutralizar
los mortales pesticidas en spray. Los investigadores observaron que, como cabía
esperar, el exoesqueleto representa la mayor parte del área sobre la cual se
rocía el pesticida. Lo que parece que ha ocurrido es que las chinches se están
equipando genéticamente para combatir el efecto venenoso de los pesticidas
convirtiendo su exoesqueleto en una armadura compuesta de genes protectores.
La investigación también identificó dos de los mecanismos que ayudan a
las chinches en su lucha contra los pesticidas. El primero involucra la enzima
metabólica (el citocromo
p450), que ayuda a los insectos a minimizar el efecto de las toxinas. Una mutación
genética que proporciona resistencia a los pesticidas permite que las chinches
produzcan grandes cantidades p450. El otro mecanismo se basa en una proteína
que se encuentra en la superficie de las células nerviosas. Hay un canal de iones que informa
a la neurona cuándo actuar. Los insecticidas y pesticidas disponibles en el
mercado hoy en día apuntan a este canal de iones en particular. Hacen que el
sistema nervioso de las chinches se descomponga, matando al insecto
rápidamente. Sin embargo, se ha encontrado que las poblaciones de chinches de
cama resistentes a los pesticidas llevan una mutación en el canal iónico que
evita que el pesticida afecte su sistema nervioso.
Transparencia de C. lectularius. Foto. |
En otro
estudio realizado por la Universidad de Purdue sobre chinches resistentes a
los plaguicidas, los investigadores reunieron diez poblaciones diferentes de chinches
de diversas regiones norteamericanas. Durante siete días expusieron a los
insectos a dos pesticidas químicos muy populares: Bifenthrin y Chlorfenapyr. La
bifentrina es un piretroide que típicamente ataca los sistemas nerviosos de los
insectos. Chlorfenapyr, por su parte, es un químico que ataca las mitocondrias,
los orgánulos que producen energía dentro de una célula. En general, los
expertos en control de plagas utilizan Clorfenapir, mientras que los usuarios
no profesionales normalmente usan bifentrina, que está disponible sin
prescripción médica en forma de aerosoles y aerosoles insecticidas.
Los investigadores descubrieron que casi la mitad de las muestras que
observaron tenían una susceptibilidad reducida a la bifentrina, y casi un
tercio de la muestra de la población de chinches era incluso menos susceptible
al químico más fuerte, el clorfenapir.
Los investigadores señalaron que estos químicos funcionan contra las
chinches, pero solo en algunas poblaciones de chinches. Por lo tanto, su
utilidad en el manejo de plagas no se puede descartar por completo. Para evitar
que estas herramientas pierdan aún más su efectividad, es esencial que se usen
con moderación. La mejor manera de usarlos es alternar con otros métodos no
químicos como calor, vapor o gel de sílice.
Por lo tanto, combatir la infestación de plagas con nuestro repertorio
químico actual no es tan útil y, en realidad, puede tener un efecto más tóxico
en los humanos que habitan que las mismas plagas. Tal y como luchar contra la
banca: ¡siempre gana! © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.