«Cuando mientas, miente a lo
grande y sobre todo persevera en la mentira», escribió Goebbels. Con su
presidente a la cabeza, algunos miembros de la Administración estadounidense
siguen emitiendo las peores de las mentiras: las verdades a medias. Y hay quien
se las traga.
La Sociedad Geológica de los
Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) publicó el pasado 6 de
diciembre un
informe en el que anuncia la posible existencia, aun no confirmada, de un
yacimiento de petróleo que estima en 46.000 millones de barriles encerrado en
unas formaciones carbonatadas de Wolfcamp, Bone Springs y Avalon Shaley de la cuenca
Delaware del Oeste Texas. Se trataría, pues, de un yacimiento que solo podría
explotarse mediante fractura hidráulica.
Hay muchos aspectos que aclarar
en la estimación, pero el simple anuncio ha hecho que mucha gente, incluido el
presidente de Estados Unidos, que piensa que el subsuelo americano es un océano
de crudo en el que basta hacer un hoyo para que mane el petróleo. ¿Cuánto
costaría extraer todo ese petróleo imaginario? La USGS no se molesta en aclarar
esas minucias. Ellos cobran todos los meses los sueldos de funcionarios que les
pagan los contribuyentes para que hagan previsiones fantásticas y pronósticos
hiperbólicos que animen las posibilidades de trabajo para los geólogos y ayuden
a la financiación de compañías que operan en un negocio ruinoso.
Escarbemos un poco en el informe.
Un recurso es la cantidad total de un hidrocarburo específico que se encuentra
en un lugar determinado. Que exista un recurso no es en absoluto un indicador
de cuánto hidrocarburo puede ser extraído, porque puede que su extracción no
sea técnicamente posible, económicamente rentable o energéticamente viable
porque se necesite más energía para extraerlo que la que el propio recurso
contiene. El Servicio Geológico de Estados Unidos utiliza los términos recursos
técnicamente recuperables y recursos económicamente recuperables en sus
evaluaciones de los recursos de hidrocarburos.
Los recursos técnicamente
recuperables representan la proporción de los volúmenes existentes en un
determinado lugar que puede ser recuperada utilizando la tecnología disponible
sin tener en cuenta los costes. Los recursos económicamente recuperables se
refieren a los hidrocarburos que pueden extraerse con unos costes de
exploración perforación, producción y transporte, incluyendo los márgenes
comerciales, que se pueden recuperar a un precio de mercado determinado. Es
importante señalar que el informe de la USGS habla de recursos «undiscovered
technically recoverable», es decir de recursos sin descubrir (como la
Atlándida), pero técnicamente recuperables a cualquier precio.
Alipquemos el cuento al caso que nos ocupa. La propia
USGS estima que se necesitarán 318.000 pozos para recuperar ese petróleo, lo
que, a un precio medio de diez millones de dólares por pozo (y me quedo corto),
representa un coste de más de 3 billones de dólares. Las estimaciones de la USGS
indican que la recuperación de buena parte de esos pozos solo resultará económica
a precios del petróleo superiores a 150 dólares por barril. Recordemos que a
día de hoy el precio del barril apenas supera los 46 dólares y su
precio no deja de caer desde octubre.
¿De dónde saldrán los 3 billones
necesarios para explotar el yacimiento? Según
la web de la propia industria, los operadores estadounidenses han perforado
casi 70.000 pozos de fracking en la
última década en todo Estados Unidos y lo están haciendo en los llamados “puntos
dulces” de las principales cuencas de petróleo de lutitas, esto es, en los
lugares donde la extracción es más fácil y menos costosa. Hasta ahora, se han
recuperado algo menos de 10.000 millones de barriles de petróleo, mientras que
su deuda a largo plazo ronda los 300.000 millones, lo que básicamente significa
que ni siquiera ha pagado lo que ya ha producido a pesar de haberlo hecho en
los lugares más “rentables”.
Es importante situar las
especulaciones sobre los recursos en una perspectiva adecuada. Sin embargo, tal
cosa no sucederá, porque el informe de la USGS se utilizará con fines políticos
y para influir en la política exterior. El propio Director de la USGS ha abierto
la veda al anunciar que: «Conocer dónde están estos recursos y cuántos existen es
crucial para asegurar tanto nuestra independencia energética como el dominio [geopolítico]
de la energía». © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.