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domingo, 2 de septiembre de 2018

Hacia una “Tierra Estufa”


Ya no es solo el invernadero. Ahora es la distopía de la “Tierra Estufa”. Es el año 2300. Fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes que aplastan edificios, las sequías extremas que duran años y los incendios forestales son tan comunes que ya no son noticia. Los últimos grupos de humanos que quedaron cerca del ardiente ecuador hicieron las maletas y se movieron hacia unos polos densamente poblados.
En un artículo publicado el pasado mes de agosto en la prestigiosa revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores han trabajado con dos modelos o escenarios: “Tierra Estufa” y “Tierra Estabilizada”. La distópica “Tierra Estufa", en la que las temperaturas globales serán 4 a 5 grados centígrados más altas que las temperaturas preindustriales y los niveles del mar serán de 10 a 60 metros más altos que hoy, es difícil de imaginar, pero fácil de alcanzar, sostienen los  científicos.
En el artículo, un grupo internacional de científicos investigan el riesgo de que las retroalimentaciones autorreforzadas empujen al sistema terrestre hacia un umbral planetario que, si se traspasa, podría evitar la estabilización del clima a temperaturas intermedias y causar un calentamiento incluso aunque se reduzcan las emisiones humanas Cruzar el umbral llevaría a una temperatura promedio global mucho más alta que cualquier interglaciar en los últimos 1,2 millones de años y a niveles del mar significativamente más altos que en cualquier momento en el Holoceno.
Los científicos examinan la evidencia de que tal umbral podría existir y dónde podría situarse. Si se cruza ese umbral, la trayectoria resultante probablemente cause serias interrupciones en los ecosistemas, la sociedad y las economías. Alejar a la Tierra del umbral que conduce a la Tierra Estufa y estabilizarla en un estado interglaciar habitable (escenario Tierra Estabilizada), exige una acción humana colectiva, que implica la administración de todo el Sistema Tierra -biosfera, clima y sociedades- y que debería incluir, al menos, la descarbonización de la economía global, la mejora de los sumideros de carbono de la biosfera, los cambios de comportamiento, las innovaciones tecnológicas, nuevos acuerdos para la gobernanza global y la transformación de los actuales valores sociales basados en el mercado..
¿Suena familiar? El tope de dos grados centígrados es clave en el Acuerdo de París , el hito de 2016 firmado por 179 países para combatir el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de carbono. En ese acuerdo, los países acordaron trabajar para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los dos grados (idealmente, por debajo de 1,5 grados), en relación con los niveles preindustriales de este siglo. La clave del artículo, según uno de sus coautores, Johan Rockström, director del Stockholm Resilience Centre y profesor de Sistemas de Agua y Sostenibilidad Global en la Universidad de Estocolmo, es que ofrece un apoyo científico muy fuerte a que debemos evitar acercarnos demasiado o incluso alcanzar un calentamiento de dos grados centígrados.
Figura 1. Ciclos de periodos glaciares e interglaciares representados por el CO2 atmosférico, medido a partir de muestras de núcleos de hielo que se remontan a 800.000 años. Fuente.
Durante el último millón de años, la Tierra ha entrado y salido de una edad de hielo de forma natural cada 100.000 años más o menos (Figura 1). El planeta dejó la última edad de hielo hace unos 12.000 años y actualmente se encuentra en un ciclo interglaciar, el Holoceno. En esos ciclos, la Tierra tiene sistemas naturales que ayudan a mantenerla fresca, incluso durante los períodos interglaciares más cálidos. Pero muchos científicos argumentan que debido al inmenso impacto humano sobre el clima y el medio ambiente, la edad geológica actual debería llamarse Antropoceno (de origen antropogénico, que significa originarse en la actividad humana). Debido a ello, las temperaturas actuales son casi tan altas como la temperatura histórica máxima registrada durante un ciclo interglaciar.
La trayectoria del Sistema Tierra a través del Cuaternario tardío, particularmente en el Holoceno, proporciona el contexto para explorar los cambios impulsados en el Antropoceno. La Figura 2 muestra una representación simplificada de la compleja dinámica del Sistema Tierra, donde el sistema climático físico está sujeto a los efectos de cambios lentos en la órbita y la inclinación de la Tierra. En la Figura 3 , un modelo de Tierra Estabilizada, la posición actual del Sistema Tierra está representada por el globo al final de la flecha sólida en el valle del Antropoceno que se está profundizando.

Figura 2. Ilustración esquemática de posibles caminos futuros del clima en el contexto de los típicos ciclos glaciares-interglaciares (abajo a la izquierda). El estado interglaciar del Sistema Tierra se encuentra en la parte superior del ciclo glaciar-interglaciar, mientras que el estado glaciar está en la parte inferior. El nivel del mar sigue el cambio de temperatura de forma relativamente lenta a través de la expansión térmica y el derretimiento de los glaciares y las capas de hielo. La línea horizontal en el medio de la figura representa el nivel de temperatura preindustrial, y la posición actual del Sistema Tierra es la pequeña esfera en la línea roja cerca de la divergencia entre las rutas Tierra Estabilizada y Tierra Estufa. También muestra el umbral planetario propuesto a unos 2 °C por encima del nivel preindustrial. Las letras a lo largo de las rutas de Tierra Estabilizada-Tierra Estufa representan cuatro períodos de tiempo en el pasado reciente de la Tierra que pueden dar una idea de las posiciones a lo largo de estas vías: A, mitad del Holoceno; B, Eemiense (interglaciar Riss-Würm); C, mitad Plioceno; y D, mediados del Mioceno. Traducida a partir del artículo de referencia.

Durante el Cuaternario tardío (últimos 1,2 millones de años), el Sistema Tierra ha permanecido limitado entre extremos glaciares e interglaciares. No todos los ciclos glaciares-interglaciares del último millón de años siguen exactamente la misma trayectoria, pero los ciclos siguen la misma ruta general (un término que se usa para referirse a un conjunto de trayectorias muy similares). Los estados glaciares e interglaciares completos y las oscilaciones de 100.000 años entre ellos durante el Cuaternario tardío constituyen ciclos límite. Este ciclo límite se muestra de forma esquemática en la Figura 2 (en azul, abajo a la izquierda), usando la temperatura y el nivel del mar como ejes. El Holoceno está representado por la parte superior del ciclo del ciclo límite cerca de la etiqueta A.

Figura 3. Modelo de estabilidad que muestra el camino del Sistema Tierra fuera del Holoceno y, por lo tanto, fuera del ciclo límite glaciar-interglaciar hasta su posición actual en el Antropoceno más caliente. La horquilla en el camino de la Fig. 1 se muestra aquí como las dos vías divergentes del Sistema Tierra en el futuro (flechas interrumpidas). Actualmente, impulsado por las emisiones humanas de gases de efecto Estufa y la degradación de la biosfera, el Sistema Tierra se encuentra en el camino hacia la Tierra Estufa [umbral planetario a  unos 2 °C (línea horizontal discontinua a 2 °C en la Fig. 1)], más allá del cual el Sistema sigue una vía esencialmente irreversible impulsada por retroalimentaciones biogeofísicas intrínsecas. La otra vía conduce a la Tierra Estabilizada, mediante una gestión del Sistema Tierra guiada por retroalimentaciones creadas por el ser humano hacia un valle de atracción casi estable, mantenido por el hombre. La "estabilidad" (eje vertical) se define aquí como el inverso de la energía potencial del sistema. Los sistemas en un estado altamente estable (valle profundo) tienen poca energía potencial, y se requiere una energía considerable para sacarlos de este estado estable. Los sistemas en un estado inestable (en lo alto de una colina) tienen un alto potencial de energía, y solo requieren un poco de energía adicional para empujarlos fuera de la colina y hacia un valle con menor energía potencial. Traducida a partir del artículo de referencia. Etiquetas no traducidas: Planetary threshold: umbral planetario. Biosphere degradation: Degradación de la biosfera. Human emissions: Emisiones humanas. Earth System stewardship: Administración  o gestión del Sistema Tierra.
Si las emisiones de carbono continúan sin disminuir, el planeta podría abandonar el ciclo glaciar-interglaciar para ser empujado hasta una nueva era: la Tierra Estufa. Hoy emitimos 40.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año tan solo por la quema de combustibles fósiles. Aproximadamente la mitad de esas emisiones son absorbidas y almacenadas por los océanos, los árboles y el suelo. Sin embargo, cada vez son más claras las señales de alarma que indican que estamos empujando al sistema demasiado lejos, talando demasiados árboles, degradando demasiado suelo, extrayendo demasiada agua dulce y bombeando demasiado dióxido de carbono a la atmósfera. Por eso, los científicos temen que si alcanzamos un cierto umbral de temperatura, algunos de estos procesos naturales se revertirán y el planeta se convertirá en un “autocalefactor”.
Según el artículo, el primer gran objetivo debería ser detener completamente las emisiones de carbono para 2050. Pero aún así, no será suficiente. Para mantenerse alejado del punto de inflexión, el mundo entero necesita embarcarse en un gran proyecto de sostenibilidad en todos los sectores. Eso podría ser un desafío, ya que los países de todo el mundo, lejos de cooperar en unas políticas sin fronteras, se vuelven cada vez más nacionalistas. En lugar de centrarse en medidas nacionales cortoplacistas, el mundo debería trabajar colectivamente para reducir las emisiones de carbono, creando, por ejemplo, fondos de inversión que puedan ayudar a las naciones más pobres que no tienen tanta capacidad para reducir las emisiones como lo hacen los países más ricos.
Este nuevo artículo es un artículo de opinión que no incluye nuevas investigaciones, sino que se basa en la literatura existente, pero los autores, en mi opinión, presentan un caso creíble de que, si no se emprenden esfuerzos potentes a corto plazo para reducir las emisiones de carbono, nos enfrentaríamos a un cambio climático verdaderamente peligroso e irreversible en cuestión de décadas. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.