Grupo de pingüinos adelia en un iceberg de la Antártida. Foto. |
El pingüino adelia (Pygoscelis
adeliae) es sensible a los cambios climáticos y ambientales. Los estudios
paleoecológicos sobre estos pingüinos y su respuesta al cambio climático
inducido en la Antártida generalmente abordan los cambios en escalas de tiempo
prolongadas. Sin embargo, en la península Long, Antártida Oriental, se han
encontrado centenares de cadáveres de pingüinos adelia momificados y fases de
deposición rápida de sedimentos de hace tan solo 750 y 200 años, lo que indica
dos acontecimientos de mortalidad masiva. Ambos acontecimientos parecen haber
sido causados por la fuerte precipitación regional, lo que llevó al abandono de
numerosas subcolonias de estas aves.
En primer plano centenares de pingüinos adelia momificados en la península Long. Foto: Yuesong Gao/Institute of Polar Environment. |
Los cuerpos de cientos de pingüinos momificados en la Antártida no son
un signo de una epidemia que azotara el helado continente, ni tampoco los
restos de una masacre realizada por un hipotético depredador
voraz. Según
un estudio publicado la última semana de agosto en la revista Journal of Geophysical Research, estos
pingüinos, que se momificaron gracias al ambiente frío y seco de la Antártida,
probablemente murieron justo por lo contrario: por dos acontecimientos
extremadamente lluviosos y nevados que ocurrieron en los últimos mil años.
Aunque en la Antártida es relativamente común encontrar restos de
cadáveres de pingüinos adelia, incluidas plumas y huesos, en 2016 un equipo
del Instituto de Medio Ambiente Polar de la Universidad de Ciencia y Tecnología
de China se topó con algo desconocido: los restos de cientos de momias
preservadas y deshidratadas, muchas de ellas de polluelos, en la península Long
de la Antártida Oriental. El número de cadáveres oscilaba entre diez y quince
por metro cuadrado. De acuerdo con el estudio, es bastante probable que el calentamiento global del clima causara
una mayor precipitación, lo que llevó a la masacre de las aves en sus propios
nidos.
Polluelo momificado. Foto: Yuesong Gao/Institute of Polar Environment. |
La datación por radiocarbono reveló que las aves murieron
gradualmente a lo largo de décadas, y eso sucedió en dos períodos diferentes, hace
unos 750 y 200 años, respectivamente. Después de estudiar los sedimentos
depositados alrededor de las momias, que incluían excrementos, plumón y
materiales de anidación, los investigadores concluyeron que unos "eventos
climáticos extremos" que abarcaron varias décadas llevaron a la muerte de
estos pingüinos.
Además, los investigadores descubrieron evidencias que indican que las
inundaciones causadas por la fuerte precipitación habían arrastrado a los
cuerpos de los pingüinos, así como a los sedimentos circundantes, ladera abajo.
Los pingüinos sobrevivientes abandonaron más tarde el área de anidación, como
lo demuestra la pequeña cantidad de sedimentos orgánicos que se depositó
después de esas mortandades masivas.
Pingüino adelia. Foto. |
Los pingüinos adelia son nativos de la Antártida, donde actualmente
tienen alrededor de 250 sitios de cría. La Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (IUCN) considera a estas aves como una especie de
"menor preocupación", lo que significa que actualmente no están
amenazadas o en peligro, pero los fenómenos meteorológicos extremos podrían
ponerlas en peligro, según los autores del artículo. Además de los informes
históricos, la evidencia actual muestra que el aumento de la lluvia y la nieve
puede ser letal para los polluelos. Por ejemplo, durante la
temporada de reproducción 2013-2014, el 100% de los polluelos de unos 34.000
pingüinos reproductores murieron durante tres oleadas de lluvia incesante y
nevadas continuas, puede leerse en el estudio.
Los polluelos tienen serios problemas para sobrevivir a la lluvia y la nieve
extremas porque los jóvenes todavía no han desarrollado el plumaje impermeable,
lo que significa que pueden morir de hipotermia después de mojarse y pasar frío.
Además, las nevadas masivas pueden dificultar que los adultos reproductores ni encuentren
guijarros para sus nidos, ni lugares despejados de nieve para desovar. La nieve
puede ser peligrosa para incubar a los polluelos que aún no han eclosionado,
porque su derretimiento puede anegar los huevos y hacer que los pollos tengan
menos peso al nacer.
Aprender cómo les fue a los pingüinos durante los acontecimientos
climáticos extremos puede ayudarnos a predecir lo que podría sucederles a estas
aves en el futuro. Y estos acontecimientos no son motivo de optimismo. En
general, la tendencia actual del calentamiento global continuará o incluso
empeorará. A medida que el cambio climático causado por el hombre calienta el
planeta, la Antártida verá más lluvia y más nieve, lo que probablemente aumentará
las probabilidades de muertes masivas entre las poblaciones de pingüinos.
Evitar estas muertes masivas de pingüinos, es un dato más para saber
que la humanidad necesita hacer más para desacelerar la actual tendencia de
calentamiento global. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.