Campsis radicans |
Cuando de niño iba andando a la escuela,
pasaba por delante de un hotelito de cuya verja colgaban unas impresionantes
flores rojas con forma de trompeta. Las flores eran perfectas para encajarlas
en los dedos como caperuzas, para después jugar con ellos como si fueran
chacolines, los títeres de guante que de vez en cuando representaban en mi
barrio una modestísima compañía de titiriteros. Chacolín era el títere
protagonista, que lucía una caperuza roja que me fascinaba.
Cuando ya cuarentón tuve una casa con jardín,
la primera planta que adquirí y coloqué en un rincón del jardín, adosada a una
celosía de alambre por la que pudiera trepar, fue la trompetera de mi infancia.
Para entonces ya sabía muchas más cosas de ella, algunas deslumbrantes. Se las
cuento.
Catalpa bignoniodes |
Mi planta era la enredadera de trompeta (Campsis radicans), que también recibe
los nombre de jazmín de Virginia (por su origen americano) y bignonia roja;
este último le viene dado por la familia a la que pertenece, las bignoniáceas,
en la que se incluyen muchas plantas ornamentales, entre otras los catalpas (Catalpa bignoniodes), esos árboles de
grandes hojas, hermosas flores blancas y frutos con forma de longaniza leñosa,
que tanto se plantan en las calles de todo el mundo gracias su capacidad de
tolerar la contaminación. De los catalpas me ocupé en una entrada anterior.
Disección de la flor de C. radicans. Foto |
Las bignoniáceas son una familia muy
diversificada, pues contiene más de cien géneros y algo más de seiscientas especies,
la mayoría de ellas distribuidas por los trópicos y subtrópicos americanos. Con
su volumen impresionante y esas imponentes flores rojas tubulares, cualquiera
podría pensar que la enredadera de trompeta era una vid tropical. Y eso creía
yo hasta que en una de mis primeras campañas botánicas en el este de
Norteamérica allá por los años noventa, me la encontré trepando por los álamos,
los chopos y los olmos de las vegas aluviales del Misisipí. Y es que, aunque
las bignoniáceas tengan una distribución fundamentalmente tropical, hay un
puñado de representantes en la zona templada, y la enredadera de trompeta, como
los catalpas, es una de las más populares.
Como muchos de ustedes probablemente saben,
la enredadera de trompeta puede alcanzar crecimientos masivos. En el jardín,
esto puede terminar a menudo en estructuras (como mi celosía) que se derrumban por
su peso y por su velocidad de crecimiento. Como la planta está adaptada a
resistir las riadas, aguanta bien la poda, así que hay que ir recortando sus ramas
volubles año tras año.
Una de las muchas razones por las que esta
planta crece tan bien donde es nativa y donde no lo es, es que recluta guardaespaldas.
Esto es fácil de ver en cualquier jardín, ya que frecuentemente las ramas y
especialmente las flores están llenas de hormigas. Las enredaderas de trompeta
intercambian alimentos por protección a través de órganos especializados
llamados nectarios extraflorales (1). Estas estructuras secretan un néctar azucarado
que le encanta a las hormigas. Cuando una hormiga obrera encuentra una de estas
trepadoras, avisa a sus compañeras y enseguida llegan más hormigas obreras.
Las enredaderas de trompeta producen
nectarios extraflorales en cuatro lugares: peciolos de las hojas, cáliz, corola
y fruto. Lo que eso significa es que todos los órganos importantes están
cubiertos de hormigas que atacan ferozmente a cualquier cosa que pueda amenazar
su suministro azucarado de alimentos. Con sus estructuras fotosintéticas y
reproductivas protegidas, las enredaderas de trompeta se dedican a crecer y
crecer sin mayores problemas.
En el centro de la flor aparecen dos estambres amarillentos y el estigma bilobulado blanquecino. |
La reproducción es otro aspecto fascinante de
la biología de Campsis radicata. Un vistazo
cercano a la anatomía floral, además de sus cinco estambres, nos mostrará un
largo estilo central en cuyo extremo destaca un estigma bilobulado.
Sorprendentemente, este estigma tiene la capacidad de abrirse y cerrarse a
medida que los polinizadores, atraídos por los nectarios intraflorales, visitan
las flores. El movimiento estigmático ha atraído un poco de atención por parte
de algunos investigadores, gracias a los cuales sabemos cuál es su función.
Todas las evidencias sugieren que la apertura
y el cierre del estigma bilobulado es una forma de aumentar las posibilidades
de polinización. Tocarlo no basta para activar el movimiento. Curiosamente, cuando
los investigadores depositaban polen sobre el estigma, este comenzaba a
cerrarse. Lo que es más, esta acción ocurre en un lapso de 15 a 60 segundos. Parece
haber un factor que determina si el estigma permanece cerrado o se vuelve a
abrir después de tres horas más o menos.
Campsis radicans: Arriba, el estigma abierto. Abajo, estigma cerrado. Foto. |
Resulta que ese factor depende de la cantidad
de polen que se deposita. Únicamente cuando había al menos 350 granos de polen
en el estilo, el estigma se cerraba definitivamente (2). Los investigadores consideran
que este es un mecanismo mediante el cual la planta se asegura una buena
producción de semillas. Si caen muy pocos granos de polen en el estigma, la
planta corre el peligro de que no se fertilicen todos sus óvulos. Al cerrarse
permanentemente después de que haya suficientes granos de polen, la planta
puede evitar que los granos sean barridos del estigma por cualquier causa, garantizando
así que los granos de polen puedan germinar y fertilizar a los óvulos.
Es interesante observar que las flores permanecen
en la planta después de que hayan sido fertilizadas. Esto probablemente sirva
para mantener una gran exhibición floral que continúe atrayendo visualmente a
los polinizadores hasta que la mayoría de las flores hayan sido polinizadas.
Hablando de polinizadores, que la enredadera de trompeta es polinizada
principalmente por colibríes de garganta roja (Archilochus colubris), la única especie de colibrí que anida
regularmente al este del río Misisipi en América del Norte. Aunque algunos
insectos como las abejas domésticas (Apis
mellifera) y los abejorros (Bombus ssp.)
visitan con frecuencia estas flores llevándose polen en el proceso (lo que
explica la formación de frutos en mi jardín, en el cual, desgraciadamente, no había
colibríes), los colibríes, en promedio, traen y depositan diez veces más polen
que cualquier otro visitante (3). Y, teniendo en cuenta el mencionado umbral de
polen la enredadera trompeta parece haber desarrollado un síndrome de
polinización con estas pequeñas y preciosas aves. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
Bibliografía citada
(1) Elias, T. E. y Gelband, H. 1976. Morphology and anatomy of
floral and extrafloral nectaries in Campsis
(Bignoniaceae). American Journal of
Botany, 63: 1349-1353.
(2) Yang,
Shu-Xiang et al. 2004. A mechanism facilitates pollination due to stigma behavior
in Campsis radicans (Bignoniaceae). Acta Botanica Sinica, 46 (9): 1071-1074.
(3)
Bertin R I. 1982. Floral biology, hummingbird pollination and fruit production
of trumpet creeper. American Journal of
Botany, 69: 122-134.