Cryptocorine ciliata. Foto. |
Cryptocoryne (trompeta
de agua) es un género de plantas acuáticas o semiacuáticas perteneciente a la
familia Araceae. El género se distribuye de forma natural por todo el sudeste
asiático, pero llevadas de la mano del
hombre, las trompetas de agua se han extendido por todo el mundo gracias a la
acuariofilia, hasta llegar a convertirse en un hobby exclusivo y en un
lucrativo negocio similar al de los cultivadores de orquídeas.
Los centenares de visitantes que visitan una
mañana de agosto el Oceanográfico de Valencia, vienen a lo que vienen: a ver
anémonas, pulpos, peces, delfines, orcas y grandes mamíferos marinos. Yo
también he acudido a lo mismo, pero la afición me lleva inevitablemente a
observar las plantas. En un gran estanque de agua dulce, rodeada de preciosos
peces de colores, me encuentro con una floración que no había visto nunca, la
de una pequeña trompeta de agua, a la que algunos prefieren llamar “mazorca de
agua” por la curiosa forma de su inflorescencia. A quienes se hayan molestado
un par de entradas anteriores de este blog (1, 2), las inflorescencias no le
parecerán tan extrañas.
Cryptocoryne es un
género que actualmente consta de alrededor de 60 a 65 especies, todas ellas
nativas de las regiones tropicales de Asia y Nueva Guinea. A medida que se
investiga, cada pocos años se agregan al menos una o dos nuevas especies y, sin
lugar a dudas, hay más especies esperando ser descubiertas. Todas las trompetas
de agua se consideran acuáticas en mayor o menor grado, aunque, ecológicamente
hablando, las especies se dividen en cuatro grandes categorías según los tipos
de hábitats que prefieren.
Izquierda: esquema de las partes externas de una inflorescencia tipo de Cryptocoryne (a, limbo; b, collar; c, garganta; d, tubo; e, olla o tetera. Derecha: sección longitudinal de una inflorescencia tipo: Las flores de estas plantas son muy características y recuerdan a una trompeta, de ahí su nombre común. Las flores masculinas y femeninas se agrupan alrededor de un espádice carnoso, las flores masculinas arriba y las femeninas abajo. Esta inflorescencia está envuelta por una bráctea enrollada en forma de tubo, la espata. La parte externa de la inflorescencia se divide en varias partes; limbo, collar, garganta y tetera. En el interior de la tetera hay una válvula que regula la entrada a la cámara donde están las flores, cuando las flores femeninas están listas, esta válvula se abre, dejando entrar a los polinizadores. Al entrar estos, se cierra, y no se vuelve a abrir hasta que las flores femeninas han sido fertilizadas, justo en ese momento las flores masculinas comiezan a producir polen, y el insecto que deambula por el interior de la cámara buscando la salida, queda impregnado de polen y listo para ir a otra flor. Fuente. |
Las trompetas más conocidas crecen a lo largo
de las orillas de ríos y arroyos de aguas lentas y permanecen sumergidas una
gran parte de su vida. Otras crecen en hábitats inundados estacionalmente y
experimentan una estación seca pronunciada. Estas especies generalmente
permanecen latentes hasta que vuelven las aguas de la inundación. Algunas de
ellas crecen en ciénagas boscosas, a menudo en turberas ácidas. Finalmente,
algunas de ellas se han adaptado para vivir en zonas de mareas donde se mezclan
aguas dulces y salobres.
Como todas las plantas acuáticas, las trompetas
se enfrentan a muchos desafíos. Uno de los mayores es la reproducción. A pesar
de su hábito acuático, no florecen bajo el agua. Si crecen sumergidas, la
mayoría de las especies se reproducen vegetativamente gracias a un rizoma
rastrero. De esa forma, forman frecuentemente grandes colonias clónicas tanto
en la naturaleza como en los acuarios, un hecho que ha convertido a algunas trompetas
en invasoras agresivas en lugares como los Everglades de Florida.
C. wendtii es una de las especies más comune en el comercio de acuarios. Foto. |
Sin embargo, cuando los ciclos hidrológicos son los adecuados, las trompetas florecen y, cuando lo hacen, es algo verdaderamente digno de contemplar. Como es típico en las aráceas, producen una inflorescencia compuesta por una lámina plegada en forma de trompeta, la espata, que rodea una especie de maza, la espádice, en la que, helicoidalmente dispuestas, se agrupan decenas de flores masculinas y femeninas. La espata, una vaina llamativa, es la clave para una floración eficaz de las diversas especies de Cryptocoryne.
Si la espata se abriera bajo el agua, la
inflorescencia se pudriría rápidamente. En cambio, la mayoría de las trompetas
parecen tener una extraña habilidad para detectar los niveles de agua. En
etapas tempranas de desarrollo, la espata encierra completamente al espádice dentro
de una envoltura hermética. La espata tubular continúa creciendo hacia arriba
hasta que la parte superior emerge por la superficie. Por lo tanto, la longitud
total de la inflorescencia de una trompeta es muy variable dependiendo del
nivel de agua de su hábitat. Las trompetas que viven en zonas de mareas llevan
esta habilidad un poco más allá. De algún modo, son capaces de sincronizar sus episodios
de floración con el flujo y reflujo de las mareas, y únicamente producen flores
durante los períodos mensuales en los que las mareas están en su punto más
bajo.
C. lingua. Foto. |
Con el extremo de la inflorescencia emergiendo
sobre el agua, la espata acabará finalmente por abrirse revelando su anatomía y
su coloración sorprendentemente complejas. Es una pena que la mayoría de los aficionados
a la acuariofilia nunca lleguen personalmente a contemplar ese esplendor
floral. La espata de muchas especies de Cryptocoryne
emite un olor débil pero desagradable. Además, algunas especies adornan la espata
con flecos que, junto con la coloración, mejora las posibilidades de visitas de
los polinizadores.
No hay muchos estudios sobre los
polinizadores de las trompetas de agua, aunque, se piensa que las moscas
pequeñas realizan la mayor parte del trabajo. Atraídas por la promesa de una
comida podrida en la que pueden alimentarse y poner sus huevos, las moscas
quedan atrapadas dentro del tubo largo de la espata. Al igual que ocurre con las
trampas foliares de las jarras (género Nepenthes),
las paredes internas de la espata están recubiertas en una sustancia cérea resbaladiza
que evita que los insectos se fuguen antes de hacer su trabajo.
En general, las flores femeninas maduran
primero. Si el insecto que están en el interior ha visitado una trompeta de la
misma especie el día antes, es probable que transporte polen y, por lo tanto, que
lo deposite en los estigmas de la trompeta en la que se encuentra encerrado.
Después de que las flores femeninas hayan sido fecundadas, maduran las flores masculinas.
Los insectos que están en el interior resultan espolvoreados con el polen
nuevo, las paredes de la espata se secan, perdiendo sus propiedades
resbaladizas, y los insectos son liberados para que pueda repetir el proceso.
El fruto de Cryptocorine es un sincarpo. Fruto |
Una especie, Cryptocoryne ciliata, lleva la producción de semillas a un nivel
completamente diferente porque produce semillas vivíparas. Antes de que el sincarpo
se abra, las semillas germinan en la planta madre. De esta forma, las plántulas
pequeñas se forman directamente con raíces y hojas en lugar de surgir de semillas.
Las plántulas tienen una superficie mucho mayor que las semillas y se quedan atrapadas
fácilmente en el barro y en otras plantas acuáticas. De esta forma, los
descendientes de C. ciliata tienen ventajas
en el proceso de establecimiento. Por eso, no es de extrañar que C. ciliata tenga una de las
distribuciones más amplias que cualquier otra especie de trompetas.
El nombre genérico Cryptocorine proviene del latín Kryptos (oculto) y Koryne (mazorca), y hace referencia a su espádice oculto por la espata, que es una bráctea que lo envuelve. En la foto C. cordata, de Borneo. Foto. |
Sin embargo, el estudio adecuado del género se
complica por el hecho de que muchas especies son muy plásticas. Deben serlo
para sobrevivir a los rigores del entorno acuático. La verdadera identificación
de especies solo se puede hacer cuando florecen y algunas poblaciones parecen
preferir la reproducción vegetativa a la sexual la mayoría de las veces.
Desgraciadamente, la limitada distribución
geográfica y los requisitos específicos de hábitat de las especies de trompetas
constituyen un motivo de preocupación. Muchas se vuelven cada vez más raras a
medida que se expanden los asentamientos humanos y se destruyen sus valiosos
hábitats. Creo que es seguro decir que Cryptocoryne
merece mucha más atención de la que recibe actualmente. Son sin duda
componentes importantes de la ecología de sus hábitats nativos y haríamos bien
en entenderlos un poco mejor. Con un poco más de atención de los jardines
botánicos y otras organizaciones de conservación, tal vez el futuro de muchas trompetas
no tenga que ser tan sombrío. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
Bibliografía recomendada
Bow, D. 2013. Aroids: Plants of the Arum Family
(Segunda edición). Timber Press.