Decenas de ejemplares de Wolffia arrhiza, adheridas en los dedos de la mano. Foto. |
Miren las fotos de las dos plantas que acompañan este
breve artículo. Ambas son plantas con flores o angiospermas. Unas de ellas, las
pequeñas plantas flotantes del género Wolffia,
conocidas como lentejas de agua, son las plantas con flores más pequeñas del
mundo (1). La otra es Eucalyptus regnans,
la angiosperma más alta conocida. Ambas son muy diferentes, pero, en el fondo,
comparten función y estructura. Ambas realizan la fotosíntesis y ambas están
hechas de uno de los compuestos más maravillosos de la Tierra: la celulosa.
¿Alguna vez ha pensado en qué están hechas
las plantas? Despoje de todo el esplendor y la gloria a las diferentes especies
de plantas de este planeta (solamente las plantas con flores son más de 250.000
especies) y mire de cerca cómo crecen las plantas y cómo producen más plantas.
Es un mundo fascinante en el que todo tiene que ver con la fotosíntesis. Pasar
de los fotones emitidos por nuestra estrella más cercana a una planta
completamente desarrollada es todo un viaje y, al final de ese viaje, es posible
que le sorprenda saber de qué están hechas las plantas.
Todo comienza con los fotones, las partículas
mínimas de energía luminosa (o de otra energía electromagnética) que se producen,
se transmiten y se absorben. Al salir del sol, viajan por el universo. Algunos
chocan con la Tierra y llegan a su superficie. Las plantas colocan sus hojas
para absorber estos fotones. La energía de los fotones se usa para dividir
moléculas de agua dentro de los cloroplastos. En el proceso de dividir el agua,
el oxígeno se libera como subproducto (¡gracias plantas!). La división del agua
también libera electrones e iones de hidrógeno.
Estos electrones e iones de hidrógeno se
utilizan para generar energía en forma de adenosin trifosfato (ATP). Junto con
algunos electrones, el ATP se usa en otro ciclo conocido como el ciclo de
Calvin. El objetivo del ciclo de Calvin es tomar CO2 y utilizar la
energía creada previamente para transformar (mediante reducción química) las
moléculas de carbono en cadenas de moléculas orgánicas. La mayor parte del
carbono en una planta proviene de la absorción de CO2 (¡gracias
plantas!). A través de una serie de pasos (le ahorraré los detalles) las
plantas unen los átomos de carbono en largas cadenas. Algunas de estas cadenas
forman glucosa y parte de esa glucosa se une para formar celulosa.
La celulosa es el principal componente
estructural de las células vegetales. Desde las plantas más pequeñas del mundo
hasta los eucaliptos y las secuoyas más grandes y más altas (por cierto: son
algunos de los organismos más grandes que hayan existido en este planeta),
todas están construidas con celulosa que, en el caso de las plantas leñosas se refuerza con lignina, un polímero orgánico más complejo, pero también formado por carbono, hidrógeno y oxígeno.
Pues ya ve, en esencia, toda la vida vegetal
que le rodea está literalmente construida desde cero por el carbono que se
origina del CO2. Bastante increíble, ¿no está de acuerdo? © Manuel
Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
(1) Wolffia es un género que incluye las plantas con flores más pequeñas de la Tierra. Son plantas acuáticas y parecen lentejas verdes flotando en el agua. Son de libre flotación, de color verde o amarillo-verdoso, y sin raíces. La flor se produce en una depresión en la parte superior del cuerpo de la planta. Tiene un estambre y un pistilo. Es capaz de reproducirse muy rápidamente en incluso de clonarse. Las plantas a menudo flotan juntas en parejas o forman esteras flotantes con plantas tales como las especies de Lemna y Spirodela. También llamadas lentejas de agua, crecen en aguas estancadas, dando la apariencia de espuma verde flotante. Wolffia no alcanza los 2 microgramos de peso y tiene menos de 1 milímetro de longitud, por lo que para distinguirla hay que acercarse mucho a ella.
(2) Eucalyptus regnans, fresno de montaña australiano, gomero gigante o eucalipto regnans, es una especie de Eucalyptus nativa del sudeste de Australia, Tasmania y Victoria. Conocida por alcanzar alturas imbatibles de 99 m, es considerada como la más alta de las angiospermas. Con todo, su talla es superada por algunas gimnospermas como Sequoia sempervirens, que alcanza los 115.