sábado, 25 de agosto de 2018

La semilla más grande del mundo

Semilla de Lodoicea maldivica. Foto

Si se le pregunta a la mayoría de la gente cuál es la semilla más grande que conoce, probablemente digan que es el coco, del que me ocupé hace ahora un año. Se equivocan. Un coco de gran tamaño puede llegar a medir entre 20 y 30 cm y, como mucho, viene pesar algo más de dos kilos y medio. No está mal, pero no deja de ser una minucia comparada con la semilla del coco de mar o doble coco (Lodoicea maldivica), endémico de las islas de Praslin y Curieuse en las Seychelles.
Lodoicea es un género monotípico de la misma familia que el cocotero. Aunque hoy L. maldivica sea endémica de las dos islas anteriormente citadas, antaño también crecía en los pequeños islotes de St. Pierre, Chauve-Souris e Ile Ronde, situados cerca de Praslin, pero se extinguió durante mucho tiempo hasta que se reintrodujo hace poco. El nombre del género, Lodoicea, se deriva de Lodoicus, la forma latinizada de Louis , en honor del rey Luis XV de Francia. El epíteto maldivica no puede ser más claro: de Maldivas. Y si la planta es endémica de Seychelles, ¿por qué se relaciona su nombre con otras islas? La historia es curiosa y merece dedicarle un párrafo.
Copa de L. maldivica. Foto.
El nombre científico se le puso antes del siglo XVIII, cuando las Seychelles estaban deshabitadas, mientras que las Maldivas eran bien conocidas por los marinos. En ese tiempo, los cocos de mar que terminaban en el océano eran arrastrados hacia el este por las corrientes marinas. De hecho, hasta que Dufresne descubrió el verdadera origen de la nuez en 1768, muchos creían que crecía en un árbol mítico en el fondo del mar. Las nueces solo pueden flotar después del proceso de germinación, cuando están huecas. De esta manera, muchas se desplazaron a las Maldivas, donde fueron recogidas en las playas y valoradas comercialmente como un elemento medicinal y afrodisiaco relacionado con la forma de los cotiledones [1]. A esa forma alude otro los nombres botánicos arcaicos de la planta, Lodoicea callipyge, en el que callipyge proviene de palabras griegas que significan 'bellas nalgas'. Vean la Foto 1 y sabrán porqué.
L. maldivica generalmente crece a 25-34 m de altura. El ejemplar más alto registrado, medía 56,7 m [2]. Las hojas en forma de abanico, miden de 7-10 m de largo y 4,5 m de ancho con un pecíolo de 4 m en la plantas maduras (Foto 2). Sin embargo, las juveniles producen pecíolos mucho más largos: hasta 10 metros. Es dioica, lo que quiere decir que hay plantas masculinas y femeninas separadas. Las flores masculinas están dispuestas en una inflorescencia similar a un amento de hasta 1 m de largo, que continúa produciendo polen durante un período de diez años, una de las inflorescencias de vida más larga conocida (Foto 3). La fruta madura, que tiene 40-50 cm de diámetro y pesa entre 20 y 40 kg, presenta un epicarpo liso y un mesocarpo fibroso. En ambos casos, se parece mucho al coco. La fruta requiere de 6 a 7 años para madurar y otros dos años para germinar.
Amento masculino. Las flores abiertas en amarillo. Foto. 
En el interior del fruto hay hasta tres semillas que pueden pesar unos 20 kg. El endospermo bilobulado es grueso, relativamente duro, hueco y homogéneo. El embrión se encuentra en el seno entre los dos lóbulos. Durante la germinación se desarrolla un tubo, que puede llegar a medir hasta cuatro metros, que conecta las hojas aéreas jóvenes con el tejido de reserva del endospermo seminal.
Aunque las características funcionales de Lodoicea sean similares a otros árboles mono-dominantes en los bosques tropicales húmedos, sus características únicas incluyen una enorme semilla, un mecanismo eficaz de canalización de la lluvia y una comunidad diversa de animales estrechamente asociados, como algunas salamanquesas que la polinizan (Foto 5). Estos atributos sugieren una larga historia evolutiva en condiciones relativamente estables [3].
Dos miembros de la comunidad animal ligada al coco de mar. La babosa Vaginula seychellensis y una especie de salamanquesa del género Phelsuma. Foto.
De las seis palmas endémicas monoespecíficas en Seychelles, Lodoicea es el único caso real de gigantismo entre las plantas con flores de ese archipiélago. Posee cinco récords botánicos: la fruta silvestre más grande registrada hasta ahora, con un peso de hasta 42 kg; las semillas maduras son las más pesadas del mundo; la semilla al germinar produce el tubo cotiledonar más largo conocido, de hasta cuatro metros; las flores femeninas son las más grandes de cualquier palmera; finalmente, es la planta más eficiente conocida para recuperar nutrientes de sus hojas caídas.
Para L. maldivica producir las semillas más grandes del mundo puede parecer algo estupendo si es que su interés fuera ingresar en el libro Guinness de los récords, pero ciertamente tiene sus inconvenientes. Sin embargo, como con cualquier cosa en la naturaleza, la selección no permitiría que se transmitan rasgos inútiles. Los costes deben compensarse con una ventaja reproductiva en algún nivel. Un estudio de 2015 [3] analizó cuáles podrían ser estas compensaciones. Lo que encontraron los investigadores es muy interesante.
Como las semillas pesan tanto, uno tiene que preguntarse cómo se busca la vida. Durante mucho tiempo se pensó que, como hace el coco, las semillas de esta palma se debían dispersar por mar. No es posible: simplemente son demasiado densas para flotar. De hecho, la dispersión de las semillas de esta peculiar especie de palma es bastante limitada. Sencillamente caen del árbol y germinan debajo del dosel. Esto puede explicar por qué L. maldivica es endémica de dos pequeñas islas de las Seychelles. Tampoco son únicamente las semillas las que son enormes.
Contra lo que podría pensarse, los hábitats en los que crece son muy bajos en nutrientes. ¿Por qué, entonces, esta palma invierte tanta energía en cultivar estas estructuras gigantescas? Debido a que tienden a germinar y crecer debajo de sus padres, los descendientes de L. maldivica parecen estar en desventaja desde el principio. El estudio de marras sugiere que la respuesta está en esas hojas gigantes.
Cocos de mar. Foto.
Los investigadores encontraron que las áreas directamente debajo de los árboles adultos eran más húmedas y los suelos tenían niveles de nutrientes (especialmente de nitrógeno y fósforo, dos elementos claves para el crecimiento y la salud de cualquier planta) elevados en comparación con el entorno. La estrategia de L. maldivica es modificar su propio hábitat. Esas hojas enormes no sólo aumentan la superficie fotosintética, también actúan como embudos gigantes: la mayor parte del agua que llueve sobre el dosel es recogida por las hojas. De esta forma, todo, desde el agua, los desechos y hasta el exceso de polen que producen masivamente las flores masculinas se canaliza hacia la base de cada árbol. 
Y eso no solo es bueno para el árbol padre, también es una gran ayuda para una descendencia con dispersión limitada. Junto con el considerable endospermo de esas semillas gigantes, de las que se nutre el embrión, todo este agua adicional y el fertilizante foliar significa que las plántulas de L. maldivica llegan al mundo con una clara ventaja sobre muchas otras plantas de las islas. 
Lamentablemente, la sobreexplotación de las semillas ha paralizado la reproducción natural de L. maldivica. Esto, junto con la destrucción del hábitat, pinta una imagen sombría para esta palma de récords. Afortunadamente, se están haciendo muchos esfuerzos de conservación destinados a salvar a L. maldivica. Las Seychelles son ahora Patrimonio de la Humanidad y muchas de las poblaciones silvestres de esta palma se encuentran dentro de sus parques nacionales.


¡Ah! Si alguna vez van a Seychelles, como hacen miles de turistas, encontrarán fácilmente a L. maldivica….. acuñada en las monedas de cinco rupias. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
Bibliografía citada
 [1] Ecott, T. Royal honeymooners' 'erotic' Seychelles souvenir. BBC - From Our Own Correspondent. Consultado el 25 de agosto de 2011.
 [2] Ward, S. 1866. Letter from Swinburne Ward, Esq., to Sir William Hooker, F.R.S. Journal of the Proceedings of the Linnean Society of London. Botany, 9 (36): 259-261. doi.org/10.1111/j.1095-8339.1866.tb01284.x.
 [3] Edwards, P. J., Fleischer‐Dogley, F. y Kaiser‐Bunbury, C. N. 2015. The nutrient economy of Lodoicea maldivica, a monodominant palm producing the world's largest seed. New Phytologist, 206 (3): 990-999.