Representación artística de la Tierra durante el Arqueano. Fuente. |
Descubierta una capa microbiana fósil que
tiene 3.220 millones de años, la evidencia más antigua de vida en la Tierra.
Hace unos 3.220 millones de años, capas
viscosas de microbios recubrían los guijarros en lo que era quizás el lecho de
un río. Según un estudio que acaba de publicarse, esos antiguos recubrimientos
microbianos, preservados durante eones y descubiertos recientemente en
Sudáfrica, pueden ser la evidencia fósil más antigua de la vida en la Tierra. Esta
nueva prueba de vida terrestre es aproximadamente quinientos millones de años
más antigua que el registro previo de restos fosilizados de microbios
encontrados hace décadas en Sudáfrica y Australia, según puede leerse en el estudio
publicado
el pasado 23 de julio en la revista Nature
Geoscience.
Aunque algunas evidencias geológicas que
demuestran actividades microbianas han sugerido que la vida existió en los océanos
hace 3.800 millones de años, las pruebas de los primeros organismos han sido
más raras, posiblemente porque la mayor parte del planeta podría haber estado
bajo el agua hasta hace 3.000 millones de años.
Un estudio publicado en agosto
de 2016 en Nature anunció que los primeros indicios de vida en los 4.500
millones de historia de la Tierra se encontraban en el interior de una roca de
3.700 millones de años de Groenlandia . Un trabajo previo, de 1996,
también afirmó haber encontrado signos de vida en rocas de 3.800 millones de
años de la isla de Akilia, en Groenlandia, aunque esos hallazgos siguen siendo
objeto de acalorados debates. Un artículo
publicado en 2017 puso el listón algo más atrás,
cuando encontró pruebas de actividades microbianas en fuentes hidrotermales
submarinas, a las que se dató hace 3.770 millones de años (Foto 1).
La idea de que hubo vida en la Tierra hace
más de 3.500 millones de años ha existido durante décadas, pero el problema
siempre ha sido la falta de pruebas contundentes, algo que parece haberse
solucionado con las evidencias publicado en el citado artículo del último
número de Nature Geoscience. Los
investigadores, dirigidos por Martin Homann, un sedimentólogo del Instituto
Europeo de Estudios Marinos, descubrieron los microbios fosilizados en un
acantilado rocoso en las montañas Barberton Makhonjwa en el este de Sudáfrica,
que alberga algunas de las características geológicas más antiguas del mundo.
Los fósiles son parte de unas muestras de roca llamado Moodies Group, que
representa una de las costas más antiguas del mundo (Foto 2).
Los microbios están extremadamente bien
conservados cubriendo guijarros, una señal de que los organismos vivían en un
antiguo lecho de río, un ambiente terrestre, en lugar de en una playa de arena.
Las características onduladas de las capas microbianas sugieren que el agua
fluyó en una sola dirección en esta área, una prueba más de que los microbios
vivían a lo largo de un río o, quizás, de un abanico aluvial.
A diferencia de otras pruebas de la vida
terrestre, como las estructuras fosilizadas construidas por bacterias, los
fósiles recién descubiertos son microbios y no estructuras elaboradas por estos.
Los fósiles en capas se formaron cuando una capa de sedimento cubrió una lámina
de microbios, y más tarde otra capa de microbios creció en la parte superior.
Con el tiempo, las capas de microbios y de sedimentos apilados uno sobre el
otro como en un “milhojas” primigenio se preservaron. Debido a que estos son
microbios directamente preservados, los fósiles incluso contienen materia
orgánica, como átomos de carbono y nitrógeno que alguna vez fueron parte de los
organismos.
Un análisis del tipo de átomos de nitrógeno
presente en esos fósiles sugiere que los antiguos microbios prosperaron
consumiendo nitrato, es decir, a un átomo de nitrógeno unido a tres átomos de
oxígeno. Cuando vivieron estos microbios, durante el eón Arqueano (que transcurrió
entre hace 4.000 millones y 2.500 millones de años), la atmósfera de la Tierra
no era tan rica en oxígeno como lo está ahora. Pero un metabolismo basado en
nitrato es el tipo de metabolismo más eficiente desde el punto de vista
energético después de uno basado en oxígeno, que es lo que usamos los seres humanos,
por ejemplo. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.