Cómo si se tratara de un casino de Las Vegas, Wall Street impulsa la
'revolución' del fracking que está
perdiendo miles de millones.
Aclamada como una “revolución energética”, en la última década la
industria petrolífera estadounidense del fracking
ha
gastado un cuarto de billón de dólares más de lo que ha obtenido: una pérdida
de dinero de proporciones épicas.
En septiembre de 2016, la agencia de calificaciones financieras Moody's
publicó
un informe sobre las compañías petroleras de los Estados Unidos, muchas de
las cuales sufrían por la caída masiva de los precios del petróleo. Moody's
descubrió que "el coste financiero de la quiebra petrolera solo podría
describirse como catastrófico", particularmente para las pequeñas empresas
que se endeudaron enormemente para financiar sus explotaciones de fracking cuando los precios del petróleo
estaban altos.
A pesar de que las compañías de fracking
todavía no obtienen ganancias, Wall Street les
continúa prestando mientras que las promociona
como unas buenas inversiones. ¿Por qué lo hace?
David Einhorn, inversor estrella de fondos de cobertura y fundador de
Greenlight Capital, quien a menudo va contra la corriente en el mundo
financiero, ha dicho en una entrevista
en la CNN que la industria del fracking es de risa, porque "una compañía
que quema dinero en efectivo y no lo hace crecer no vale nada".
Pero, ¿no se supone que los inversores únicamente ponen su dinero en
empresas rentables? Así es, en teoría, pero la realidad es bastante diferente cuando
se aplica a inversiones tales como la vivienda (acuérdense de la burbuja de las
hipotecas basura) y al petróleo.
Si la crisis financiera de 2008 reveló algo, es que ni a Wall Street ni
al resto de los bancos les preocupa lo más mínimo que sus inversores acaben
palmando, mientras que la gestión de sus fondos signifique
buenos sueldos y bonus para sus operadores y ejecutivos, que siguen siendo los
mismos que les hicieron comulgar con la basura de la subprime.
Los ejecutivos de Wall Street ganan dinero facilitando transacciones de
manera similar a como lo hace un corredor de apuestas de Las Vegas tomando
apuestas. Como dice el refrán de los casinos, "la banca siempre
gana". Lo que vale para los casinos y las apuestas vale también para para
Wall Street.
Wall Street causó la crisis financiera de 2008, y muchos de sus ejecutores
ganaron millones de años mientras que el mundo se derrumbaba a su alrededor. Mientras
unos pocos ejecutivos se beneficiaron, el país experimento una caída en el
empleo que se cifra
en 8,8 millones de personas, y, según Bloomberg
News, en 2009 los Estados Unidos prestaron, gastaron o garantizaron hasta
12,8 billones de dólares para rescatar la economía.
JP Morgan (junto con gran parte de Wall Street) exigió la inyección de grandes
sumas de dinero en forma
de rescates para sobrevivir a las consecuencias de todas las hipotecas
basura incobrables, lo que provocó la crisis. Pero si alguno piensa que JP
Morgan y compañeros mártires ahora juegan sobre seguro, que se lo quite de la
cabeza. Siguen apostando por las inversiones a pérdidas como la del fracking.
Como se muestra en la figura adjunta, los bancos le están prestando
dinero a la empresa de fracking EOG
Resources, y aunque que todos los grandes jugadores de Wall Street participan
en el juego, JP Morgan hace las apuestas mayores.
Para entender por qué JP Morgan y el resto de estos bancos prestan
dinero a compañías energéticas que continúan perdiéndolo, es importante entender
el concepto "vigorish" o “vig”, que los anglosajones aplican a los
porcentajes fijos que los corredores de apuestas cobran a los apostadores. En
España, son las comisiones. Cuantos más tratos haya, más comisiones cobra el
intermediario. Wall Street gana dinero con sus comisiones de intermediación. Como
ocurre con los casinos y las casas de apuestas, no importa si todos ganan o
pierden, siempre y cuando la casa reciba su parte (la vig) o, como se conoce en el mundo financiero, los honorarios.
Comprender este concepto da una idea de por qué los inversores han
prestado un cuarto de billón de dólares a la industria del fracking, que se los ha gastado sin más trámites. Si ganas las
comisiones correspondientes a un un cuarto de billón de dólares, te embolsas
una pasta en efectivo. Y aunque esas compañías petroleras puedan ir a la
quiebra, Wall Street nunca devuelve sus vigs.
A finales de 2017, Trent Stedman, de la firma de inversión Columbia
Pacific Advisors LLC, explicó
a The Wall Street Journal por qué
los productores de fracking seguirían
perforando incluso cuando estén perdiendo dinero en cada barril producido: «Saben
que es un mal negocio, pero es lo que “la calle” [Wall Street] quiere». Y,
por lo general, “la calle” consigue lo que quiere, incluso cuando está claro
que prestar dinero a compañías de fracking
que han estado perdiendo dinero durante una década y que ya están endeudadas hasta
las cejases un "mal negocio". Pero los bonus de Wall Street se basan
en cuántas transacciones puede aportar un ejecutivo al banco. Más transacciones
significan más y mayores bonus. Y los préstamos, incluso los que son claramente
malos, significan muchos más.
En 2017, el "legendario" gestor de fondos de cobertura Jim
Chanos se refirió a las compañías petroleras de fracking como "criaturas
de los mercados de capitales", lo que significa que sin el dinero de
Wall Street, no existirían. También se sabe que Chanos está reduciendo sus
existencias de acciones del gigante del petróleo de lutitas Continental
Resources, que está tan fuertemente apalancado que ya ni siquiera gana lo
suficiente para pagar los intereses de sus préstamos.
Harold Hamm, CEO de Continental Resources |
Ese es el punto sin retorno. En 2017, Continental
gastó 294,5 millones de dólares en intereses, que es aproximadamente el 155%
por ciento de su generación de ingresos netos ese año. Cuando ni siquiera puedes
pagar los intereses de tus tarjetas de crédito, estás arruinado. Sin embargo,
en 2017, el capital de los inversores aún fluía hacia Continental Resources y
otras empresas al borde de la quiebra que acumulaban deudas por valor de mil
millones.
En 2017, las
firmas estadounidenses [de exploración y producción] obtuvieron más de las
ventas de bonos que en cualquier año desde el colapso de los precios de
2014, con ofertas de cerca de 60.000 millones, casi un 30% más que en 2016,
según Dealogic. Los grandes capitalizadores energéticos fueron Whiting Petroleum,
Continental Resources, Southwestern, Noble, Concho y Endeavor Energy Resources,
que recaudaron cada uno mil millones de dólares o más en la segunda mitad de
2017.
¿Cuán grande es el problema del negocio de prestar dinero a una
industria que consume miles de millones y se está endeudando? Tan grande que el
consejero delegado de la compañía de fracking
Anadarko Petroleum culpa a Wall Street y le pide a los bancos que dejen de
prestar dinero a la industria del petróleo de lutitas. Sí, está leyendo bien. En
2017, el consejero delegado de Anadarko, Al Walker, dijo en una conferencia
de inversores que los gestores de Wall Street eran el problema: «El
mayor problema que enfrenta nuestra industria hoy son ustedes. Ustedes pueden
ayudarnos a ayudarnos a nosotros mismos». En
declaraciones a The Wall Street
Journal, Walker sostiene que «Wall Street se ha convertido en un facilitador
que empuja a las empresas a aumentar la producción a cualquier coste, mientras
castiga a las que intentan vivir por sus propios medios». Luego, solicitó que Wall
Street dejará de prestar a las compañías en pérdidas. Ni caso.
Hacer crecer la a producción a cualquier precio es la historia de la
"revolución" de las lutitas petrolíferas. Los costes financieros
pagados hasta ahora ha sido de más de 280.000 mil millones de dólares que la
industria ha dilapidado: dinero que esas compañías han recibido de Wall Street
y, a pesar de peticiones como la de Al Walker, continúan recibiendo.
The Economist resumió
la situación en 2017: «[La industria de fracking]
ha gastado dinero en efectivo como si el precio del petróleo estuviera como en
2014, a 100 dólares el barril, y no a unos 50 dólares, como lo estaba durante
los últimos tres meses. En total, las 60 empresas más grandes han gastado de
media 9.000 millones por trimestre durante los últimos cinco años».
Aunque ahora se anuncie a bombo y platillo que la reciente elevación de
los precios del petróleo será la salvación de la industria del fracking, recuerde lo que escribía The Economist y lo que yo he escrito en
artículos anteriores (1,2,
3,
4):
la industria de la fractura hidráulica perdía dinero incluso cuando el barril
estaba a 100 dólares.
Todavía Wall Street sigue dando dinero a esa industria y la industria lo
sigue perdiendo a medida que aumenta la producción. Esa estrategia hace que los
consejeros delegados de las empresas y sus prestamistas financieros se hagan cada
vez más ricos, por lo que es probable que la tendencia continúe. Y también
continuarán las
declaraciones mendaces como las de Harold Hamm, consejero delegado de Continental
Resources, que sigue repitiendo el mito de que su industria está haciendo
dinero, tal y como lo hacía a finales de 2017: «Tengo que decir que la idea de
que no hemos tenido una gran expansión y creación de riqueza en la industria gracias
a la perforación horizontal y a toda la tecnología que ha surgido en los
últimos diez años, es totalmente ridícula».
Nadie discutirá que Hamm y sus socios de Wall Street no son
extremadamente ricos. Y lo son a pesar de que la compañía de Hamm y el resto de
la industria del fracking pierden
sumas colosales de dinero. El mismo año en que Hamm hizo esa declaración, su
compañía ni siquiera pudo cubrir sus gastos en intereses. Para explicarlo de
otra forma, Continental Resources ni siquiera podía hacer frente al pago mínimo
de su tarjeta de crédito.
En definitiva, que hay que fijarse en lo que hace la industria, no en
lo que dice. El incremento de los precios del petróleo está generando más cuentos
chinos que repiten que 2018 será el año en el cual la industria del fracking obtenga por fin beneficios.
Harold Hamm se refiere a 2018 como el "año decisivo" de Continental
Resources. Es interesante escuchar cómo la posibilidad de no perder dinero
durante un año se considera un "año decisivo" en la industria del fracking.
Como informó
DeSmog, la industria ha recibido un gran impulso gracias a la nueva
normativa fiscal lanzada por Donald Trump, que ayudará a las finanzas a corto
plazo de las compañías. Gracias a la nueva regulación que favorece
escandalosamente a las empresas, Continental Resources consiguió una
desgravación fiscal de 700 millones.
Informes recientes de la prensa financiera detallan cómo la nueva
estrategia de la industria del fracking
será centrarse solo en la rentable producción de petróleo para dejar de
producir más barriles a pérdida. The Wall
Street Journal lo puso en
un titular: «Wall Street le dice a los Frackers que dejen de contar
barriles y comiencen a generar beneficios».
En ese mismo artículo, el CEO de Continental Hamm aseguraba estar de
acuerdo con ese nuevo enfoque, cuando decía: «Realmente estás predicando a
un convencido». Pero, ¿Continental ha adoptado realmente este nuevo
enfoque de moderación y responsabilidad fiscal? Pues no.
Continental parece haber hecho lo contrario, aumentando la producción a
niveles récord junto con el resto de la industria del fracking. Continental informó recientemente que planea perforar 350 pozos nuevos a un
coste estimado de 11,7 millones por pozo, lo que suma más de 4.000 millones en
costes totales en esos pozos. La compañía tiene actualmente más de 6.000 millones
en deudas y menos de 100 millones en efectivo.
¿Cómo financiará Continental esos nuevos pozos? Hamm ha prometido que,
de ahora en adelante, no
generaría más deuda nueva. Quizás Continental se financie vendiendo activos
porque sin más deuda, no tiene dinero para financiar esos nuevos pozos. Sin
embargo, si el pasado sirve como antecedente, Wall Street estará dispuesto a
prestar a Continental todo el dinero que quiera.
¿Por qué Hamm diría una cosa y haría otra? Bueno, personalmente él ha
acumulado miles de millones de dólares, mientras que su compañía ha quemado otros
tantos miles de millones. A pesar de llevar a Continental a otro año de
pérdidas en 2017, Hamm
ganó un 37% más que el año anterior. ©Manuel Peinado Lorca.
@mpeinadolorca.